Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea comienzan este lunes la negociación para renovar los altos cargos de la Unión Europea (UE) tras las elecciones al Parlamento Europeo, con cuatro puestos para los que deben encontrar un equilibrio de género, geográfico y de color político.
A pesar de que siempre hay margen para las sorpresas, cuatro nombres suenan en todas las quinielas. La alemana conservadora del Partido Popular Europeo (PPE) Ursula von der Leyen postula de nuevo al frente de la Comisión Europea; el portugués socialista António Costa, para el Consejo Europeo; la maltesa conservadora del PPE Roberta Metsola para repetir en el Parlamento Europeo y la estonia liberal Kaja Kallas como alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Los líderes de los 27 se sientan esta noche a la mesa del Consejo Europeo, en torno a las 18:00 hora local, para una cena informal que se prevé como una primera aproximación a esta terna.
Aunque podría dar lugar a un principio de acuerdo, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE tienen aún un encuentro en su cumbre formal a finales de este mes para acabar de perfilar sus decisiones.
Antes de la cena, los jefes de Estado y de Gobierno de los populares europeos se verán en un hotel de Bruselas para consensuar su estrategia, centrada en conseguir la reelección de Von der Leyen al frente del Ejecutivo comunitario y en que su formación mantenga la primera mitad de la presidencia del Parlamento Europeo, que volvería a ostentar Roberta Metsola hasta enero de 2027.
Para enfilar las negociaciones, cada familia política designa dos negociadores: el griego Kyriakos Mitsotakis y el polaco Donald Tusk para el Partido Popular Europeo; el español Pedro Sánchez y el alemán Olaf Scholz para el Partido de los Socialistas Europeos; y el belga Alexander de Croo y la estonia Kaja Kallas para la Alianza de Liberales y Demócratas Europeos.
Los socialdemócratas europeos, segunda fuerza en los comicios del pasado domingo, aspiran en esta ocasión al segundo puesto más preciado del reparto: la presidencia del Consejo Europeo para la que la norma no escrita es que el elegido tiene que haber sido o ser jefe de Estado o de Gobierno de un país de la UE. Incluso Sánchez llegó a estar en las quinielas el año pasado, aunque tras lograr la investidura después de las elecciones de julio de 2023 la opción se descartó por completo.
El principal nombre sobre la mesa es el del ex primer ministro portugués António Costa, que tiene muy buena relación con Von der Leyen, Sánchez y Macron pese a que le lastra su situación legal; la Fiscalía lusa lo está investigando por supuestas irregularidades en negocios del litio, el hidrógeno verde y un centro de datos, pero de momento no ha presentado pruebas contra él, no lo ha imputado ni ha dado más explicaciones.
La jefatura de la diplomacia europea, ahora en manos del español Josep Borrell, sería en principio para un candidato liberal y suena con fuerza el nombre de la estonia Kaja Kallas, una de las voces más firmes en la UE en favor de continuar el apoyo a Ucrania y sancionar a Rusia.
A su favor está el ser la única de la terna procedente de un país del este, aunque su durísima línea contra el Kremlin puede jugarle en contra.
Fuera de las tres grandes familias políticas proeuropeas, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ganadora en su país de las elecciones europeas, expresó su esperanza de que en la conformación de la nueva cúpula de la Unión Europea se "reconozca" el rol de Italia y se entienda el deseo de los electores, mayoritariamente decantados por la derecha.