El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, junto a su homólogo, Asaad Hassan al-Shibani, etse lunes en Damasco.

El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, junto a su homólogo, Asaad Hassan al-Shibani, etse lunes en Damasco. Reuters

Europa

Del envío de ayuda alimentaria a la oposición a Rusia: la inesperada "alianza estratégica" surgida entre Ucrania y Siria

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El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, visitó este lunes la capital de Siria, Damasco, donde fue muy cálidamente bienvenido por su homólogo, Asaad Hassan al-Shibani, y por el presidente de facto del país, Ahmed al-Sharaa. En sendas reuniones, Ucrania y Siria pusieron los cimientos para futuras colaboraciones de todo tipo: Kiev se comprometió a enviar más ayuda alimentaria al país árabe y las dos partes incidieron en el “sufrimiento compartido” por ambos estados durante los últimos catorce años, refiriéndose sin duda a las injerencias rusas en sus respectivas soberanías.

El acuerdo entre Siria y Ucrania para una “colaboración estratégica” que incluya aspectos económicos, políticos, sociales y científicos supone un nuevo golpe para el presidente ruso Vladimir Putin.

Hay que recordar que Rusia aún tiene al menos dos bases militares de gran entidad en territorio sirio: la base naval de Tartus y la base aérea de Hmeimim, ambas en la región de Latakia, junto al Mar Mediterráneo. Buena parte de la lucha de la oposición contra Al-Asad ha sido una lucha contra Rusia, que ha bombardeado sin piedad ciudades rebeldes como Alepo, Hama o Homs en el pasado para defender al tirano y aplacar cualquier resistencia.

Aunque desde el Kremlin se insista en que el futuro de estas dos bases está aún abierto a negociación, lo cierto es que el nuevo gobierno de Damasco no ha querido hacer guiño alguno a Moscú. De momento, todos sus movimientos se están dirigiendo hacia el reconocimiento de Occidente. Así hay que entender la promesa de una nueva constitución refrendada por elecciones en tres o cuatro años, el nombramiento de mujeres para altos cargos de la administración o el compromiso en el respeto de todas las etnias y religiones que conviven en Siria. En resumen, el HTS, movimiento islamista escindido en su momento de Al Qaeda, quiere dejar claro que no pretende ser como los talibanes en Afganistán o los ayatolas iraníes.

Del éxito de este “coqueteo” con Occidente -el Institute for the Study of War publicó el lunes la voluntad del HTS de invitar al gobierno a los miembros de las Fuerzas Democráticas Sirias, grupo contrario a Al Asad patrocinado por Estados Unidos- dependerá después el grado de colaboración que se pueda pactar con Rusia. De momento, Vladimir Putin sigue buscando soluciones alternativas, como establecer sus nuevas bases en Libia, otro aliado ruso, pero los riesgos de empezar casi de cero en otro país con gran inestabilidad son enormes.

Israel también se acerca a Ucrania

La pérdida de influencia rusa en Siria ha provocado un efecto dominó geopolítico que arrastra a varios países. Uno de ellos, desde luego, Israel. El gobierno de Tel Aviv siempre se ha mostrado prudente respecto a la invasión de Ucrania. Sí, la ha criticado y la ha matizado, pero eso también lo ha hecho China, a su manera. A lo que se ha negado siempre, pese a las presiones de sus aliados, especialmente de Estados Unidos, ha sido a colaborar en el envío de armas a Kiev, incluso para su uso defensivo.

Esa actitud se mantuvo también después de la masacre del 7 de octubre de 2023, cuando Rusia condenó la matanza de Hamás… pero se volcó inmediatamente del lado palestino, criticando a Israel por sus políticas y responsabilizando al gobierno de Netanyahu de la situación. Detrás de esta posición, más allá del tradicional antisemitismo de parte de la sociedad rusa, estaba sin duda el acuerdo con Irán, que patrocina a su vez a Hamás, a Hezbolá y al resto del llamado Eje de Resistencia, cuyo único fin es hostigar a Israel día y noche.

