Centenares de berlineses celebraron al filo de la medianoche la entrada en vigor este lunes de la ley que legaliza parcialmente el uso recreativo de cannabis en Alemania, así como su plantación a pequeña escala. Una norma que convierte al país en el tercero y el más grande de la UE, tras Malta y Luxemburgo, en despenalizar el consumo de marihuana.
A partir de este lunes, los consumidores alemanes mayores de 18 años podrán cultivar en su vivienda hasta tres plantas como máximo para uso particular o poseer 50 gramos de flores secas en su espacio privado.
Además, en la calle podrán consumir hasta 25 gramos sin temor a ser multados, pero no podrán venderla, ya que su distribución y venta continuarán perseguidas y penalizado.
Pese a que se permite el consumo en el espacio público, estará prohibido fumar en parques infantiles, escuelas, instalaciones deportivas, incluidos estadios de fútbol, e instalaciones para niños y jóvenes, y a la vista de ellos. Tampoco se podrá consumir cannabis entre las 07.00 y las 20.00 en las zonas peatonales.
En verano, a partir del 1 de julio, será legal la creación de clubes con hasta 500 miembros que podrán cultivar el cannabis de forma colectiva y no comercial e intercambiarlo entre ellos para su consumo privado.
También seguirá prohibido conducir un vehículo a motor bajo los efectos de esta droga. A diferencia de con el alcohol, no hay un límite legal para el cannabis al volante. Por ello, ante este vacío legal una comisión de expertos propuso una concentración máxima de 3,5 nanogramos por mililitro de suero sanguíneo para el principio activo THC.
Todo aquel que supere los gramos para uso personal permitidos se enfrenta a sanciones de hasta 30.000 euros o en el peor de los casos penas de prisión.
Críticas de la oposición y los médicos
Unos 1.500 berlineses se concentraron en torno a la medianoche delante de la Puerta de Brandeburgo junto con una maqueta de un metro de altura de una hoja de cáñamo y carteles en los que se podían leer lemas como "precaución, fumetas" o "no queremos ser delincuentes".
Pese a ello la norma también ha suscitado críticas por parte de la oposición y los profesionales sanitarios. La conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU), el principal partido de la oposición, ya ha prometido que si llega al Gobierno tumbará la ley.
La legalización parcial del cannabis no ha sido un camino fácil para el Gobierno tripartito. La norma salió adelante el pasado 23 de febrero en la Cámara Baja con el voto a favor de la coalición de Gobierno de socialdemócratas, verdes y liberales, así como de la izquierda.
Sin embargo, la Cámara Alta estuvo a punto de tumbarla, ya que varios de los gobiernos de los 16 estados federados habían mostrado su oposición. Solo un compromiso a última hora del ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, desbloqueó su tramitación al introducir controles en los clubes de cannabis y la promesa de apoyo federal para las medidas de prevención.
La idea inicial del Gobierno era permitir la venta de cannabis en tiendas con una licencia estatal, pero descartó la idea tras las preocupaciones expresadas por la Comisión Europea (CE).
El comisario del Gobierno para Drogas y Toxicomanías, Burkhard Blienert, ya ha pedido que ahora también se decida sobre los proyectos piloto para el comercio de cannabis. "Es la única forma de garantizar que los consumidores ocasionales tampoco tengan que acudir a camellos", ha señalado.
La norma también ha suscitado el rechazo de profesionales sanitarios. La Asociación Médica Alemana considera que 50 gramos al mes "corresponde a un consumo de alto riesgo y conduce a trastornos relacionados con el cannabis".
El Ministerio de Sanidad, por su parte, defiende que el cannabis legal también debe estar disponible en mayores cantidades si se quiere socavar al mercado negro ilegal.
En este sentido, el ministro de Justicia, Marco Buschmann, defiende además que la legalización aliviará a medio plazo la presión sobre la Justicia y la policía. Actualmente hay abiertos más de 100.000 procesos penales contra consumidores de cannabis.