A su llegada a la reunión en Bruselas, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, todavía veía posible cerrar un acuerdo sobre Gibraltar con David Cameron este mismo jueves. Pero tras seis horas de "intensas" negociaciones en las que "se ha aprovechado cada minuto", no ha habido fumata blanca. Eso sí, todas las partes se han comprometido a seguir trabajando y aseguran que el pacto está "más cerca".
En el encuentro a cuatro bandas han participado además el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo; y el vicepresidente de la Comisión responsable de las relaciones con Reino Unido, el eslovaco Maros Sefcovic, que negocia en nombre de la Unión Europea.
"La negociación de hoy se ha desarrollado en una atmósfera constructiva, con importantes avances y nuevas áreas de acuerdo. Todas las partes se reafirman en que el acuerdo está más cerca y en que trabajarán conjuntamente y de manera rápida en los aspectos más relevantes", asegura el comunicado conjunto firmado por los cuatro participantes.
Los negociadores han reafirmado su compromiso de concluir un Tratado entre la UE y Reino Unido sobre Gibraltar que sirva para "aportar confianza, seguridad jurídica y estabilidad" a los habitantes de la región. En el encuentro de este jueves se han logrado avances en materia de comercio, economía, movilidad, medio ambiente y bienestar social, "al tiempo que se salvaguardan las posiciones jurídicas de cada una de las partes", reza el comunicado.
Finalmente, los cuatro políticos han acordado "permanecer en contacto estrecho y constante", pero no han fijado ninguna fecha para un próximo encuentro. El vicepresidente Sefcovic no ha querido aclarar cuáles son los escollos que quedan por resolver, pero sí ha insistido en que espera una solución definitiva "lo antes posible". Lo importante no son los plazos sino que el resultado sea "bueno", ha alegado.
Por su parte, Albares ha relatado que las partes se han comprometido a no dar detalles sobre la negociación hasta que no se cierren todos los puntos con el fin de "proteger lo ya acordado y seguir avanzando en aquellos aspectos que todavía necesitan más desarrollo técnico".
Se trata de la segunda reunión que se celebra con este formato a cuatro al máximo nivel político, que resulta incómodo para España por situar al ministro principal de Gibraltar como interlocutor al mismo nivel que el resto. El primer encuentro de este tipo se produjo el pasado 12 de abril, pero no se publicó ninguna foto ni vídeo de todos los participantes sentados en la misma mesa. También esta vez, las únicas imágenes que hay de los cuatro son de pie.
El objetivo del acuerdo entre la UE y Reino Unido sobre Gibraltar es desmantelar definitivamente la Verja con el propósito de facilitar el tránsito de los más de 10.000 trabajadores españoles que cruzan cada día la frontera y crear un "área de prosperidad compartida" con el Campo de Gibraltar.
Los controles se trasladarán al puerto y el aeropuerto del Peñón y los ejercerá la guardia europea de fronteras (Frontex), aunque Gibraltar no entrará formalmente en el espacio Schengen. Las soluciones concretas para llevar a la práctica estos cambios han sido el principal problema desde el inicio de la negociación. El Tratado también debe cubrir la gestión del aeropuerto y el tránsito de mercancías.
Para hacer posible el acuerdo, Madrid y Londres han pactado dejar de lado la disputa sobre la soberanía de Gibraltar. España y Reino Unido ya alcanzaron en Nochevieja de 2020 un acuerdo sobre el estatus del Peñón pero trasladarlo a la legislación de la UE -que al principio parecía una mera formalidad- ha sido un proceso mucho más largo, complejo y polémico de lo previsto.
De hecho, cuatro años después de que se materializara la salida de Reino Unido de la Unión Europea, el estatus de Gibraltar es el único fleco del Brexit que todavía no se ha resuelto. Hasta ahora ha habido 18 rondas de diálogo a nivel técnico, sin que se conozca ningún resultado concreto. De hecho, la negociación sobre Gibraltar es una de las más opacas que se recuerda en Bruselas.
En la anterior reunión política del 12 de abril, Reino Unido y la UE acordaron las "líneas políticas generales" del estatus futuro de Gibraltar, que cubren los tres puntos más sensibles: aeropuerto, mercancías y controles fronterizos.
El anuncio de que el acuerdo sobre el Peñón está cerca ha desatado en las últimas semanas la cólera entre los sectores más euroescépticos del partido conservador británico, que sostiene al Gobierno de Rishi Sunak. Una polémica que podría complicar el cierre del trato.
El presidente del Comité para el Escrutinio de Europa de la Cámara de los Comunes, el brexitero Bill Cash, ha escrito una carta a Cameron y a Sunak en la que sostiene que el borrador de pacto que está sobre la mesa supondría "una grave disminución de la soberanía del Reino Unido".
A los conservadores más euroescépticos les preocupa en particular que los guardias de Frontex puedan denegar a nacionales británicos y gibraltareños la entrada en Gibraltar, que definen como "un territorio de ultramar de Reino Unido". O que ocurra lo mismo con el personal militar de Reino Unido y sus aliados de la OTAN que entre en Gibraltar para desplegarse en instalaciones militares británicas.
Los brexiteros tampoco quieren que la UE registre y almacene los datos biométricos de nacionales británicos/gibraltareños en el marco del nuevo sistema de Entradas y Salidas del espacio Schengen, que empezará a funcionar a finales de año. O que el tiempo que los británicos pasen en Gibraltar cuente para los 90 días permitidos en la UE para los ciudadanos extracomunitarios sin visado.
La carta de Bill Cash también protesta por la posible supervisión del TJUE en Gibraltar y por la alineación dinámica con las leyes de la UE, en particular las del espacio Schengen, por ejemplo las que facilitan las persecuciones en caliente de delincuentes. "Pocas cosas habría más ilustrativas de una soberanía disminuida que agentes de la Guardia Civil entrando en Gibraltar cuando les plazca", se queja.