Agencias

"¿Y el alma?". Es la extraña y desconcertante pregunta que ha hecho el presidente Vladimir Putin al director del Instituto Kurchátov, el principal centro de investigación y desarrollo de la energía nuclear del país, cuando las cámaras le enfocaron durante una reunión celebrada en su despacho en el Kremlin.

El mandatario ruso, un creyente confeso que cuenta con el apoyo incondicional de la Iglesia Ortodoxa a la guerra en Ucrania, sonrió expresivamente mientras escuchaba la respuesta de su interlocutor.

"Y la tercera prioridad (del Instituyo Kurchátov) son el alma y el intelecto", ha replicado raudo el jefe del instituto, Mijaíl Kovalchuk, en alusión a las principales líneas de trabajo del centro, encabezadas por la energía nuclear y los estudios relacionados con la ciencia de materiales.

Putin, que recibió recientemente un icono de manos del patriarca ortodoxo, Kiril, es un firme defensor de la imagen de Rusia como reserva moral ante el liberalismo occidental.

Polígono para ensayos nucleares

Este encuentro tiene lugar el día en que Rusia ha anunciado que ha preparado las instalaciones del polígono nuclear de Nueva Zembla, en el Polo Ártico, que fue escenario en 1990 del último ensayo atómico soviético, en respuesta a los pasos dados por Estados Unidos.

Rusia lanza un misil en la base de Nueva Zembla, en el Ártico. Ministerio de Defensa ruso

"Esto se hizo también en calidad de reacción a los pasos de Washington, que a lo largo de los últimos años se centró en el perfeccionamiento de la infraestructura en ese terreno", dijo Serguéi Riabkov, viceministro de Exteriores, según informó la agencia RIA Nóvosti.



Riabkov ha confirmado así las informaciones aparecidas en la prensa rusa sobre la "plena preparación" del polígono nuclear. "Está preparado para la reanudación de las actividades de prueba a gran escala. Está totalmente listo (...) Está preparado el personal. Si llega la orden, en cualquier momento podemos comenzar el ensayo", dijo el contralmirante Andréi Sinitsin, jefe del polígono situado en el archipiélago ártico, al diario 'Rossískaya Gazeta'.

Sinitsin ha subrayado que si las autoridades rusas deciden reanudar los ensayos, esa orden "se cumplirá en el plazo de tiempo establecido".

Al mismo tiempo, Riabkov ha destacado que la postura rusa sobre las pruebas nucleares no ha cambiado desde que en noviembre de 2023 el presidente ruso firmara la ley que revoca la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT).



"Tal como lo determinó y formuló el presidente de Rusia, nosotros podemos llevar a cabo tales pruebas, pero no las efectuaremos si EEUU (también) se abstiene de tales pasos", señaló.



Riabkov respondió así a la pregunta de si Moscú realizará ensayos nucleares en respuesta a la autorización occidental para que Kiev emplee sus misiles de largo alcance contra objetivos en territorio ruso.



Recientemente, Putin advirtió de que si Occidente da luz a Kiev "eso significará que los países de la OTAN, EEUU y los países europeos estarán en guerra con Rusia".



Algunos políticos y analistas rusos han instado en los últimos meses al Kremlin a aprobar un ensayo nuclear como advertencia a Occidente por suministrar armamento a Ucrania.

La Bomba Zar

Coincidiendo con el XXII congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nueva Zembla acogió el 30 de octubre de 1961 el ensayo con la bomba atómica más potente de la historia, conocida como la Bomba Zar.



El ensayo aéreo fue realizado con ayuda de un bombardero Tu-95 y la bomba fue lanzada en paracaídas, explosión que fue equivalente a 50 megatones.

La URSS efectuó su último ensayo nuclear -ocho cargas con una potencia de 70 kilotones- el 24 de octubre de 1990 también en Nueva Zembla.

Una nube de humo y polvo se eleva en el cielo tras la detonación de la llamada Bomba Zar. Reuters