Muere a los 96 años Jean Marie Le Pen, último ‘facha’ y primer populista: patrón incontestable de la extrema derecha francesa
- El fundador del Frente Nacional y padre de Marine Le Pen fue quien abrió paso para la extrema derecha con su discurso contra la inmigración.
- Más información: El lado íntimo de Marine Le Pen: divorciada, madre de tres hijos y en guerra con su padre, Jean-Marie.
El histórico líder de la ultraderecha francesa y fundador del Frente Nacional, Jean Marie Le Pen, ha muerto este martes a los 96 años. Padre de Marine Le Pen, actual líder de la ultraderecha, llevaba alejado de la política desde 2015, cuando fue apartado por su propio partido e hija.
Jean Marie Le Pen no fue nunca presidente de la República, ni ministro, ni alcalde. Aunque fue concejal, diputado autonómico, nacional y europeo, su gran relevancia en la política francesa, e incluso europea, no tiene que ver con el ejercicio del poder sino con la novedad ideológica.
Fue él quien encontró el tema que abrió camino a la extrema derecha desde la marginalidad hasta el corazón (o las tripas) del electorado: la inmigración, cuestión tabú para la derecha y, sobre todo, para la izquierda.
En la década de 1980, era el tema del que no hablaba nadie del establishment pero que sí preocupaba a la sociedad y, sobre todo, a las clases populares residentes en esas barriadas donde se asienta la inmigración, magrebí y subsahariana. Y ahí encontró un electorado que ha permitido a su hija, Marine pelear dos veces por la presidencia de la República, siendo las dos derrotada por Emmanuel Macron. En 2017 (66%-34%) y en 2022 (58,5%-41,4%). ¿Qué pasará en 2027, cuando Macron no pueda volver a presentarse?
La cuestión está aún lejana, sin duda, pero ya hay sondeos sobre la primera vuelta. Y conviene saber que, en todas las hipótesis, Marine Le Pen figura en cabeza con un abanico entre el 29% y el 36% de los votos. En la primera vuelta de 2022, Marine fue segunda (23,15%) tras Macron (27,85%). Además, en las legislativas de 2024, Le Pen logró 121 escaños en la Asamblea Nacional (compuesta por 577 diputados), el mejor resultado en la V República para un partido de extrema derecha. Así que ya hay quien ve a la hija de Jean Marie a las puertas del poder. Del de verdad, la presidencia de Francia.
Es un hecho que el 'frente republicano' que concentraba el voto en cualquier candidato que rivalizara en un cara a cara contra un representante de la extrema derecha está, si no muerto, sí moribundo. En tiempos de Le Pen padre, ese cordón sanitario estaba a pleno rendimiento. Así, en la segunda vuelta de las presidenciales de 2002 un veterano de la política, el gaullista Jacques Chirac, lo aplastó (82,2% -17,8%). Fue la primera vez que un candidato de extrema derecha pasaba a la ronda final y la única que él lo lograría en cinco intentos.
Jean Marie Le Pen encarnó la extrema derecha francesa durante 39 años. En 1972, fundó el Frente Nacional y lo transformó de una coalición de fachas, neonazis y nostálgicos de la Argelia francesa en un partido populista. El Frente, civilizado por su heredera en Reunión Nacional, siempre fue más un clan familiar que un verdadero partido y casi todos los que intentaron acelerar su evolución ideológica o simplemente gobernarlo tropezaron con los Le Pen.
El patriarca se ganó el apodo de 'menhir'. Alto (1,84), de complexión fuerte, cuello de toro, puños de boxeador, Le Pen fue un joven borrachuzo y pendenciero, un soldado que llegó tarde a casi todas las guerras, un bocazas y un gran orador, un inculto con título de postgrado, un marino capaz de intimar con un navegante mítico como Éric Tabarly, una bestia política que fue el diputado más joven en 1956 pero que nunca llegó a nada en la Francia republicana. Vino al mundo pobre de solemnidad y se va dejando a sus herederos una fortuna que, como otras muchas cosas en él, tiene un origen turbio.
Le Pen nació el 20 de junio de 1928 en una localidad costera de Bretaña en la que su padre era pescador y su madre costurera. "Mi casa natal tenía el suelo de tierra. No teníamos agua corriente y, cada tarde, yo bajaba a la fuente del puerto a llenar los cubos. Economizábamos hasta el aceite de las lámparas. Comíamos pescado siempre excepto en invierno cuando el mal tiempo impedía a mi padre salir a pescar. Entonces, sólo había tocino", evocará él en una entrevista.
