El primer ministro británico, en el centro de la polémica por aceptar 100.000 libras en regalos

El primer ministro británico, Keir Starmer, ha declarado más de 100.000 libras (unos 132.500 euros) en regalos, beneficios y hospitalidad desde diciembre de 2019. Esto es más que lo recibido por cualquier otro miembro del Parlamento, según las cifras recopiladas por el canal Sky News.

Starmer, que que convirtió en líder del Partido Laborista en abril de 2020 y en premier en julio de este año, ha sido duramente criticado en los medios de comunicación británicos desde que se reveló que aceptó ropa por valor de miles de libras de un hombre de negocios multimillonario. Entre esos regalos se encuetna entradas para la Premier League de fútbol, cuatro entradas para el concierto de Taylor Swift y para la Eurocopa, entre otros. 

El mandatario ha asegurado que siguió todas las reglas de transparencia que exigen  declarar los obsequios. Sin embargo, la cifra es tan alta que se han convertido en una piedra en el zapato para su Gobierno, sobre todo en un momento en el que se están realizando recortes para pagar las facturas energéticas de millones de jubilados, recoge Reuters. 

La cadena Sky News ha informado de que Starmer había aceptado 107.145 libras en regalos, beneficios y hospitalidad, una de las categorías del registro de intereses del parlamento, desde las elecciones nacionales de hace cinco años. La siguiente persona en la lista es la líder de la Cámara de los Comunes, Lucy Powell, que recibió en regalos 40.289 libras. 

Entradas y ropa

Los regalos de Starmer incluían 12.588 libras en entradas de la Premier League de fútbol, ​​que está haciendo lobby contra los planes del primer ministro de crear un regulador del fútbol.

Esto incluía más de 6.000 libras en entradas para los partidos del Arsenal, su equipo favorito, 1.628 libras en entradas para la final de la Eurocopa de fútbol y cuatro entradas con hospitalidad para un concierto de Taylor Swift por un valor total de 4.000 libras. A principios de esta semana el líder laborista defendió el derecho a aceptar regalos, diciendo que si no lo hiciera, no podría ir a un partido de fútbol.