El atentado de este viernes en la sala de conciertos Crocus City Hall de Moscú no ha pillado de sorpresa a todo el mundo. A principios de mes, las embajadas y servicios diplomáticos de al menos cinco países occidentales ordenaron a sus ciudadanos ser precavidos y evitar aglomeraciones ante la amenaza de un atentado terrorista.
En la página web de la representación de Estados Unidos en Moscú, se emitió una alerta el 7 de marzo que leía: "La Embajada está siguiendo de cerca los informes que indican que los extremistas tienen planes inminentes de atentar contra grandes concentraciones en Moscú, incluidos conciertos, por lo que se recomienda a los ciudadanos estadounidenses que eviten las grandes concentraciones en las próximas 48 horas".
Un día más tarde, el 8 de marzo, el Ministerio de Exteriores letón instó a sus ciudadanos a abandonar Rusia lo antes posible, después de que la embajada estadounidense en Moscú emitiera una advertencia sobre posibles atentados terroristas en las próximas 48 horas. Estonia pidió a sus ciudadanos el mismo día que "estén más atentos de lo habitual" y eviten las reuniones públicas "debido a la amenaza terrorista".
Alemania fue un paso más allá. Además de instar a sus ciudadanos a no viajar a Rusia en un futuro próximo, la página web del Bundesregierung declaró que el Gobierno alemán cerraría su embajada en Moscú y el consulado general en San Petersburgo a partir del 8 de marzo.
La advertencia de la embajada de EEUU, la primera extranjera en emitir la alerta, llegó horas después de que el FSB, principal sucesor del KGB de la era soviética, dijera que había frustrado un atentado contra una sinagoga en Moscú perpetrado por una célula del grupo militante musulmán suní Estado Islámico.
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El martes, Putin calificó de "francamente provocadoras" que el anuncio de varias embajadas occidentales en Rusia sobre una alerta de amenaza terrorista. "Todo esto se asemeja a un chantaje descarado y a la intención de intimidar y desestabilizar a nuestra sociedad", dijo en una reunión del FSB según la agencia turca Anadolu.
En ese mismo encuentro, afirmó que Occidente "utilizó en su día activamente en su beneficio diversos tipos de grupos radicales y terroristas transfronterizos, incluso fomentando su agresión contra Rusia". Y sentenció: "No es de extrañar que Kiev, dirigida por Occidente, utilice métodos terroristas para cometer atentados contra civiles, intentos de asesinato de funcionarios y personalidades públicas, intentos de reclutar a autores de sabotajes y atentados terroristas contra instalaciones de infraestructuras críticas en Rusia y en lugares de residencia masiva de personas".
Por el momento, Kiev se ha desvinculado de la masacre. Ha negado su implicación a través del consejero del presidente del país, Volodímir Zelenski, Mijailo Podoliak, cualquier implicación. "Por supuesto que Ucrania no tiene nada que ver con el tiroteo o las explosiones”, ha escrito Podoliak en sus redes sociales.
Por su parte, el portavoz de la inteligencia ucraniana, Andri Yusov, ha declarado al medio ucraniano que "los acontecimientos de Moscú" son una "provocación consciente" de los servicios especiales rusos.