Soldados ucranianos en el frente de Zaporiyia

Soldados ucranianos en el frente de Zaporiyia Efe

Europa

Objetivo Zaporiyia: Rusia frena su ofensiva sobre Pokrovsk para dividir a los ucranianos por el sur

El reto para Moscú está en ver si puede unir estas tropas a las del sur y sorprender a las defensas ucranianas en Zaporiyia.

3 septiembre, 2024 02:40

La rapidez con la que Rusia se ha hecho en poco más de una semana con la ciudad de Krasnohorivka, al sudoeste de Avdiivka, en las proximidades aún de Donetsk capital, supone la confirmación de que las cosas no van bien para Ucrania en ese frente. No se puede hablar de colapso ni adelantar hundimientos, pero es cierto que llevamos meses oyendo desde primera línea numerosas quejas por falta de reemplazos, municiones y la coordinación necesaria para oponerse a un ejército cuyos recursos distan de ser infinitos, pero son, obviamente, superiores a los locales.

El ejército ucraniano tiene pinta de estar agotado y confuso. No es que el ruso esté mucho mejor, de ahí que sus avances sean aún relativamente lentos en todo el frente, pero cuenta con la ventaja del número y el avasallamiento: a Gerasimov no le importa bombardear con saña cualquier ciudad enemiga ni le importa mandar a miles de sus hombres a una muerte segura. En Krasnohorivka, Ucrania tenía la opción de resistir, algo que ha acostumbrado a hacer a lo largo de esta guerra (hablamos de una localidad de unos 15.000 habitantes a principios de 2022), pero ha preferido ahorrarse ese desgaste, abandonando ordenadamente la zona hacia posiciones mejores.

El problema es que, al tomar el enclave, Rusia tiene ahora mismo a su disposición muchas vías de avance y la sensación de enfrentarse a una resistencia cada vez más desmoralizada. De la previsión de Gerasimov a la hora de proteger sus líneas de comunicación y suministro en todo el saliente de Ocheretyne frente a la habilidad de los drones ucranianos para castigar todo ese territorio abierto desde Selidove y Kurajove, dependerá el futuro del Donbás… y puede que de Zaporiyia.

Más allá de Pokrovsk

Porque, ahora mismo, la duda es si Rusia va a limitarse a atacar Pokrovsk vía Hrodivka o si va a aspirar a más. No parece que Ucrania esté en condiciones de abandonar Pokrovsk como lo hizo con Krasnohorivka. Se trata de un centro de operaciones y comunicaciones demasiado importante, con 50.000 habitantes antes de la guerra, varias líneas ferroviarias que vertebran el Donbás ucraniano y hasta cinco carreteras en aparente buen estado que comunican con el oeste, el norte y el sur. Habrá batalla y los rusos, de repente, parecen no tener prisa.

Un soldados ruso efectúa maniobras en un tanque, en una imagen de archivo.

Un soldados ruso efectúa maniobras en un tanque, en una imagen de archivo. Efe

El avance del último mes se ha atascado, en buena parte, también, porque los rusos están agotados, tienen sus propios problemas de abastecimiento y el terreno no ayuda: muchos riachuelos y zonas pantanosas. De ahí, también, la urgencia de los días anteriores. En cuanto caiga el otoño, con sus heladas y sus primeras lluvias, aquello se llenará de barro y cada kilómetro ganado costará un mundo. Pokrovsk queda a diez kilómetros, pero hay que recorrerlos.

Por eso, Rusia parece haber fijado su mirada más hacia el sur. Mientras, en el norte, intenta expandir su zona de control con la toma de Toretsk, la idea en el otro extremo es hacer el saliente lo más grande posible hacia la citada Kurajove para protegerse de cualquier contraataque. La importancia de Kurajove es mucho más que simbólica. De alguna manera, junto a Vuhledar, hacen de bisagra entre el frente este y el frente sur, es decir, entre las tropas que avanzan desde Donetsk y las que tomaron en su día Mariúpol y el sur de Zaporiyia.

