Óscar Gantes
Publicada
Actualizada

Los partidarios del ingreso de Moldavia en la Unión Europea han ganado con un 50,46% de los votos en el referéndum constitucional corrompido por Rusia en su esfuerzo por evitar que esta pequeña república con pasado soviético se aleje más de la esfera de influencia del Kremlin. El apoyo al  dio la vuelta al resultado durante las últimas horas después de que la presidenta moldava, Maia Sandu, denunciara anoche fraude en una clara acusación a grupos próximos a Rusia. 

"Tenemos pruebas e información de que un grupo criminal se proponía comprar 300.000 votos. Esto es un fraude sin precedentes cuyo objetivo es comprometer la democracia. Su objetivo es sembrar el miedo y el pánico en la sociedad", ha afirmado Sandu.

El referéndum sobre la UE se ha celebrado coincidiendo con las elecciones presidenciales, en las que la presidenta Maia Sandu ha sido la primera opción (41,98%) por delante del prorruso Alexandr Stoianoglo (26,31%). Ambos se tendrán que enfrentar en la segunda vuelta que se celebrará el 3 de noviembre, puesto que ninguno de los candidatos se ha hecho con más del 50% de los votos necesarios.

La mano negra del Kremlin

La jornada electoral escenificó la clara división en la antigua república soviética entre los que apoyan el ingreso en la UE -rumanoparlantes, juventud y diáspora- y aquellos que se oponen a la ruptura con Rusia, que incluye a los rusoparlantes, los nostálgicos y los más adultos.

Sandu subrayó en su intervención postelectoral que "hoy, al igual que los últimos meses, la libertad y la democracia en Moldavia han sido objeto de de ataque sin parangón", según informó el portal moldavo Newsmaker.

"Grupos criminales, asociados con fuerzas extranjeras, atacaron nuestro país con mentiras y propaganda (...) No dejaremos de defender la libertad y la democracia. Esperaremos los resultados definitivos y volveremos con soluciones", añadió.

La presidenta se refería sin citarlos al Kremlin y al prófugo oligarca Ilon Shor, al que la Fiscalía moldava acusó en vísperas de la votación de crear desde Moscú un esquema fraudulento para la compra de unos 130.000 votos con 15 millones de dólares depositados en bancos rusos.

Según otras fuentes, Rusia habría dedicado 100 millones de dólares a boicotear el referéndum para incluir en el preámbulo de la Constitución la aspiración de los moldavos a integrarse en el bloque europeo.

Durante las últimas semanas tanto la UE como Estados Unidos denunciaron numerosos intentos por parte de Moscú de desestabilizar la situación en Moldavia con vistas al referéndum europeísta, por lo que aprobaron nuevos paquetes de sanciones contra Moscú y sus adláteres.

La guerra acalló la ilusión europeísta

Moldavia comparte frontera con Ucrania, por lo que la guerra ha tenido un gran impacto en la economía nacional ante la llegada de más de un millón de refugiados, de los que más de 120.000 siguen en el país, según informó ACNUR.

A la caída del nivel de vida contribuyó también, desde que Sandu llegara al poder en 2020, la pandemia y la guerra energética con Rusia, que disparó la inflación.

De poco sirvió que el Gobierno moldavo, que inició negociaciones de adhesión en diciembre de 2023, recibiera en vísperas de la votación un gran espaldarazo de Bruselas con un paquete de asistencia de 1.800 millones de euros para los próximos tres años.

Según la CEC, el electorado prorruso, incluido el de la autonomía de Gagauzia -más del 95% en contra-, se hizo oír mucho más que los votantes de la capital, Chisináu, y los emigrantes -más del 70% a favor-, más proclives a la entrada en el bloque europeo.

Boicot de los candidatos prorrusos

Aunque tanto Stoianoglo, exfiscal general, como el tercer candidato en discordia, Renato Usatii, proclamaron que no se oponían a la integración europea, finalmente boicotearon el referéndum, al igual que los comunistas moldavos.

Stoianoglo argumentó que no votó en la consulta popular “en señal de protesta” por la incapacidad de las autoridades de explicar las implicaciones jurídicas de la inclusión en el Preámbulo de la Constitución la aspiración de los moldavos a ingresar en la UE.

Sin mencionarlo, ambos apelaron al voto del miedo en alusión a que la entrada en la UE, que ha ayudado a Moldavia a reforzar sus Fuerzas Armadas ante la amenaza rusa, sea un primer paso para una futura adhesión a la OTAN.

El expresidente Igor Dodon, estrecho aliado del Kremlin cuyo partido apoyó a Stoianoglo, fue más allá y tachó abiertamente el referéndum de “ilegal” y “anticonstitucional”.