Turquía dio la bienvenida al mes de abril con un panorama político nuevo. Las elecciones municipales del domingo infligieron la peor derrota electoral al presidente Recep Tayyip Erdogan en más de dos décadas y le mandó un aviso para las próximas elecciones presidenciales de 2028. El principal partido de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), se hizo con el control de las mayores ciudades del país.

En Estambul, la ciudad más importante que estaba en juego en las elecciones, el alcalde Ekrem Imamoglu (del CHP) consiguió un nuevo mandato, consiguiendo más de 10 puntos más de votos que su rival Murat Kurum, del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan. Mansur Yavas, alcalde de la capital, Ankara, también retuvo su puesto con una sorprendente diferente de 29 puntos sobre su rival. 

En conjunto, el CHP se aseguró la victoria en 36 de las 81 provincias de Turquía, según la agencia turca Anadolu, registrando notables avances en muchos bastiones del partido de Erdogan. Nacionalmente, el partido de la oposición obtuvo el respaldo del 37% de los votantes, superando al 36% del partido del presidente, marcando así su triunfo electoral más significativo desde la llegada de Erdogan al poder hace dos décadas. 

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Otro factor que contribuyó al retroceso electoral del AKP fue el creciente apoyo popular al islamista Nuevo Partido del Bienestar. El partido, que recientemente se salió de la coalición de gobierno de Erdogan, obtuvo el 6% de los votos totales y ganó en dos de las 81 provincias de Turquía. Esto sugiere, según los expertos, que el partido gobernante ya no puede dar por sentado a los votantes islamistas de línea dura. 

Con esta victoria, la oposición se reafirmó como fuerza política e Imamoglu se postuló como principal rival del presidente. “El principal partido de la oposición turca logró derrotar a la alianza gobernante, lo que supone la mayor derrota electoral de la carrera de Erdogan. A pesar de la desigualdad de condiciones, los candidatos del gobierno han perdido incluso en los bastiones conservadores. Se trata de los mejores resultados del CHP desde las elecciones de 1977”, señaló Berk Esen, profesor de la Universidad Sabancı, en un tuit. 

Un castigo inesperado 

El AKP había depositado grandes expectativas en estas elecciones locales después de que Erdogan ganara decisivamente la reelección en las presidenciales de mayo del año pasado. En concreto, el presidente dedicó personalmente tiempo y recursos significativos a la campaña por la alcaldía de Estambul, con la esperanza de recuperar el control de la mayor ciudad y centro económico de Turquía. 

La votación fue vista, por tanto, como un barómetro de la popularidad de Erdogan, en su esfuerzo por reconquistar áreas urbanas estratégicas que habían caído en manos de la oposición en las elecciones de hace cinco años. La victoria del CHP en Ankara y Estambul en 2019 había debilitado la imagen de invencibilidad de Erdogan. 

Erdogan reconoció el revés electoral en un discurso pronunciado desde el balcón del palacio presidencial a medianoche y calificó la derrota como un "punto de inflexión" para su partido. "Desgraciadamente, nueve meses después de nuestra victoria en las elecciones del 28 de mayo, no hemos podido obtener el resultado que queríamos en la prueba de las elecciones locales. Corregiremos nuestros errores y subsanaremos nuestras deficiencias", indicó Erdogan en su discurso.

La marcada mejoría con respecto al decepcionante resultado del CHP en las elecciones parlamentarias del año anterior se atribuye principalmente a la situación económica. A pesar de las promesas formuladas por Erdogan el verano pasado, la economía sigue mostrando un deterioro significativo. Según los analistas, las tensiones económicas, que incluyeron una inflación cercana al 70% y una desaceleración del crecimiento inducida por un riguroso régimen de políticas monetarias restrictivas, llevaron a los votantes a castigar al AKP en estas elecciones.

“El hecho de que muchos votantes no acudieran a las urnas debido a las malas perspectivas económicas y de que los votos de la derecha estuvieran dispersos entre distintos partidos desempeñó un papel importante en la dura derrota del AKP. Lo mismo ocurrió en las elecciones de 1957, 1969 y 1989. Si el CHP aprovecha esta oportunidad, se producirá una importante ruptura política”, afirmó Esen. 

Imamoglu, ¿capaz de derrotar a Erdogan?

En 2019, Imamoglu asestó a Erdogan un duro golpe electoral al ganar por primera vez la alcaldía de Estambul, poniendo fin a 25 años de gobierno del AKP y sus predecesores islamistas en la ciudad. Desde entonces, Imamoglu se ha convertido en uno de los políticos más populares de Turquía. Debido a esta amenaza, Imamoglu ha sido repetidamente objeto de problemas legales que la mayoría de los observadores externos consideran políticamente motivados.

Ahora, tras una segunda victoria, el regidor de la urbe de 16 millones de personas es visto por muchos como el principal contrincante del presidente turco en las próximas elecciones presidenciales. "El pueblo turco exigía un cambio e Imamoglu es ahora la némesis por defecto del presidente Erdogan", afirmó a Reuters Hakan Akbas, asesor principal del Albright Stonebridge Group.

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Durante la campaña electoral, Erdogan indicó que ésta sería la última, ya que, por ley, su actual mandato presidencial sería el último. Sin embargo, muchos críticos especulaban que una victoria en las elecciones municipales lo habría motivado a intentar revisar la Constitución para poder presentarse nuevamente. Tras una derrota tan contundente, esta posibilidad parece más improbable.

En todo caso, las posibilidades de Imamoglu de seguir la misma trayectoria de Erdogan, que saltó a la política nacional después de triunfar en Estambul, han mejorado enormemente después de estos comicios. El alcalde de la urbe, de 52 años, ya es el político más conocido de la oposición y tiene el camino despejado para presentarse a las elecciones presidenciales de 2028. 

"Imamoglu demostró que podía llegar más allá de las profundas divisiones sociopolíticas que definen al electorado opositor de Turquía, incluso sin su apoyo institucional. Esto le convierte en el rival políticamente más competitivo del régimen de Erdogan", señaló Mert Arslanalp, profesor adjunto de Ciencias Políticas en la Universidad Bogazici de Estambul a Reuters