Si hasta ahora tanto el gobierno de Naftali Bennett, como el de Yair Lapid o el actual de Benjamin Netanyahu, se habían negado a mostrarse más solidarios con la causa ucraniana se había debido simplemente a la amenaza de que un enfrentamiento con Rusia desencadenara algún tipo de guerra híbrida desde Siria. Ahora que los rusos han perdido su influencia en el país vecino, Israel se siente más libre a la hora de tomar sus propias decisiones. De hecho, su ministro de asuntos exteriores, Gideon Saar, conversó la semana pasada con Sybiha con motivo del 33º aniversario del inicio de relaciones mutuas y la charla fue fructífera.

Miembros de la unidad de artillería del batallón de fusileros especiales de la policía de la región de Zaporiyia disparan un pequeño sistema de lanzamiento múltiple de cohetes (MLRS) para atacar a las tropas rusas.

Miembros de la unidad de artillería del batallón de fusileros especiales de la policía de la región de Zaporiyia disparan un pequeño sistema de lanzamiento múltiple de cohetes (MLRS) para atacar a las tropas rusas. Reuters

Ambos líderes enfatizaron la amenaza que suponen Irán y Rusia para sus países y la necesidad de llegar a acuerdos, aunque no se especificaron tiempos ni formas. Las palabras de Saar mostraron una calidez hacia el sufrimiento ucraniano que no se había visto hasta ahora, lo que habrá debido molestar y mucho en Moscú, que inmediatamente hizo público la inminencia de un acuerdo militar y económico con Irán que llegará más lejos que el actual para 2025.

La “paz” de Trump y Vance

Estos movimientos diplomáticos y estas extrañas alianzas llegan a apenas tres semanas de la proclamación de Donald Trump como nuevo presidente de los Estados Unidos. Todo el mundo sabe a estas alturas que tanto Trump, como su vicepresidente JD Vance, como su asesor estrella, Donald Musk, están a favor de una “paz” en Ucrania que, en realidad, viene a ser una rendición de territorio soberano por parte de Kiev a cambio de un alto el fuego duradero y vigilado por fuerzas internacionales. 

Tan claro lo tiene la propia administración Biden que está acelerando en la medida de lo posible todas las entregas pendientes de armamento y ayudas económicas a Ucrania antes de que Trump las paralice. El apoyo público del presidente electo al speaker del Congreso, Mike Johnson, quien impidiera durante meses la votación de un paquete de ayudas que tenía el apoyo mayoritario de los dos partidos solo para satisfacer al movimiento MAGA, es significativo de las intenciones de la nueva administración.

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, con el director ejecutivo de Tesla y SpaceX , Elon Musk , y el vicepresidente electo, JD Vance, en un partido el pasado 14 de diciembre.

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, con el director ejecutivo de Tesla y SpaceX , Elon Musk , y el vicepresidente electo, JD Vance, en un partido el pasado 14 de diciembre. Reuters

Otra cosa será la celeridad con la que Trump consiga poner de acuerdo no solo a Kiev sino a Moscú. Este lunes, el ministro de asuntos exteriores ruso, Sergei Lavrov, volvió a rechazar el plan de paz de JD Vance, pese a que este incluye la anexión de los territorios ya ocupados en la actualidad por Rusia. En el Kremlin no están de acuerdo con la creación de una fuerza internacional si incluye a países de la OTAN ni están dispuestos a aceptar una moratoria de veinte años en el ingreso de su vecino en la Alianza Atlántica.

Ni Putin ni su gobierno renuncian a los planteamientos maximalistas de febrero de 2022: creación de una “Novorrosiya” que vaya de Járkov a Odesa, desmilitarización de Ucrania para poder retomar la invasión cuando así sea necesario y sustitución inmediata del gobierno de Volodimir Zelenski por uno que sea más de su agrado. Trump entiende que Putin no está para pedir tanto visto lo visto y puede que tenga razón, pero Putin es Putin y tres años de guerra cruenta no parecen haberlo ablandado.