Quedó huérfano a los 14, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando una mina hizo zozobrar el barco pesquero de su padre. Estudió en varios colegios donde fue expulsado por problemas de disciplina. Él guardó buen recuerdo de los jesuitas que le aportaron, según confesión propia, disciplina a la hora de pensar y el gusto por la retórica. De hecho, fue un gran orador capaz de electrizar a la audiencia con su voz, su presencia física y su dominio de los temas que le permitía hablar sin papeles. Cualidades que su hija Marine no ha heredado, desde luego.
Jean Marie quiso enrolarse en la Resistencia en 1944 pero le rechazaron por no tener 18 años. Estudió Derecho en París, donde ya dejó muestras de su energía y liderazgo. Cualidades que le propulsaron a la presidencia de la Asociación Corporativa de Estudiantes, la 'corpo', que destacaba por su derechismo y su afición al ligue y la borrachera colectiva. Son días de vino y broncas en los que conoció a otro juerguista, el cineasta Claude Chabrol.
Es denunciado varias veces por "golpes y heridas voluntarias" tras peleas y palizas con los porteros de discoteca. Esta agresividad le costará la presidencia del sindicato estudiantil tras irrumpir borracho en una misa a las 7:45 de la mañana y tener una bronca con el celebrante que rehusó darle la comunión en el estado de ebriedad en el que se encontraba. En comisaría la liará, chuleando a los agentes que le denuncian por ultraje. Al final, el asunto se archivó … por influencia del ministro de Justicia.
Con el título de licenciado en Derecho, promoción de 1952, en el bolsillo, se alistó en los paracaidistas. Destinado como subteniente en Indochina, llega allí con la guerra terminada tras la caída de Diên Biên Phu (1954). Tendrá tiempo de colaborar en el periódico del cuerpo expedicionario francés, 'Caravelle' y de trabar amistad con otro soldado que se hará un nombre en el cine, Alain Delon.
En "Caravelle" tiene una sección fija, ,'Leído para vosotros en la prensa', en la que sintetiza artículos publicados en la metrópoli. Así descubre el fenómeno político del momento, Pierre Poujade, un derechista con tirón entre los artesanos y comerciantes. Licenciado del ejército, conquista a Poujade que le encomienda reclutar jóvenes. Tras las legislativas de 1956, la formación obtiene 52 diputados en la Asamblea. El más joven se apellida Le Pen y tiene 28 años.
A Poujade le inquietan dos rasgos del joven; su ambición y los excesos de su discurso, a Le Pen la moderación del líder. Rompen. Y en el verano de 1956, se alista de nuevo para tomar parte en la campaña de Suez. De nuevo el destino les esquivo: horas antes de llegar a Suez, se declara el alto el fuego que puso fin a la última expedición colonial de Francia y el Reino Unido. Su misión asignada será humilde: enterrar cadáveres de egipcios. Su celo merecerá una mención: se encarga de que las tumbas estén orientadas hacia La Meca y de que los cadáveres sean enterrados descalzos.
Será en la batalla de Argel durante la guerra de la independencia de la entonces colonia, donde por fin encuentre el ansiado combate. Será en el lado más sombrío. El teniente Le Pen es un oficial de información en misiones de policía antiterrorista. Eso implica detenciones e interrogatorios… Las acusaciones de haber practicado la tortura le perseguirán durante decenios. Sus respuestas oscilarán entre la defensa de esta práctica y su negación de haber empleado personalmente tales métodos.
Desmovilizado, organiza su primer FN, el Frente Nacional de Combatientes que reúne a partidarios de la Argelia francesa y a ex militantes de Poujade. Vuelve a ser diputado. Y luego, senador. Pero sigue siendo un pendenciero. El 30 de marzo de 1958 se presenta en el mitin de un rival con intención de reventarlo. El orador, Alexis Thomas, se burla de él y le pide que se vaya a la ópera. Es una alusión a la amistad de Le Pen con el marqués de las Cuevas, dueño de una compañía de ballet y abiertamente homosexual. Fuera de sí, Le Pen sube a la tribuna para abofetear a Thomas, pero el servicio de orden le atrapa y se organiza una pelea en la que recibirá una patada en el ojo izquierdo y quedará tuerto. Durante años, lucirá un parche que luego sustituirá por un ojo de cristal.
