Jara Atienza
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Todo ha salido según lo esperado. Este lunes, el canciller alemán Olaf Scholz ha perdido la moción de confianza en el Bundestag, la cámara baja del Parlamento. Scholz ha obtenido 207 votos de los 733 escaños totales, una cifra muy alejada de la mayoría de 367 que necesitaba para mantenerse en el poder.

En realidad, perder era su objetivo. Porque más que un examen real, la votación ha supuesto un primer paso formal para poder convocar elecciones anticipadas en el país después de que el Gobierno se desmoronase hace algo más de un mes.

Fue, de hecho, el partido liberal el que en noviembre abandonó la coalición semáforo (nombre que recibe por los colores de los tres partidos que lo conformaban) y dejó a los socialdemócratas de Scholz y a Los Verdes en minoría al frente de un país que atraviesa una grave crisis económica

Durante su alocución previa a la votación, Scholz ha definido las elecciones anticipadas como una oportunidad para que los votantes establezcan un nuevo rumbo para Alemania. Las ha presentado, además, como una elección entre un futuro de mayor inversión "y uno de recortes", ha dicho en relación a los conservadores, que encabezan todas las encuestas.

En principio, el canciller permanecerá como líder interino hasta que se pueda formar un nuevo Ejecutivo tras los comicios. Estos se celebrarán el 23 de febrero, o al menos esa es la fecha oficiosa para ir a las urnas pactada por los grupos parlamentarios. No obstante, la cita tiene que ser refrendada por el presidente federal Frank-Walter Steinmeier, que ya ha anunciado que antes disolverá las cortes. 

Medidas urgentes

Tras el colapso de la coalición, el Ejecutivo no ha tenido tiempo para aprobar los presupuestos de 2025. Para evitar un apagón financiero, el ministerio de Finanzas espera presentar unas cuentas provisionales para el año que viene, cuando se espera que el nuevo Gobierno dé luz verde a unos presupuestos definitivos. 

Por su parte, Scholz ha esbozado una lista de medidas urgentes que también podrían aprobarse con el apoyo de la oposición antes de las elecciones, incluidos 11.000 millones de euros (11.550 millones de dólares) de recortes de impuestos y un aumento en los beneficios para los niños ya acordados por los antiguos socios de la coalición.

Es menos probable que se consigan sacar adelante las medidas para abordar el lastre fiscal —la tendencia de la inflación a trasladar a los contribuyentes a tramos impositivos más altos— y los altos precios de la energía.  

En cualquier caso, hasta que haya un nuevo plan, el Gobierno alemán tiene capacidad para cumplir con las obligaciones de pago legales, como los pagos de seguridad social, los subsidios de pensiones y los contratos de defensa, sin restricciones. Sin embargo, los ministerios inicialmente sólo podrán gastar el 45% de los fondos asignados.