El atentado de Solingen perpetrado por un refugiado sirio de 26 años -y reivindicado por Estado Islámico- ha reabierto el debate en Alemania sobre las políticas migratorias. Con el objetivo de prevenir el terrorismo y también para lograr un mejor control de la inmigración, el canciller Olaf Scholz ha prometido intensificar las deportaciones de extranjeros que no tienen derecho a permanecer en el país. Su compromiso llega en medio de la tensión política, las críticas por parte de la oposición y tres elecciones regionales clave, con la extrema derecha como favorita, a la vuelta de la esquina.
Scholz se refirió a la necesidad de acelerar las deportaciones de aquellos migrantes "que no tienen derecho a permanecer en Alemania" y lograr un mejor control sobre la migración, durante su visita a Solingen, la pequeña ciudad de Renania del Norte-Westfalia que fue el escenario el pasado viernes de un apuñalamiento múltiple en un festival que acabó con tres muertos y ocho heridos.
"Tendremos que hacer todo lo posible para garantizar que aquellos que no pueden o no se les permite quedarse en Alemania sean repatriados y deportados", aseguró Scholz.
El canciller, que depositó una flor en la escena del crimen, aseguró sentir "ira" ante los islamistas y anunció medidas para reducir el riesgo de que algo similar pueda volver a ocurrir en territorio alemán.
"Siento ira, mi ira se dirige contra los islamistas. Tienen que saber que no cesaremos en su persecución", afirmó un furibundo Scholz.
En una comparecencia de prensa junto al primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, Hendrik Wüst, y el alcalde de Solingen, Tim Kurzbach, el canciller alemán también puso de relieve la necesidad de debatir las armas. "Se trata de terrorismo, de terrorismo contra todos nosotros y contra nuestra forma de vivir. Eso es algo a lo que no podemos acostumbrarnos y que no vamos a tolerar nunca", advirtió.
La ministra del Interior, Nancy Faeser, y el titular de Justicia, Marco Buschmann, han señalado que terrorismo islamista, expulsiones y armas son los tres ámbitos en los que ya trabaja el Gobierno alemán como consecuencia del ataque del viernes.
Críticas de la oposición
Las críticas por la gestión de la inmigración por parte del Gobierno alemán se han agudizado aun más si cabe tras el ataque de Solingen.
El presidente de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Friedrich Merz, ha criticado la inacción de Scholz, al tiempo que ha propuesto detener la recepción de peticionarios de asilo sirios y afganos como parte de las medidas a tomar.
Faeser, antes del atentado, había propuesto prohibir el porte de cuchillos de una hoja de más de seis centímetros. Sin embargo, esa medida no tiene consenso en la coalición y la oposición es escéptica ante ella.
"Eso requeriría un control permanente. Más que hablar de cuchillos deberíamos hablar de las personas que perpetran los atentados", dijo el primer ministro de Baviera, Markus Söder, presidente de la Unión Socialcristiana (CSU), partido hermano de la CDU.
AfD instrumentaliza el atentado
El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que aboga por un férreo control de la inmigración, ha aprovechado el ataque terrorista durante sus últimos actos electorales de campaña en Turingia.
El principal candidato de AfD en Turingia, Bjoern Hoecke, ha planteado una disyuntiva a la hora de pedir el voto a los ciudadanos: "Hoecke o Solingen".
AfD lidera todas las encuestas en Sajonia y Turingia, los 'länder' que este domingo celebrarán elecciones, y en Brandeburgo, cuyos comicios tendrás lugar el próximo 22 de septiembre.
Hendrik Wüst, líder del Gobierno regional de Renania del Norte Westfalia, estado federado en el que se encuentra Solingen, proclamó que aún tenía que investigarse qué había ocurrido exactamente para explicar el ataque. Además, pidió a quienes han pretendido instrumentalizar el atentado para sus fines políticos, en alusión a algunas manifestaciones de ultraderecha, que "dejen en paz a Solingen".
"Esta ciudad lo que necesita es tranquilidad para confrontarse con lo ocurrido. Ante algo así siempre surge la pregunta: '¿por qué?'. Y los responsables políticos tenemos que preguntarnos sobre lo que debemos hacer", afirmó Wüst.
Esta triple cita con las urnas, con la ultraderecha como gran favorita, llega precedida por el brutal ataque del pasado viernes durante una fiesta para celebrar los 650 años de Solingen. La Policía detuvo a un refugiado sirio de 26 años al que considera responsable y que ahora se encuentra en prisión por decisión judicial.
Entre tanto, la organización terrorista Estado Islámico reivindicó el atentado y ha dicho en un comunicado que se trata de uno de sus soldados que ha "atacado a cristianos para vengar la muerte de musulmanes en Palestina y otros lugares".
El detenido debía de haber sido expulsado a Bulgaria, donde había solicitado primero asilo, pero no se logró hacer la deportación.