"Si prosigue lo que está ocurriendo en Kursk, comenzará una escalada que terminará con la destrucción de Ucrania. Nadie ha derrotado nunca a este imperio y nadie derrotará a Rusia". Así de rotundo se ha mostrado este domingo el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, un fiel aliado de Vladimir Putin.
El mandatario bielorruso advirtió de que la frontera entre Bielorrusia y Ucrania está minada "como nunca antes" y que las tropas ucranianas sufrirían enormes pérdidas si intentaran cruzarla.
En este sentido, Lukashenko indicó que las tensiones en la frontera con Ucrania parecen haber disminuido en los últimos días tras la crisis abierta por la reciente incursión de un avión no tripulado ucraniano en su espacio aéreo y que llevó al mandatario a desplegar "a una tercera parte del Ejército" en la zona.
Explicó que los servicios diplomáticos bielorrusos lograron desactivar la situación a través de un canal de contacto especial con sus homólogos ucranianos, que achacaron todo a un malentendido.
"Creían que íbamos a atacar a la altura de la región de Gomel, un objetivo que ni se nos pasó por la cabeza", indicó el presidente bielorruso, antes de asegurar que Ucrania llegó a concentrar "a 120.000 militares en la frontera" durante el apogeo de la crisis. "Afortunadamente retiraron a este contingente, y nosotros hicimos lo mismo con nuestro despliegue", imformó la cadena rusa Rossiya 1.
Pese a ello, Lukashenko ha indicado que la situación sigue siendo peligrosa por la durísima respuesta de Rusia si Kiev persiste en su ofensiva en la región rusa de Kursk, donde entró el 6 de agosto.