Agencias
Publicada

El nuevo Gobierno rumano de centro-izquierda ha recibido este lunes el visto bueno del Parlamento con un mensaje de estabilidad de cara a la crisis económica e institucional que vive el país, y con la promesa de que no se recurrirá a medidas de austeridad.

"La crisis económica en los países desarrollados también se sentirá en Rumanía en 2025. Tendremos un año económico difícil”, explicó ante el Pleno del Parlamento el líder socialdemócrata Marcel Ciolacu, que repite como primer ministro.

El jefe del Gobierno, que tuvo el apoyo de 240 de los 450 diputados y senadores presentes, reunidos en sesión conjunta, dijo que entre sus prioridades figura dar un impulso positivo al entorno empresarial a través de la estabilidad.

Además, prometió no recurrir a medidas de austeridad, en uno de los países más pobres de la Unión Europea y en el que la inflación ha afectado gravemente al poder adquisitivo de buena parte de la población.

El Partido Social Demócrata de Ciolacu ha reeditado la coalición que mantuvo los últimos cuatro años con el conservador PNL, miembro del Partido Popular europeo, a la que se ha sumado ahora UDMR, la formación que representa los intereses de la minoría húngara.

El nuevo Ejecutivo se ha planteado como prioridad reducir la carga fiscal sobre los salarios, especialmente de los más bajos y de los empleados con hijos, así como detener la explosiva subida de precios.

Además, ha prometido facilidades de acceso a la vivienda para las familias jóvenes, que contribuyan a paliar el problema demográfico del país, causado por la escasez de nacimientos y la emigración.

Con todo, desde el PNL se ha planteado que la reducción del gasto público debe marcar también la agenda económica.

El nuevo Gobierno contará con dieciséis ministerios, de los cuales ocho serán para el PSD, seis para el PNL y dos para la UDMR.

Esos partidos, más los legisladores de las minorías nacionales que los apoyan, suman 176 de los 331 diputados y 74 de los 134 senadores.

Nuevas elecciones presidenciales

Una de las primeras tareas del nuevo Ejecutivo será convocar nuevas elecciones presidenciales, después de que ese proceso electoral fuera anulado el pasado día 6 por el Tribunal Constitucional por las sospechas de injerencia rusa y financiación irregular del ultranacionalista Călin Georgescu, ganador de la primera vuelta.

Al respecto, Ciolacu afirmó que las próximas elecciones presidenciales serán justas para todos los competidores y que el resultado lo decidirá "la voluntad de los rumanos, no los algoritmos”, refiriéndose a la agresiva campaña de Georgescu en redes sociales.

Los partidos del acuerdo de Gobierno presentarán a Crin Antonescu, antiguo líder del PNL, como candidato conjunto a las elecciones presidenciales.

El PSD y el PNL sufrieron un duro varapalo electoral en las elecciones legislativas del 1 de diciembre, con pérdidas de 5 y 10 puntos respectivamente respecto a las últimas elecciones.

La elevada inflación, la enquistada corrupción, el miedo por la guerra en la vecina Ucrania y la sensación de que 18 años después de la entrada en la Unión Europea no se han cumplido las promesas de modernización y crecimiento han generado una corriente de voto protesta que beneficia a los partidos populistas y extremistas.

Esas formaciones, que sumaron más de un tercio de los votos, acusaron este lunes en la sesión de investidura a Ciolacu de haber cometido irregularidades en el proceso de formación de Gobierno.

Los dieciséis ministros del Gobierno han sido investidos tras ser aprobados hoy mismo en las respectivas comisiones parlamentarias, en un proceso muy rápido que desde el partido ultranacionalista AUR, que fue segundo en las elecciones legislativas, se ha calificado de "broma".