Cuando "un puñado de generales retirados", en expresión desdeñosa de De Gaulle, se subleven en Argel, descontentos con las negociaciones con el Frente de Liberación Nacional, Le Pen quiere sumarse al putsch. Pasa por Bruselas y Madrid. Y aterriza en Argel en una avioneta alquilada. Los militares desconfían de él, le impiden salir del aeropuerto y lo mandan de vuelta a casa. Le Pen ya no volverá a intentar nunca más volver al ejército.
En junio de 1959, Le Pen se casa de penalti con Pierrette Lalande, vástago de una familia burguesa de comerciantes de vino que trabajó de joven como modelo. Les presentó el primer esposo, un hombre de mundo con el que se había casado a los 21 años. Tendrán tres hijas: Marie Caroline, Yann y Marion Anne Pierrine, conocida por su sobrenombre, Marine.
En los años 60, Le Pen no es nada. Militar fracasado, político derrotado y abogado sin oficio, funda una editorial de discos que publica recopilaciones de canciones nazis y discursos de Pétain (y cánticos de Israel y la Unión Soviética para disimular). Práctica con entusiasmo sus grandes aficiones: la vela y emborracharse...
En el mar, gobierna un velero de 17 metros en el que navegará con Éric Tabarly, el marino francés de mejor palmarés, y en el que se formará Olivier de Kersauson, gran navegante con numerosos récords, entre ellos, la vuelta al mudo en solitario.
Acumula condenas
Borracho contumaz y violento, acumula condenas. La más grave, en diciembre de 1965, le supone una condena de meses de cárcel (en suspenso) por dejar ko a un hombre que estuvo 70 días de baja laboral De las noches de alcohol y peleas, procede uno de los amigotes de Le Pen Henri Botey, alias Monsieur Eric, proxeneta de postín del Pigalle de los clubs de alterne.
El chulo sobrevivió a tres atentados antes de pasar por la cárcel y desaparecer del mapa. Era tan allegado que Le Pen le hizo padrino de su tercera hija, Marine. Quizá por eso, la policía relacionó el atentado del 2 de noviembre de 1976, cuando 20 kilos de dinamita estallaron junto a la residencia de los Le Pen, con un asunto mafioso. No murió nadie y nunca se aclaró la autoría.
La amistad con Huberto Lambert
La mansión de los Le Pen tiene un origen turbio. La esposa de Le Pen, Pierrette, fue quien entabló amistad con Huberto Lambert, un hombre inmensamente rico e igualmente desdichado ante el que peregrinaban todos los extremistas de derecha de Francia. Un tipo sin luces que se tomaba a sí mismo por un teórico de la política. Le Pen le hizo la pelota mejor que nadie y le prometió el Ministerio de Interior cuando llegara a presidente. Él le correspondió modificando su testamento por enésima vez y nombrándole heredero universal.
En realidad, el 'rey del cemento' se pasaba el día en pijama, borracho de la mañana a la noche y fumando un centenar de cigarrillos al día. Los Le Pen convencieron a un amigo suyo, médico, de que se ocupara de la salud de Lambert. Su 'tratamiento' incluía una ingente cantidad de pastillas y era muy tolerante con los vicios del paciente que otros galenos habían intentado erradicar.
Cuando el desgraciado murió, el certificado médico establecerá "el abuso de medicamento tomados de manera excesiva y sin discernimiento". Y el análisis grafológico de la última modificación testamentaria pondrá en duda la lucidez del firmante. Circunstancias que espolearon la impugnación del testamento por un primo del finado.
Ambas partes evitaron la intervención de la Justicia, con un acuerdo: el primo se quedó con los activos industriales y Le Pen con la fabulosa villa en los alrededores de París, enclavada en un jardín de 4.800 metros cuadrados y con los millones del difunto depositados en Suiza.
El fin del matrimonio con Pierrette
El matrimonio de Le Pen y Pierrette terminará en un divorcio salvaje. Según contó el veterano político en sus memorias, fue una empleada de hogar quien le comunicó la ruptura así: "la señora se ha marchado con el señor biógrafo". Él era un periodista que redactaba una biografía del prócer. La separación fue cruel: ella se llevó el ojo de cristal de su esposo. Él se quedó la urna con las cenizas de la madre de ella. Dos abogados intercambiaron, de noche y en un bosque, la urna por el ojo.
