Orbán desafía a la UE y la OTAN al avalar la cuestionada victoria del partido prorruso Sueño Georgiano
- El primer ministro húngaro visita Tiflis mientras Bruselas avisa de irregularidades electorales y subraya que Orbán no tiene ningún mandato para representar a la UE pese a ostentar la presidencia de turno.
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Viktor Orbán vuelve a desafiar a la Unión Europea y a la OTAN al reconocer la cuestionada victoria del partido prorruso Sueño Georgiano en las elecciones celebradas el pasado sábado en la república caucásica. Mientras que Bruselas y la Alianza Atlántica alertan de la interferencia del Kremlin y piden que se investiguen las denuncias de irregularidades electorales, el primer ministro húngaro ha escenificado su apoyo a Sueño Georgiano con una visita este lunes a Tiflis, aprovechando además que su país ostenta la presidencia de turno del Consejo de la UE.
"La visita del primer ministro Orbán a Tiflis se produce exclusivamente en el marco de las relaciones bilaterales entre Hungría y Georgia. El primer ministro Orbán no ha recibido ningún mandato del Consejo de la UE para visitar Tiflis", ha dicho este lunes Nabila Massrali, la portavoz del jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell.
No es la primera vez que el líder de la derecha radical europea plantea un pulso a la línea política oficial de Bruselas hacia Moscú aprovechando que este semestre ocupa la presidencia semestral de la UE. En julio, Orbán ya escandalizó a sus socios europeos con su autodenominada 'misión de paz' para Ucrania, que le llevó a visitar a Vladímir Putin en Moscú, a Xi Jinping en Pekín y a Donald Trump en Mar-a-Lago. La presidenta Ursula von der Leyen anunció entonces un boicot a la presidencia húngara, que no parece haber surtido ningún efecto.
"Visita oficial a Georgia después de las elecciones. Georgia es un Estado conservador, cristiano y proeuropeo. En lugar de sermones inútiles, necesitan nuestro apoyo en su camino europeo", se ha justificado este lunes el primer ministro húngaro en su cuenta de la red social X.
Orbán se apresuró a celebrar la supuesta victoria de Sueño Georgiano incluso antes de que se publicaran los resultados electorales. "Felicitaciones al primer ministro Irakli Kobajidze y al partido Sueño Georgiano por su aplastante victoria en las elecciones parlamentarias de hoy. ¡El pueblo de Georgia sabe lo que es mejor para su país y hoy hizo oír su voz!", escribió el primer ministro húngaro el sábado a media tarde también en X.
Según los resultados oficiales publicados posteriormente, el partido gobernante Sueño Georgiano ganó las elecciones con más del 54% de los votos. Sin embargo, ni la presidenta georgiana, Salome Zourabichvili, ni los partidos de la oposición han reconocido estas cifras. Es más, hablan abiertamente de fraude electoral. Unas acusaciones respaldadas por el informe preliminar de la misión de observadores electorales de la OSCE.
"Hacemos un llamamiento a la Comisión Electoral Central de Georgia y a otras autoridades pertinentes para que cumplan con su deber de investigar y resolver de forma rápida, transparente e independiente las irregularidades electorales y las denuncias al respecto. Esas irregularidades deben aclararse y resolverse. Se trata de un paso necesario para restablecer la confianza en el proceso electoral", ha reclamado este lunes la portavoz de Borrell.
The people of Georgia have been fighting for democracy.
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) October 28, 2024
They have a right to know what happened this weekend.
A right to see that irregularities are investigated swiftly, transparently, independently.
As free and fair elections are at the core of European values. pic.twitter.com/YXlBUdkVhS
El Alto Representante de la UE de Asuntos Exteriores destacó este domingo que, según la OSCE, la jornada electoral "estuvo marcada por un ambiente tenso, con frecuentes rupturas en el secreto del voto y varias inconsistencias de procedimiento, así como informes de intimidación y presión sobre los votantes que afectaron negativamente la confianza pública en el proceso".
"Los informes de presión sobre los votantes, en particular sobre los empleados del sector público, siguieron siendo generalizados durante la campaña. Esto, unido al amplio seguimiento de los votantes (por parte de las autoridades) el día de las elecciones, plantea preocupaciones sobre la capacidad de algunos votantes para emitir su voto sin temor a represalias", destaca Borrell.
"Algunas de las narrativas utilizadas durante esta campaña han sido inspiradas de forma directa y clara por la propaganda rusa (...) Es justo decir que Rusia ha intentado influir en las elecciones en Georgia", ha insistido su portavoz.
"La Misión Internacional de Observación Electoral ha observado que las elecciones de Georgia se celebraron en condiciones desiguales, lo que socava la confianza pública en el resultado. Los informes sobre violaciones relacionadas con las elecciones deben investigarse a fondo", ha dicho por su parte la portavoz de la OTAN, Farah Dakhlallah.
Negociaciones congeladas
Georgia obtuvo el estatus de candidato a la adhesión a la Unión Europea en diciembre de 2023, con retraso respecto a Ucrania y Moldavia. Sin embargo, Bruselas decidió en junio paralizar las negociaciones de adhesión al club (así como parte de los fondos europeos para la república caucásica, 30 millones para el ministerio de Defensa) debido a la aprobación de la Ley sobre la Transparencia de la Influencia Extranjera.
La norma exige que los medios de comunicación, las organizaciones no gubernamentales y otros grupos sin fines de lucro se registren como defensores de los intereses de una potencia extranjera si reciben más del 20% de su financiación del exterior. La oposición denunció que se trataba de un intento de acallar las libertades democráticas y Bruselas pidió la retirada de la Ley, pero el Gobierno de Sueño Georgiano ha desoído hasta ahora todos los avisos de la UE.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ya ha anunciado que la crisis en Georgia se añadirá a la agenda de la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno de los 27 que se celebra la semana que viene en Budapest. Es la única reunión de la presidencia húngara de la UE que Von der Leyen ha decidido no boicotear, al menos de momento.