Apenas 20 días es lo que ha tardado el Papa en volver a meter la pata. Pese a pedir perdón por una declaración homófoba, el Pontífice ha vuelto a usar el mismo término despectivo para el colectivo LGTBI, "mariconería", en otra reunión a puerta cerrada para mostrar su rechazo al sacerdocio para los homosexuales.
Si en el encuentro del pasado 20 de mayo afirmó que "ya hay demasiado mariconeo en algunos seminarios", este martes el papa Francisco en otra reunión, esta vez con unos 200 sacerdotes, ha señalado que "en el Vaticano se respira un ambiente de mariconería".
Todo ello, a pesar de que tras el aluvión de críticas recibidas por usar la palabra despectiva italiana "frociaggine" -que se traduce en español como "maricón"-, el Vaticano pidiera el pasado 28 de mayo disculpas. "Nunca tuvo la intención de ofender o expresarse en términos homófobos, y pide disculpas a quienes se sintieron ofendidos", aseguró la oficina de la Santa Sede en un comunicado.
Sin embargo, según diarios italianos como el periódico Il Corriere della Sera o Repubblica, el papa Francisco volvió a usar la misma expresión en el encuentro de este martes. En él, instó a la Iglesia a acoger a los homosexuales, pero pidió "prudencia" sobre su eventual ingreso en los seminarios.
Concretamente, el Pontífice defendió que "aunque los gays son buenos chicos, con esta tendencia mejor que el seminario no".
No es el único jardín en el que se ha metido el Papa en los últimos días. El pasado 31 de mayo, tan solo tres días después de pedir disculpas por su comentario homófobo, aseguró, en otra reunión a puerta cerrada, que los cotilleos "son cosa de mujeres" y que son los hombres los que deben hablar con transparencia porque "llevamos pantalones".