Pero lo peor fue que él amenazó con no pasarle pensión alguna y le sugirió que si necesitaba dinero, se pusiera a fregar escaleras. Pierrette le hizo caso. A su manera. Posó semi desnuda y fregando el suelo de rodillas en el 'Playboy' de junio del 87. Marine quedará bajo la custodia de su padre y declarará: "una madre es un jardín privado, no un estercolero público". Pasaron 15 años sin hablarse.
Entretanto Le Pen ha vuelto a la universidad. Estamos en 1970. Le Pen quiere tomarle el pulso a las aulas tras el huracán del 68 y se matricula en el seminario de Maurice Duverger, el politólogo más importante de Francia durante décadas. Éste recordará "la prudencia y habilidad extraordinaria del alumno ante una mayoría de estudiantes marxistas. Asiduo y aplicado, evitaba toda provocación y se limitaba a intervenciones cultas e inteligentes, sin enzarzarse en polémicas".
El alumno Le Pen se licencia con un diploma de estudios superiores de Ciencia Política tras defender una tesina titulada "Corriente anarquista en Francia desde 1945". Entonces funda el Frente Nacional un 27 de febrero de 1972. Adopta como emblema una llama tricolor, copiada del escudo de Movimiento Social Italiano, el grupo neofascista que lidera Giorgio Napolitano.
Año y medio después estalla el conflicto interno. Pero esta vez Le Pen se alista en el bando moderado y se sacude del FN a los otros fundadores del partido, pronazis irredentos y nostálgicos del régimen de Vichy, el gobierno francés colaboracionista con la Alemania nazi. "Prefiero ser el número uno de un partido pequeño que el dos de uno grande", declarará por aquellos días.
¿Pequeño? Mínimo. Residual. Le Pen obtiene el 0,74% en las presidenciales de 1974 y no logra presentar su candidatura en las de 1981, , que llevan al poder al socialista François Mitterrand. Entonces, la televisión descubre a Le Pen y Le Pen descubre la televisión. Su primera aparición en un programa de tv, 'La Hora de la Verdad', en febrero de 1984 crea una fuerte polémica. Los comunistas, entonces en el gobierno, se rasgan las vestiduras, consideran un regalo innecesario a un impresentable. Otros ven en la jugada la larga mano de Mitterrand en una maniobra maquiavélica para restar votos a la derecha establecida.
Le Pen ha encontrado el tema que le va a sacar del subsuelo de la política, la emigración. "Yo interpreto lo que millones de personas no pueden o no saben decir. Lo que yo digo no tiene importancia más que porque yo soy el reflejo de aspiraciones y repulsiones", dirá. El seísmo político se manifiesta en las europeas de 1984 cuando logra el 11% de los votos.
Otra maniobra de Mitterrand le lleva a la Asamblea Nacional en las legislativas de 1986, disputadas bajo un sistema proporcional de escrutinio que no volverá a ser empleado nunca más en la V República. Los 35 diputados del FN serán un hito no superado hasta … las legislativas de 2022 cuando Marine Le Pen y los herederos del FN logren 89 escaños.
Cambio en su vida
En lo personal, Le Pen padre rehizo su vida junto a Jany una vecina suya a la que conoció durante su novelesco proceso de divorcio. Ella ya estaba divorciada de un hombre de negocios belga con intereses en Marbella. Será ella la que dulcifique un poco la imagen de Le Pen.
Se acaban las peleas, quedan las provocaciones. Ejemplos: "La decadencia de Francia ha comenzado y puede resumirse en SIDA político, iniciales de Socialismo, Inmigración, Droga y Affairisme [negocios sucios]". "El centro y el gaullismo son viejas señoritas frioleras a las que nosotros no tenemos intención de violar". "Un liberal es como una vieja dama a punto de ser violada que empieza por subirse la falda". "El mundo islámico penetra lentamente a Europa".
Groserías al margen, serán sus declaraciones racistas y antisemitas las que le darán problemas con la justicia. Está claro que Le Pen no cree en la igualdad de las razas, aunque tire de ingenio en frases como ésta: "Sí, yo creo en la desigualdad de las razas (…) en los Juegos Olímpicos, hay una evidente desigualdad entre la raza negra y la blanca. Es un hecho. Yo constato que las razas son desiguales".
