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Mikhail Rogachev, un importante oligarca ruso, ha sido hallado sin vida por agentes del Kremlin tras caer desde una ventana de su residencia en Moscú, que consta de 11 plantas, a una altura de 33 metros, en una nueva muerte bajo extrañas circunstancias como las que se han sucedido en los últimos años entre los grandes empresarios rusos, especialmente entre aquellos opositores a Putin.

Rogachev, de 64 años, ocupaba el cargo de vicepresidente en YUKOS, la gran compañía petrolera rusa que fue clausurada debido a su oposición hacia el régimen autócrata.

Su cadáver ha sido descubierto en el patio de su apartamento por parte de un funcionario del Servicio de Inteligencia Exterior (SVR), quien tenía conexiones con un exdirector de inteligencia ruso.

Los primeros reportes de medios moscovitas han indicado que padecía de "un tipo de cáncer grave", pero tanto amigos como familiares han rechazado estas afirmaciones.

Sus seres queridos, por su parte, han indicado que no había indicios de que él tuviera intenciones suicidas y que se encontraba de "buen humor" poco antes de su fallecimiento, tal y como informan medios británicos.

Otras 9 muertes inexplicables

Este incidente se suma a una creciente lista de muertes inexplicables, en total 10 sumando a Mikhail Rogachev, de figuras prominentes rusas en condiciones sospechosas.

Ravil Maganov, magnate de Lukoil, de 67 años, se precipitó desde la ventana del exclusivo Hospital Clínico Central de Moscú, conocido también como la Clínica del Kremlin, en septiembre de 2022.

Posteriormente, Vladimir Nekrasov, quien tomó su lugar, falleció a los 66 años debido a "insuficiencia cardíaca aguda" en octubre de 2023.

Al mes siguiente, el senador proguerra Vladimir Lebedev, asociado con Lukoil, murió de manera repentina en una "terrible tragedia", sobre la cual no dieron explicación, a tan sólo 60 años.

En marzo, Vitaly Robertus, de 53 años, vicepresidente de Lukoil, se convirtió en la última víctima de lo que parece ser una siniestra racha relacionada con la empresa, que apoya al régimen de Putin.

Paralelamente, una importante jueza fue hallada muerta tras caer de un edificio elevado en Moscú: ella era Natalia Larina, de 50 años, conocida por abordar casos políticos y penales relevantes, condenando a disidentes del Kremlin.

Contaba con más de 15 años de experiencia como jueza penal y había sido reconocida por emitir veredictos en causas contra activistas opositores.

En diciembre de 2023, Vladimir Egorov, un cercano aliado del presidente ruso, se precipitó hacia su muerte desde una ventana en el tercer piso de un edificio en Moscú.

Egorov, de 46 años, era un político destacado y adinerado de la ciudad siberiana de Tobolsk. Pocos días antes, también fue encontrado muerto el subeditor de uno de los periódicos de propaganda más leales a Putin, con solo 35 años.

A estas misteriosas muertes se suma el hallazgo del cadáver de Anna Tsareva, de 35 años, encontrado en su domicilio en Bolshoy Tishinsky Lane de la capital, casi un año después del fallecimiento de su superior, Vladimir Sungorkin, de 68 años.

En ese mismo febrero, Marina Yankina, de 58 años, una alta funcionaria de defensa y figura clave en la financiación de la invasión ilegal de Putin a Ucrania, cayó desde una altura de 49 metros en San Petersburgo.

Yankina era la líder del departamento financiero del Ministerio de Defensa para el Distrito Militar Occidental, estrechamente involucrado en la violenta campaña del dictador.

Posibles represalias políticas

Con todo, podría decirse que el incidente de este domingo no es un caso aislado: la muerte del magnate de la industria petrolera, Mikhail Rogachev, es la décima en una serie de muertes sospechosas que incluyen a otros altos funcionarios relevantes.

Las circunstancias de estas muertes, muchas de las cuales involucran caídas desde ventanas de edificios altos, sugieren un patrón que podría estar vinculado a represalias políticas o a luchas internas dentro de la élite rusa.