El verano griego es anhelado año tras año por turistas de todo el mundo, pero, cada vez más, los idilios a orillas del Egeo se convierten en tragedias por culpa de la mayor amenaza de nuestro tiempo: el desastre climático. Esta semana, Grecia está sufriendo una ola de calor abrasador que alcanzó su punto álgido el jueves, cuando los termómetros de Atenas indicaban 43 grados. Estas temperaturas en junio, antes de que ni siquiera haya llegado el verano, las traen vientos del sur con aire caliente y polvo del norte de África.
El Servicio Meteorológico Nacional Helénico ha emitido una alerta naranja por calor, la segunda designación más grave. Sin embargo, las crisis que sufren los turistas en el país son merecedoras de mayores precauciones. En una semana, tres personas han desaparecido en diferentes puntos de la geografía helena. Uno de ellos, el famoso presentador británico Michael Mosley, fue encontrado muerto el domingo pasado en la isla de Symi.
Esta semana, la intensificación de la ola de calor llevó al país a tomar medidas drásticas el miércoles, cuando el Gobierno de Kiriakos Mitsotakis anunció el cierre del recinto turístico de la Acrópolis durante el mediodía, suspendió las clases y envió personal médico a toda Atenas para hacer frente a la primera ola de calor del verano. En los principales puntos turísticos, hay personal de la Cruz Roja con chalecos rojos distribuyendo botellas de agua fría a los turistas acalorados. Otra de las disposiciones del Gobierno ha sido cerrar escuelas primarias y guarderías en todo el país.
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La crisis ya ha causado estragos. Además de Mosley, que murió por desvanecimiento mientras caminaba bajo temperaturas abrasadoras en la isla egea de Symi, ahora otros dos turistas extranjeros protagonizan la misma historia: un estadounidense y un holandés han desaparecido por separado mientras practicaban senderismo en dos islas distintas. Albert Calibet, de EEUU, desapareció el martes en la isla de Amorgos mientras seguía una ruta hacia el pueblo de Katapola, según informó el municipio de Amorgos en sus redes sociales oficiales. Popi Despotidi, teniente de alcalde de turismo de la isla, declaró el jueves a la CNN que Calibet ha venido "a Amorgos casi todos los años" desde hace una década.
En la isla de Samos, un holandés de 74 años lleva desaparecido desde el domingo, con una amplia operación de búsqueda y rescate en marcha, según las autoridades. El hombre había ido de excursión a la zona de Marathokampou de la isla, dijo el Equipo Helénico de Rescate de Samos en un post en Facebook el miércoles. Los residentes locales están ayudando en la búsqueda.
Tras el aumento de temperaturas de este jueves, se han cerrado más sitios turísticos antiguos y se han habilitado refugios con aire acondicionado para las personas mayores. El alcalde de Atenas, Haris Doukas, ha intentado crear más sombra plantando 2.000 árboles en los barrios. En una ciudad sin apenas espacios verdes, los vecinos agradecen estos esfuerzos: la temperatura llega a ser 15 o 20 veces superior entre cemento que bajo la sombra de un árbol. Aunque Los científicos advierten de que las temperaturas estivales podrían aumentar una media de 2 grados de aquí a 2050. "Nuestro primer objetivo será reducir la temperatura media, la temperatura del aire", declaró a Reuters.
Hace siete junios, Atenas se convirtió en la primera capital de Europa en nombrar una concejalía para el Calor. Su responsable, Eleni Myrivili, desarrolló un plan de acción Climática integrado tanto para la mitigación como para la adaptación, siguiendo el ejemplo de otras megaciudades del mundo. Un año y medio después de su nombramiento en la capital griega, la ONU designó a Myrivili Directora Mundial del Calor.
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Pero estos esfuerzos aún no parecen haber dado resultados apreciables. El miércoles, mismo día que se emitía la alerta naranja, los bomberos que apagaron varios incendios forestales en varias partes del país. Esta es la nueva historia del verano griego: el país mediterráneo es uno de los más afectados por el calentamiento global de toda Europa. El año pasado, el aumento de las temperaturas provocó incendios forestales mortales y las lluvias erráticas causaron algunas de las peores inundaciones de las que se tiene constancia. El invierno pasado fue el más caluroso jamás registrado y las precipitaciones fueron escasas, lo que creó las condiciones para que se produjeran más incendios, según los científicos.