Que el agresor pague por los daños causados. Este es el espíritu que ha llevado al Parlamento Europeo a aprobar este martes un préstamo excepcional a Ucrania de 35.000 millones de euros que se irá devolviendo con los beneficios generados por los activos rusos inmovilizados desde el inicio de la guerra hace ya casi 1.000 días. "Es otro paso histórico", ha señalado la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, tras conocerse los resultados de la votación: 518 votos a favor, 56 en contra y 61 abstenciones.
Esta nueva ayuda macrofinanciera fue anunciada por la presidenta del Ejecutivo europeo, Ursula von der Leyen, durante su última visita a Kiev a finales de septiembre y aprobada luego por los Estados miembros. La cifra corresponde a la cuota de la Unión Europea del crédito de 45.000 millones de euros (50.000 millones de dólares, en realidad) consensuada por los países del G7 -el grupo de las siete democracias más ricas del mundo- en junio en el sur de Italia.
Durante esa cumbre se llegó, tras semanas de tira y afloja, a un acuerdo político orientado a garantizar la continuidad del apoyo a Kiev a lo largo de 2025. También a infligir más daños a la economía rusa. Sobre todo ante la posibilidad de que de aquí a 15 días, el 5 de noviembre, Donald Trump gane las elecciones presidenciales de Estados Unidos y corte el flujo de ayudas, tal y como ya ha anunciado que hará.
"Con este mecanismo, reafirmamos nuestro apoyo permanente y robusto a Ucrania durante todo el tiempo que haga falta y damos un paso importante para la rendición de cuentas por parte de Rusia. Tiene que pagar por los daños que ha provocado", ha indicado el comisario de Justicia, Didier Reynders, durante su intervención tras el debate de los eurodiputados.
Se trata así, de una bomba de oxígeno para Ucrania, que se prepara para un invierno duro (con una infraestructura energética gravemente dañada por los ataques rusos) y que vive una situación complicada en el frente. En las últimas semanas, las fuerzas rusas han avanzado en varios puntos de la región de Donetsk, en el este de Ucrania.
Y mientras el agotamiento comienza a calar entre las tropas ucranianas, a la espera de la llegada de más armas de sus aliados, las fuerzas del Kremlin se preparan para recibir la ayuda de miles de efectivos norcoreanos que podrían desembarcar en el campo de batalla el mes que viene, según la información que maneja la inteligencia ucraniana y la surcoreana.
Con todo, este nuevo paquete da manga ancha al Gobierno ucraniano para utilizar el dinero según crea conveniente, ya sea para la reconstrucción del país, para fines militares o para estabilizar su economía. El plan es que estos fondos de uso flexible estén disponibles a finales de 2024 y se vayan desembolsando gradualmente a lo largo de 2025.
Críticas de los ultras
Cuando los Gobiernos de la UE dieron luz verde a este nuevo préstamo, la presidenta de la Comisión Europea atacó con dureza en la Eurocámara el alineamiento del húngaro Viktor Orbán -que ha vetado y condicionado en varias ocasiones la ayuda a Kiev- con el presidente ruso, Vladímir Putin, según explicaba en este periódico Juan Sanhermelando.
En esta línea, en el debate de este martes entre los eurodiputados se han visto claramente las diferencias respecto al apoyo a Ucrania de las distintas familias políticas. En concreto, han sido las formaciones de ultraderecha las que han criticado duramente el paquete de ayudas durante la discusión. Por un lado, los eurodiputados del grupo Patriotas por Europa (PfE) -nacido al calor del Fidesz de Orbán y de las formaciones ultra checas (ANO2011) y austriacas (FPÖ)- han criticado la ayuda a Ucrania, al que han tachado de "país corrupto" y al gobierno de "fascista".
En un tono más beligerante, el grupo Europa de las Naciones Soberanas (ESN) -encabezado por los ultras de Alternativa por Alemania (AfD) y con una postura abiertamente pro-Putin- ha acusado a la UE de "robar" por utilizar los beneficios de los activos rusos congelados. "Ada Laykova, de ESN.
También del mismo partido, el eslovaco Milan Uhrik, ha criticado: "Que me expliquen qué está haciendo el Gobierno ucraniano para defender los valores europeos: cancela elecciones, anula a la oposición, abole derechos de los medios de comunicación independientes...".
Estas declaraciones han destacado entre el apoyo generalizado de los partidos tradicionales: los socialdemócratas, populares, verdes y liberales. Algunos incluso han reclamado más ayuda para Ucrania. "Este paquete es poco; no es suficiente para que Ucrania gane la guerra. ¿Cuándo vamos a coger todos los activos congelados que tenemos?", ha señalado el francés Raphaël Glucksmann, de S&D.
El eurodiputado socialista hacía así referencia a los cerca de 200.000 millones de euros del Banco Central de Rusia que la UE y los países del G7 tienen inmovilizados como parte de las sanciones económicas por la invasión a gran escala. La mayoría de estos activos (más de un 90%) se encuentran bloqueados en la empresa depositaria Euroclear, con sede en Bruselas.