El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha anunciado la suspensión de la polémica reforma electoral en Nueva Caledonia que concede el voto a los ciudadanos franceses y que provocó graves disturbios y, al menos, ocho muertos.
"El proyecto constitucional sobre el electorado en Nueva Caledonia ha sido suspendido", ha anunciado Macron este miércoles en una rueda de prensa tres días después de convocar de forma anticipada elecciones legislativas, que se celebrarán a dos vueltas el 30 de junio y el 7 de julio.
El conflicto estalló el pasado 13 de mayo tras el debate en la Asamblea Nacional de Francia sobre una reforma electoral que concede el voto a los ciudadanos franceses. El texto, aprobado finalmente y que Macron quería ratificar este mes de junio, propone el derecho a voto para ciudadanos franceses que lleven al menos 10 años residiendo en el territorio.
Esa reforma ha sido rechazada por los independentistas, que controlan cuatro de las cinco instancias del Gobierno territorial autónomo, ya que consideran que diluirá el peso de los nativos y aumentará el de las personas procedentes del exterior, en particular de la Francia metropolitana.
La mayor parte de los independentistas, que son de origen aborigen conocidos como canacos, y en especial la alianza independentista del Frente de Liberación Nacional Canaco y Socialista (FLNKS), han denunciado la propuesta como un varapalo a sus aspiraciones en un momento especialmente crítico de las relaciones con Francia, después de que la alianza boicoteara el último referéndum de independencia de 2021, que se saldó con victoria de los unionistas.
Los independentistas llevan casi un mes movilizados para exigir la retirada definitiva de la reforma constitucional que aumenta el cuerpo electoral y que considera que les perjudica porque incluye a los que no aborígenes. La isla celebró tres referendos (2018, 2020 y 2021), todos ellos contrarios a la independencia, en cumplimiento con los acuerdos de Numea.
Ocho muertos
Las revueltas de este territorio de ultramar francés en el Pacífico sur a 17.000 kilómetros de París han provocado ocho muertos y obligaron a Macron a viajar al archipiélago a finales de mayo para intentar calmar los ánimos con la apertura de una mesa de diálogo siempre y cuando acabasen los disturbios en el territorio, que han provocado también decenas de heridos y daños en edificios públicos y privados por valor de varios cientos de millones de euros.
El Gobierno llegó a declarar el estado de emergencia en Nueva Caledonia, envió un millar de policías y gendarmes para reforzar a los 1.700 ya presentes en el territorio y puso al aeropuerto internacional y los puertos bajo protección militar.
Este territorio, formado por tres archipiélagos muy separados, se caracteriza también por fuertes desigualdades sociales y afronta un bajón económico por la caída de la cotización internacional del níquel, la principal fuente de ingresos.
El turismo no está tan desarrollado como en el otro territorio francés del Pacífico, Polinesia.