El nuevo 'Frente Popular' francés comienza a resquebrajarse antes siquiera de empezar a andar. La presentación de las listas para las legislativas anticipadas en Francia ha generado los primeros roces internos en La Francia Insumisa (LFI), uno de los integrantes de esta coalición de izquierdas que busca frenar el avance de la ultraderecha de Marine Le Pen tras sus resultados en los comicios europeos.
La publicación en la noche del viernes de las listas con los 230 candidatos que va a presentar LFI en dichos comicios, dentro del reparto acordado por los cuatro socios del Frente Popular, ha desatado críticas contra el líder del partido, Jean-Luc Mélenchon. La no inclusión de cinco diputados salientes conocidos por sus choques con Mélenchon, ha sido calificado por sus críticos como una verdadera purga.
Los afectados por esta exclusión ya han anunciado que aunque no hayan sido investidos oficialmente por el partido se volverán a presentar en sus circunscripciones. Y no están solos. Muchos compañeros de la Francia Insumisa les han mostrado su apoyo, además de otras formaciones del Frente Popular.
El más mediatico de los purgados, Alexis Corbière, ha señalado la responsabilidad directa de Mélenchon, en una entrevista a la emisora France Info. "Es totalmente mezquino, un ajuste de cuentas cuando el reto es evitar que la extrema derecha llegue al poder".
Raquel Garrido, también excluida, también el líder de LFI y ha calificado lo ocurrido en su cuenta de X de "sabotaje".
Un condenado por violencia machista
François Ruffin, miembro destacado de LFI y conocido igualmente por sus choques con Mélenchon, pero que sí ha conseguido mantener su investidura oficial, se ha indignado por lo ocurrido con sus compañeros y porque al mismo tiempo se haya incluido en las listas a Adrien Quatennens, brazo derecho del líder del partido, que volverá a ser candidato pese a que en 2022 fue condenado por violencia conyugal.
"Preferís a un hombre que pega a su mujer a unos camaradas que han tenido la insolencia de tener un desacuerdo con el gran jefe. Nuestra democracia merece algo mejor que vosotros", ha denunciado Ruffin, que ha calificado esa acción de "sectarismo".
En una línea paralela, Clémentine Autain, otra diputada saliente que tampoco es de la cuerda de Mélenchon, con el que chocó entre otros por el caso Quatennens, ha lamentando que "en La Francia Insumisa vale más haber sido condenado por violencia conyugal que haber defendido la democracia y manifestarse contra el antisemitismo después del 7 de octubre".
Marine Tondelier, secretaria nacional de los Ecologistas, que es otra de las formaciones que integran el Frente Popular, ha hablado en otra entrevista al canal France 2 de "purga" y ha manifestado su intención de discutir esta cuestión en las instancias de su grupo pero también con los 'números uno' del Partido Socialista (PS), Olivier Faure, y del Partido Comunista (PCF), Fabien Roussel.
Según Tondelier, "es un error tan grande, que creo que no se llevará hasta el final". Además, se ha pronunciado por apoyar a los diputados salientes excluidos.
El propio Mélenchon ha sido en los últimos meses una de las principales razones de los choques entre los cuatro partidos de la izquierda y el Frente Popular que han constituido esta semana se ha hecho sobre una serie de compromisos acerca de su persona.
En caso de que la izquierda ganara en las legislativas del 30 de junio y del 7 de julio -algo que no anticipan las encuestas, para las que es claramente favorita la extrema derecha- el partido de los cuatro que hubiera conseguido más diputados sería el que propondría la persona que querrían que fuera primer ministro.
El propio Mélenchon, que no es candidato a ningún escaño en la Asamblea Nacional, ha mostrado su disposición a ser primer ministro, pero sin querer imponerse de entrada.