Macron (y Wilders), una china en el zapato del eje Madrid-La Haya para gobernar la próxima UE
Los intereses comunes, el Brexit y las relaciones de amistad personal forjan una alianza entre España y Países Bajos amenazada por la hegemonía francesa en Europa y la victoria del ultraderechista en país de loas tulipanes.
13 abril, 2024 02:39Tienen ustedes un problema con el vecino del norte". La poco diplomática afirmación del ministro para el Clima de Países Bajos, Rob Jetten, llega acompañada de una sonrisa. Pero es cierto que desde que en enero de 2023 Pedro Sánchez y Emmanuel Macron firmaron el acuerdo para el gasoducto H2Med no ha habido avances.
"En realidad, ese problema lo tenemos todos. Porque el potencial de España es imprescindible para Europa". Así se entiende mejor el comentario, y se diluye un poco la posible imprudencia diplomática… Holanda tiene intereses cruzados con España en esta nueva tecnología que pretende hacer de la Unión Europea una región (prácticamente) autosuficiente en lo energético, además de pionera en el sector.
Jetten recibe a un grupo de periodistas españoles en la sede de su Ministerio, en La Haya, a pocos días de que los Reyes de España lleguen en visita de Estado a Países Bajos. Felipe VI y Doña Letizia aterrizarán el próximo 17 de abril en este pequeño país, del tamaño de Extremadura, pero inmensamente rico en comparación con España.
En los últimos años, después del Brexit, y a pesar de todas las diferencias, Mark Rutte ha forjado "una buena amistad" con el presidente español.
Lo explica una fuente diplomática del país de los tulipanes. El neerlandés es liberal, pero de los que económicamente son "muy conservadores". Y el español es socialdemócrata, pero de los que en Europa son vistos como "manirrotos". Pero ambos vieron la ocasión de "buscar sinergias" para ejercer un poder alternativo al eje París-Berlín.
Eso sí, mientras los Pirineos sigan siendo una barrera tan política como geográfica, el objetivo queda lejos. Porque si Francia mantiene su veto soterrado a las interconexiones -"y no sólo las del gas, también las eléctricas", recuerda Jetten-, hay para ello dos motivos y dos objetivos.
Los motivos son defender a sus empresas energéticas, cuyo sector nuclear está envejecido y trata de renovarse a marchas forzadas, por un lado. Y darse tiempo para alcanzar desarrollos innovadores que le permitan competir con quienes van más adelantados, por otro.
Los objetivos son políticos: mantener la hegemonía como centro del continente, frente a competidores ambiciosos de una Europa en plena crisis; y evitar esa alternativa al eje francoalemán que han ido forjando en estos años Sánchez y Rutte.
"Somos un país pequeño y del norte, España es grande y está al sur; nosotros estamos entre los llamados frugales, y vosotros tenéis fama de reyes del gasto; pero entre tantas diferencias, si se buscan intereses comunes, la capacidad de armar mayorías alternativas es enorme", culmina la citada fuente holandesa.
El valle del Hidrógeno
Y uno de esos campos de colaboración es el mercado energético del hidrógeno verde. En el norte del país, cerca de Groningen, se levanta un enorme complejo que hoy se llama El valle del Hidrógeno.
Es un puerto abierto al Mar del Norte, que hace 60 años era petrolero, y después se reconvirtió en hub para el gas natural. Desde ahí se abastece la energía de un tercio del país y se exporta a gran parte de Europa.
Pero desde que hay una guerra en el continente (febrero de 2022), en sólo seis meses, se amplió para albergar una planta de recepción y proceso de gas licuado (GNL). Ahora, ya se están construyendo electrolizadores, tierra y mar están poblados de aerogeneradores y se desarrolla a gran velocidad el foco de distribución de hidrógeno verde para todo el norte de Europa.
"Queremos colaborar con España, para que lo haga desde el sur", añade el ministro Jetten. "Y hay empresas nuestras invirtiendo en su país, del mismo modo que las hay españolas con intereses aquí".
Pero, ¿toda esta apuesta verde se mantendrá ahora que Geert Wilders, líder del Partido por la Libertad (PVV) de extrema derecha, ha ganado las elecciones?
"Wilders ya se ha retirado, porque nadie lo quiere de primer ministro, y él lo ha entendido", explica Ron Fresen, periodista político que fue estrella de la televisión pública NOS durante décadas. "Ahora, estamos en un territorio desconocido y no hay un plazo legal para que se forme Gobierno o vayamos a elecciones repetidas".