Condenado en varias ocasiones por "provocación al odio racial", la frase que le costará más caro (100.000 francos de multa) será ésta, pronunciada en 1987: "Las cámaras de gas no son más que un detalle en la historia de la Segunda Guerra Mundial". Su reiteración le saldrá mucho más cara. Pero no adelantemos acontecimientos.
Al FN ha llegado un personaje que quiere hacer evolucionar el partido, limando aristas y abriéndose hacia la derecha clásica. Se llama Bruno Mégret y es la antítesis del líder. Menudo de cuerpo, voz meliflua, de buena familia, formado en los centros franceses de élite, con un máster en Berkeley. Dirige la campaña presidencial de Le Pen en 1988 (14%) y en 1995 (15%). Aunque es eliminado en ambas citas, muestran la solidez del voto a la extrema derecha. Le Pen había olfateado el tema portador (la inmigración) pero su respuesta no pasaba del primario "extranjeros fuera". Ahora habrá un programa basado en la preferencia nacional. Esto es que los franceses de pura cepa tengan prioridad a la hora de encontrar empleo, acceso a la vivienda social…".
El Frente Nacional establece sólidas bases en el arco mediterráneo (donde se asentaron muchos retornados de Argelia) y en las antiguas cuencas mineras del norte y el este del Hexágono donde ha suplantado al otrora hegemónico Partido Comunista. De hecho, el FN es el partido obrero de Francia. En los años 90, el FN gobierna ciudades como Tolón, ciudad militar e importante base naval de la Marina francesa.
Adiós, Mégret
Le Pen premia a Mégret con un cargo interno de relumbrón que lleva implícito los límites a su ambicioso lugarteniente, 'delegado general del FN'. Tras cosechar buenos resultados en las regionales del 98, ambos se enfrentarán. Uno quiere pactar, ser un componente de la derecha, hacer carrera y ser admitido en el club de los políticos del sistema. El otro quiere oponerse, ser una alternativa y no le importa ser un apestado de sistema y sólo sueña con ser presidente.
Mégret intenta suplantar al patrón en las europeas del 99 tras ser condenado Le Pen por agredir a una alcaldesa socialista a tres meses de cárcel (en suspenso), 30.000€ de multa y a dos años de inhabilitación. Le Pen le corta en seco: "En el Frente Nacional, sólo hay un número, el número uno". Mégret fuera. Con él se va la mitad de los afiliados, incluida la propia hija del patrón, Marie Caroline, la primogénita.
Cuando Jean Marine parecía acabado, ya en el siglo XXI, llegó su cénit electoral. Presidenciales de 2002, primera vuelta. El gran favorito, el candidato socialista y primer ministro, Lionel Jospin, queda eliminado al obtener el 16,18% de los votos, frente a los 16,86 de Le Pen y los 19,88 del presidente saliente, Chirac. A Jospin le faltaron menos de 200.000 sufragios, debido a la multiplicación de candidaturas de izquierdas y al exceso de confianza del socialista.
Esta cita electoral marcó el cénit político de Le Pen padre que en 2011 le pasará las riendas del partido a su hija menor, Marine. Está emprenderá una tenaz campaña de desdiabolización del partido y terminará expulsando a su progenitor en 2015, después de que el viejo líder reiterara sus declaraciones sobre el Holocausto … y de que los perros de papá Le Pen descuartizaran al gato de Marine.
La primera boda católica
Jean Marie Le Pen y Jany, tras 20 años de matrimonio civil, se casaron por la Iglesia en enero de 2021. Fue la primera boda católica de Jean Marie, 92 años, y de Jany, 88 años, quien previamente renunció a su fe protestante. Les casó en su domicilio de Rueil Malmaison el abad Philippe Laguérie una figura del mundillo católico tradicionalista.
Las tres hijas y los ocho nietos de Jean Marie Le Pen no fueron invitados a la ceremonia. "Es bastante perturbador y humillante enterarse de una cosa así por la prensa. Cuando se tiene un padre como él hay que aprender a pasar de todo", declaró la hermana mediana, Yann. Cuando un diputado hizo un comentario irónico delante de Marine, ésta le respondió: "Pues yo aún espero el capítulo, 'los hijos ocultos de Le Pen'".