"No hay ni hubo racismo en el gabinete". El primer ministro neerlandés, Dick Schoof, ha negado rotundamente la existencia de racismo en el seno de su Gobierno de coalición, y ha zanjado así la crisis política abierta en el país por la gestión del Ejecutivo a raíz de la violencia desatada en las calles de Ámsterdam y los presuntos comentarios racistas vertidos por miembros del Ejecutivo.
Schoof compareció ante la prensa a última hora de la noche de este viernes, tras mantener una reunión esta noche con los jefes de los cuatro partidos que componen la coalición gubernamental y los integrantes del gabinete en su primera crisis desde su formación el pasado julio, ocho meses después de celebrarse las elecciones.
El líder del Ejecutivo, el más derechista de los que han gobernado Países Bajos en las últimas décadas, desmintió así la razón esgrimida por la secretaria de estado del Ministerio de Finanzas del partido centrista Nuevo Contrato Social, Nora Achahbar, al dimitir este viernes.
Achahbar adujo presuntos comentarios racistas realizados el lunes por miembros del Ejecutivo neerlandés durante una reunión "acalorada" por la gestión de la violencia que se produjo la semana pasada entre aficionados israelíes e hinchas del Ajax en la capital, lo que condujo a luego fue se catalogado como antisemitismo.
De esta manera, la frágil coalición de derecha conservará suficientes escaños para permanecer en el poder, después de que el gabinete tambaleara por la preocupación de que otros ministros del NSC pudieran seguir los pasos de Achahbar, de origen marroquí.
"Con dolor en mi corazón tengo que anunciar hoy que no continuaré con esta tarea", escribió Achahbar en un comunicado, en el que señalaba que había entrado en la coalición para "restaurar la justicia, la humanidad y la confianza dentro del Gobierno".
"De cada crisis se sale más fuerte"
El Gobierno de Países Bajos está compuesto desde julio pasado por el ultraderechista Partido por la Libertad (PVV), el centroderechista Partido Popular para la Libertad y la Democracia (VVD), el populista Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB) y el NSC.
"De cada crisis se sale más fuerte", afirmó el primer ministro, que guardó silencio sobre el contenido de la reunión ministerial del lunes pasado que motivó la dimisión este viernes de la secretaria de Estado.
La coalición gubernamental se ha visto fuertemente sacudida en los últimos días por las tensiones internas sobre cómo responder a la violencia registrada en Ámsterdam, cuando el miércoles y jueves de la semana pasada se produjeron enfrentamientos entre aficionados propalestinos e hinchás israelíes llegados a la ciudad para asistir a un partido de fútbol internacional.
Aunque PVV, VVD y BBB han respaldado un plan para despojar a los "autores de la violencia antiisraelí" de su ciudadanía neerlandesa, el NSC, más moderado, no se ha pronunciado sobre esa medida.
Los cuatro partidos gobernantes y el primer ministro Dick Schoof culparon a los inmigrantes, en concreto a los árabes y musulmanes, de agredir a los hinchas del conjunto israelí Maccabi Tel Aviv tras un partido de la Liga Europa contra el equipo holandés Ajax el pasado 7 de noviembre.
Durante aquel día de caos, los hinchas del Maccabi arrancaron banderas palestinas en el centro de la ciudad de Ámsterdam, destrozaron un taxi y corearon lemas contra los árabes, como 'muerte a los árabes' o 'ya no hay escuelas en Gaza porque no quedan niños', según numerosos videos que circulan en redes sociales.
La ola de violencia antisemita en las calles ha desencadenado una crisis política en el país que ha hecho tambalearse al Gobierno tras la renuncia de Achahbar y la amenaza de otros ministros de su partido NSC con dimitir.
Achahbar consideró que varios miembros del Gobierno habían cruzado una línea con comentarios hirientes y posiblemente racistas sobre los ataques a los fanáticos del fútbol israelí en Ámsterdam y los disturbios en los días posteriores al partido, informó el periódico holandés De Volkskrant.
El líder de extrema derecha del PVV Geert Wilders, que ganó en las elecciones de noviembre pasado, pero que no forma parte del Gobierno, criticó duramente al gabinete en redes sociales y exigió medidas más duras contra el supuesto antisemitismo, con ataques al primer ministro y al titular de Justicia por lo que consideró una respuesta tibia.