
Alexander Lukashenko, este domingo durante la jornada electoral en Bielorrusia Reuters
Lukashenko prorroga su tiranía de 30 años en Bielorrusia con otra farsa electoral: "Los rivales eligen entre la prisión y el exilio"
La UE asegura que las elecciones en Bielorrusia "no han sido libres ni justas" y denuncia la "represión implacable" y "las restricciones a la participación".
Más información: Lukashenko asegura que le da "absolutamente lo mismo" que Occidente no reconozca las elecciones en Bielorrusia
El líder bielorruso, Alexander Lukashenko, ha escenificado este domingo una nueva farsa electoral en el país para dar una apariencia de legalidad al régimen autocrático que encabeza desde 1994. Con una victoria del 86,82% de los votos, el presidente abre la puerta a otros cinco años de políticas de mano de hierro en el país y de represión de la oposición. Uno de los primeros en felicitarle por su "convincente victoria" ha sido Vladímir Putin.
El mandatario no ocultó, en la misma jornada electoral, la forma autoritaria de gobernar. Preguntado sobre el hecho de que buena parte de los oponentes reales - en la papeleta figuraban cuatro candidatos más sin ninguna opción - estén encarcelados, Lukashenko dijo que ellos mismos habían "elegido" su destino. "Algunos eligieron la prisión, otros eligieron el 'exilio', como usted dice. No expulsamos a nadie del país", aseguó este domingo en una conferencia de prensa que duró más de 4 horas y 20 minutos.
Dijo que a nadie se le impidió hablar en Bielorrusia, pero que la prisión era "para las personas que abrieron la boca demasiado, para decirlo sin rodeos, aquellos que violaron la ley".
Lukashenko no ha tenido rival. A los candidatos en prisión se suman otros que han opbtenido unos resultados irrisorios. El segundo candidato más votado ha sido el líder comunista a Sergei Sirankov, que ha logrado el 3,21% de los votos; y el tercero, el jefe del Partido Liberal Democrático y presente en las listas de sanciones occidentales, Oleg Gaidukevich, ha obtenido el 2,02%. Los otros dos candidatos (entre quienes se encuentra la única mujer, la diputada independiente Anna Kanopatskaya) no han superado el 2%.
Los votantes han acudido a las urnas en un contexto sociopolítico muy complejo y con un país bajo un régimen de sanciones como nunca antes en su historia.
Antes de las ya restricciones impuestas por su supuesto apoyo a la Rusia de Vladimir Puitin durante la guerra, Bielorrusia ya arrastraba otras tantas por la represión de las protestas contra el cuestionado triunfo de Lukashenko en 2020.
Duras críticas de la UE
Antes del cierre de urnas Lukashenko ya había avisado a la prensa de su posición sobre las críticas de Occidente y de la Unión Europea sobre la limpieza de los comicios: "No me importa un carajo Occidente".
La Alta Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Kaja Kallas, ha asegurado que "las elecciones simuladas" durante la jornada en Bielorrusia "no han sido ni libres ni justas". "El pueblo bielorruso merece tener voz y voto en la elección de quién gobierna su país", ha declarado.
En este sentido, ha denunciado que "la represión implacable y sin precedentes de los Derechos Humanos, las restricciones a la participación política y el acceso a los medios de comunicación independientes han privado de toda legitimidad al proceso electoral", por lo que ha instado a Minsk a liberar "de inmediato e incondicionalmente a todos los presos políticos", incluido un empleado de la delegación de la Unión Europea.
Ante esto, sumado a la implicación del régimen bielorruso en la guerra de Rusia contra Ucrania y sus ataques híbridos contra sus vecinos, la UE ha advertido que seguirá imponiendo medidas restrictivas y selectivas contra el régimen, al tiempo que apoya finacieramente a la sociedad civil, a las fuerzas democráticas bielorrusas en el exilio (...). Una vez que Bielorrusia emprenda una transición democrática, la UE está dispuesta a ayudar al país a estabilizar su economía y reformar sus instituciones", ha dicho.

Políticos europeos se suman a las críticas
Varios políticos europeos también han denunciado que la votación no fue libre ni justa porque los medios independientes están prohibidos en el expaís soviético y todas las figuras principales de la oposición han sido enviadas a colonias penales o se han visto obligadas a huir al extranjero.
"El pueblo de Bielorrusia no tuvo elección. Es un día amargo para todos aquellos que anhelan la libertad y la democracia", publicó la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, en X.
El ministro de Asuntos Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, expresó una fingida sorpresa por el hecho de que "sólo" el 87,6% del electorado pareciera haber respaldado a Lukashenko. "¿Cabrán los demás en las cárceles?", escribió en X.
La líder de la oposición exiliada Sviatlana Tsikhanouskaya dijo a Reuters esta semana que Lukashenko estaba planeando su reelección como parte de un "ritual para dictadores".
El domingo hubo manifestaciones en su contra en Varsovia y otras ciudades de Europa del Este. Lukashenko restó importancia a las críticas, calificándolas de insignificantes.
Acorrala a la oposición
Tanto la UE como Estados Unidos ya han afirmado en varias ocasiones que no Lukashenko reconocían como líder legítimo de Bielorrusia después de que utilizara sus fuerzas de seguridad para aplastar las protestas masivas tras las últimas elecciones de 2020, cuando los gobiernos occidentales respaldaron la afirmación de Tsikhanouskaya de que había manipulado el recuento y le había quitado la victoria.
Decenas de miles de personas fueron detenidas en las protestas contra el resultado oficial aquel año, que le concedió poco más del 80% de los votos. El grupo de derechos humanos Viasna, que está prohibido por ser una organización "extremista", dice que todavía hay unos 1.250 presos políticos.
Lukashenko ha liberado a más de 250 en el último año por lo que llamó motivos humanitarios, y el nuevo secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, dijo el domingo que Bielorrusia "acaba de liberar unilateralmente a una estadounidense inocente", a la que identificó como Anastassia Nuhfer.
Lukashenko, que no se refirió a la liberación del estadounidense, negó que sus indultos a personas condenadas por actividades "extremistas" tuvieran como objetivo reparar las relaciones con Occidente. También dijo que Bielorrusia estaba dispuesta a hablar con la Unión Europea, pero no a "inclinarse ni a arrastrarnos de rodillas".
Relación con Rusia
La guerra en Ucrania lo ha unido más estrechamente que nunca a Putin, ya que Lukashenko ofreció su país como plataforma de lanzamiento para la invasión de 2022 y luego aceptó que Moscú colocara armas nucleares tácticas en Bielorrusia.
Si el conflicto termina, los analistas políticos dicen que es probable que intente restaurar su legitimidad ante Occidente para aliviar su aislamiento y lograr el levantamiento de las sanciones.
Lukashenko dijo que veía "luz al final del túnel" mientras Moscú y Kiev se preparan para posibles conversaciones en las que, según dijo, tendrían que llegar a un acuerdo. No se arrepiente, dijo, de haber apoyado a Putin en la guerra.