La holgada victoria de la ultraderecha en Países Bajos, el pasado noviembre, fue una sorpresa. De los 150 escaños del Parlamento, Wilders se hizo con 37; los socialdemócratas de Frans Timmermans alcanzaron 25; los liberales (liderados por Dilan Yeşilgöz-Zegerius, heredera de Rutte) se quedaron en 24; los democristianos del NSC se llevaron 20; el D66 socioliberal se quedó en nueve...
"Aquí se ha gobernado en coaliciones de toda la vida", añade Fresen. "Y siempre ha ocurrido que la lideraba el partido más votado, es la democracia, lo que ha querido la gente". Pero ahora la victoria se la ha llevado un partido que ha polarizado a la sociedad con discursos xenófobos y supremacistas, que ha perseguido periodistas por las calles, que pone en duda el sistema y hasta la misma Unión Europea.
¿No era éste un país moderno? ¿No se suponía que las sociedades avanzadas, acostumbradas al pacto, están vacunadas contra la polarización? El famoso presentador de telediarios se encoge de hombros. "Veremos qué pasa".
Y en ese veremos se incluye el programa del antiguo Museo Colonial, hoy resignificado como Wereld Museum (Museo del Mundo) y con un programa de devolución de sus objetos expoliados a los países de origen. O la apuesta por la transición energética que lidera el propio Jetten. "No sé si quien forme gobierno mantendrá los presupuestos, porque el PVV no cree en la lucha contra el cambio climático, ni el Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB, siete diputados) apoya estas políticas".
Intereses comunes
Holanda y España, Sánchez y Rutte, tienen enormes intereses en común. Ese eje alternativo para la UE se ancla, entre otros puntos compartidos, en la industria del hidrógeno verde.
También en dos amistades personales: una, la de Rob Jetten con Teresa Ribera, vicepresidenta tercera española y a la que todos los rumores colocan como futura comisaria del Clima en Bruselas, tras las elecciones del 9-J. Y otra, la de Sánchez con Rutte: se entienden bien, los dos han aspirado a la Secretaria general de la OTAN (será para el neerlandés) y sus dos delegaciones pactan muchas posiciones comunes antes de los Consejos Europeos.
Son famosos los vídeos del todavía primer ministro en funciones acudiendo en bici a la sede de Gobierno. Pero también otro, siendo interpelado por varios ciudadanos durante la negociación de los Fondos Next Generation para exigirle que no diera "ni un euro" a los manirrotos españoles. "¡No, no; me acordaré!", contestó él con una sonrisa.
Sin embargo, los dos países alcanzaron un pacto hace ahora dos años para ir de la mano en la negociación de las nuevas reglas fiscales, tras la etapa de gasto libre en la UE. Nadia Calviño y Sigrid Kaag, ministra de Finanzas holandesa, presentaron en el Ecofin una solución white paper conjunto que acabó siendo la base de negociación para los Veintisiete.
Holanda ha sufrido una sequía el pasado verano que, lejos de parecerse a la española, ha provocado efectos similares, por no ser un país acostumbrado y no estar preparado para ello. Tuvo que importar gas procedente de las plantas de GNL de España en los primeros meses tras el inicio de la guerra de Ucrania. Y hoy en día, a pesar de sus pocas horas de sol, es líder mundial en el desarrollo de la energía fotovoltaica.
Todo ese savoir faire es compartido entre los dos gobiernos. "No podemos cometer el error de no ser autónomos en la UE. España puede hacer mucho en solar y eólica, en la que sois líderes", concluye Jetten. "Y vuestro país ejerce el liderazgo político en este campo, como hizo encabezando la delegación de la UE en la última COP 28 de Dubai".
Tras la salida de Reino Unido, y con Italia apartada del corazón europeo, al menos de momento y mientras Giorgia Meloni busca ser perdonada por haber llegado al Gobierno con un discurso neofascista, se abrió la oportunidad para Madrid y La Haya. Desde entonces Macron, y ahora Wilders fue y serán una china en ese zapato.
Porque salvo el francoalemán, los ejes de poder alternativos en la UE suelen ser efímeros. Pero la alianza entre Madrid y La Haya podía encajar para una futura Unión ampliada, dado que son dos países europeístas y contrapuestos, con gobiernos rivales ideológicamente pero hábiles negociadores, que supieron hallar puntos en común para cimentarla...