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El rápido y sorprendente hundimiento del régimen de Bashar Al Asad ha pillado a contrapié a la Unión Europea, que justo había empezado a explorar la posibilidad de reiniciar el diálogo con Siria -roto desde 2011- con el fin de facilitar el regreso de refugiados. Al fin y al cabo, el estallido de la guerra civil en Siria fue el principal detonante de la crisis de refugiados de 2015. Desde el inicio del conflicto, la UE ha acogido a más de un millón de refugiados sirios y ha contribuido con 33.300 millones en ayuda humanitaria, además de firmar un pacto migratorio con Turquía para que impida más salidas.

En julio, los ministros de Exteriores de Italia, Austria, Eslovenia, Eslovaquia, Croacia, Grecia, República Checa y Chipre pidieron a Josep Borrell una revisión de la política hacia Damasco. El objetivo último debía ser "lograr las condiciones para el retorno seguro, voluntario y digno de los refugiados sirios". En el penúltimo Consejo Europeo de junio, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el canciller austríaco, Karl Nehammer, reclamaron incluir a Siria en la lista de "países seguros" para poder devolver a migrantes. En los últimos días de su mandato, Borrell planteó la posibilidad de crear un "enviado especial" a Siria para abordar estas cuestiones.

Ahora la caída de la dictadura de Al Asad "ofrece oportunidades pero no está exenta de riesgos", según admite la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Un recrudecimiento de la guerra civil podría provocar una nueva ola de refugiados. A Bruselas le preocupa también que Siria vuelva a convertirse en base de grupos terroristas como los que cometieron los atentados de París y Bruselas.

"Europa está dispuesta a apoyar la salvaguardia de la unidad nacional y la reconstrucción de un Estado sirio que proteja a todas las minorías. Estamos colaborando con líderes europeos y regionales y siguiendo de cerca los acontecimientos", ha dicho Von der Leyen.

La crisis en Siria es la primera prueba de fuego para los dos nuevos responsables de la política exterior de la Unión Europea, apenas una semana después de que tomaran posesión de su cargo. Tanto el presidente del Consejo Europeo, el socialista portugués António Costa, como la nueva jefa de la diplomacia de la UE, la liberal estonia Kaja Kallas, han celebrado la caída del régimen de Al Asad y han pedido una transición pacífica.

Para Kallas, la huída del dictador sirio es además un signo de la debilidad de dos de los países que lo sostenían, Rusia e Irán. El Kremlin está desgastado por los más de 1.000 días de guerra en Ucrania, mientras que el régimen de los ayatolás se ha desinflado tras su enfrentamiento con Israel. 

"El fin de la dictadura de Asad es un acontecimiento positivo y largamente esperado, pero también muestra la debilidad de los aliados de Asad, Rusia e Irán. Nuestra prioridad es garantizar la seguridad en la región. El proceso de reconstrucción de Siria será largo y complicado y todas las partes deben estar dispuestas a colaborar de manera constructiva", ha escrito Kallas en su cuenta de X.

"Los acontecimientos en Siria han hecho que el mundo se dé cuenta una vez más -o al menos debería hacerlo- de que incluso el régimen más cruel puede caer y que Rusia y sus aliados pueden ser derrotados", coincide el primer ministro polaco, Donald Tusk.

"La dictadura de Asad causó un inmenso sufrimiento. Con su fin, surge una nueva oportunidad de libertad y paz para todo el pueblo sirio, lo cual es también crucial para la estabilidad general de la región. La UE está dispuesta a trabajar con el pueblo sirio por un futuro mejor", asegura por su parte el presidente del Consejo Europeo.

"Este es un momento crítico para la región y para los millones de sirios que quieren un futuro libre, estable y seguro. Lo que ocurra en las próximas horas y días es importante. Es el diálogo, la unidad, el respeto de los derechos fundamentales y el derecho internacional lo que debe caracterizar los próximos pasos", sostiene la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola.

En París y Berlín también se ha acogido como un acontecimiento positivo la caída del régimen de Al Asad. "El fin del Gobierno de Asad en Siria es una buena noticia. Lo importante ahora es que se restablezca rápidamente la ley y el orden en el país. Todas las comunidades religiosas y todas las minorías deben disfrutar de protección ahora y en el futuro", ha dicho el canciller alemán, Olaf Scholz. "Ahora el país no debe caer en manos de otros radicales, bajo cualquier disfraz", avisa su ministra de Exteriores, Annalena Baerbock.

"El estado de barbarie ha caído. Finalmente. Rindo homenaje al pueblo sirio, a su valentía y a su paciencia. En este momento de incertidumbre, le deseo paz, libertad y unidad. Francia seguirá comprometida con la seguridad de todos en Oriente Medio", ha asegurado el presidente francés, Emmanuel Macron.

"Pedimos un traspaso pacífico entre el régimen caído y la nueva realidad, es decir, una transición pacífica en lugar de militar. Me parece que en este momento las cosas van en esta dirección", ha señalado el ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani.