Reino Unido ha anunciado este martes que plantea dar luz verde a que la sanidad pública administre un fármaco para bajar de peso a los desempleados con obesidad de forma que se puedan reincorporar al mercado laboral. Es algo que el primer ministro británico, Keir Starmer, cree que es beneficioso para la economía.
En concreto, Starmer ha insistido en que barajar esta opción responde a la necesidad de reducir la presión sobre el Sistema Nacional de Salud (NHS, en inglés). Debido al elevado coste, este tipo de inyecciones solo son recetadas por la sanidad pública en el caso de obsesos con problemas de salud y también para los que tienen diabetes, pero con el nuevo plan el Gobierno pretende ampliarlo de forma gratuita a más personas que sufren ese problema.
El líder laborista se ha manifestado a favor del plan después de que lo expusiera el ministro británico de Sanidad, Wes Streeting, en un artículo publicado en el rotativo The Telegraph. "Nuestros cinturones cada vez más anchos también están imponiendo una carga significativa a nuestro servicio de salud, costando 11.000 millones de libras (13.090 millones de euros) al año, incluso más que fumar", señaló.
"Las enfermedades causadas por la obesidad -ha indicado- hacen que las personas se tomen cuatro días adicionales por enfermedad al año como promedio, mientras que muchos otros se ven obligados a quedarse sin trabajo".
El Gobierno se plantea esta opción a raíz del comienzo de un estudio de la compañía farmacéutica Lilly para establecer la efectividad del fármaco Mounjaro para el tratamiento de la obesidad y su contribución a reducir el desempleo. Mounjaro, fabricado por Lilly, es considerado efectivo después de que un análisis anterior encontrase que las personas inyectadas con este fármaco perdieron un 21% de su peso corporal durante un periodo de 36 semanas.
El NHS considera que, de llevarse adelante el plan, tendrá que ser escalonado porque se espera un alto nivel de demanda.