Los bombardeos sobre Kurajove se han recrudecido en los últimos días, aprovechando las debilidades de los sistemas de defensa aérea que presenta Ucrania, unos problemas que sus aliados no consiguen paliar por mucho que Zelenski lleve meses pidiendo sistemas Patriot por toda Europa. Probablemente, Kurajove sea una de las localidades adonde se replieguen los hombres que corren ahora mismo el riesgo de quedar embolsados al oeste de Novelske, y formaría junto a Vuhledar, más al sur, la gran línea de defensa a los posibles ataques sobre la región de Zaporiyia.

La amenaza sobre Velyka Novosilka

Ahora mismo, el gran peligro para Ucrania no es solo la posible pérdida de Pokrovsk. No sería una buena noticia, ni mucho menos, pero en los últimos meses, los análisis más pesimistas ya vienen considerando lógico perder casi toda la provincia de Donetsk después de resistir durante dos años y medio al supuesto segundo mayor ejército del mundo. Sería una pérdida dolorosa e indeseable, pero, hasta cierto punto, comprensible.

Otra cosa es la manera en la que se pierdan esas posiciones, llegue ese día cuando llegue. Si se hace de forma ordenada y protegiendo tanto Zaporiyia en el sur, como Dnipro en el oeste, como Járkov en el norte, el golpe de Putin se habría parado con bastante solvencia. Por eso es tan importante resistir en torno a Kramatorsk y Sloviansk en el norte y por eso es tan importante impedir una incursión rusa que rompa la mencionada línea Vuhledar-Kurajove.

Soldados ucranianos en el campo de batalla en una localidad indeterminada.

Soldados ucranianos en el campo de batalla en una localidad indeterminada. Ministerio de Defensa ucraniano

De hacerlo, y tenemos constancia de que ya hay tropas rusas en la minería al norte de Vuhledar, es decir, justo en el espacio que Ucrania no se puede permitir perder, Rusia podría iniciar una ofensiva que rompiera en dos las defensas ucranianas, dejando atrapadas las tropas que el pasado verano intentaron avanzar desde Velyka Novosilka hacia Tokmak. Esa incursión tendría que venir apoyada desde el sur, por supuesto, de lo contrario, sería de un riesgo enorme.

Fijar piezas para evitar males mayores

Requeriría, además, de una superioridad militar notable y eso es lo que está por ver porque la información es difusa. Atreverse a romper por el norte de Vuhledar y el sur de Pokrovsk, pasando de largo ambas ciudades y confiando en entrar así en la región de Zaporiyia para amenazar la capital situada a la orilla del río Dniéper es mucho atreverse. Las ventajas son obvias: pones más territorio a tu alcance y embolsas tropas enemigas o las obligas a ceder el terreno desde el que Ucrania amenazaba el sur conquistado por Rusia en los primeros días de la “operación militar especial”.

Las consecuencias para Ucrania, ya decimos, serían terribles, pues cualquier intento de recuperar Mariúpol, Melitopol o incluso Crimea, quedaría prácticamente en un milagro. Ahora bien, los riesgos también son inmensos: básicamente, Rusia debe confiar en que Ucrania no haya protegido bien esa zona y tenga que huir en desbandada. Aparte, desde sus posiciones actuales hasta Velyka Novosilka hay 35 kilómetros, que en esta guerra no es cualquier cosa. Zaporiyia capital queda, directamente, a 200 kilómetros.

Si la ofensiva sale mal -y los rusos, en ese sentido, son muy poco arriesgados, doctrina soviética- puede provocar un retroceso en sus posiciones actuales. Si sale bien, a los ucranianos les vuelve locos, porque multiplica el número de focos a los que estar atentos. Por poner el ejemplo de Kursk, las tropas de Syrskyi no van a llegar nunca ni a la capital ni a la central nuclear, pero obligan a Rusia a proteger ambos objetivos por si acaso. Lo mismo pasaría con Velyka Novosilka y con Zaporiyia. Lo mismo Rusia tarda meses en llegar o no llega nunca, pero obliga a Ucrania a desviar recursos. Recursos que, como se ha visto, no le sobran precisamente.