![Veinte naciones, 50 barcos, más de 45 aviones y 6.000 personas participaron en el ejercicio Baltic Operations (BALTOPS) 2023, un ejercicio marítimo anual de la OTAN en el mar Báltico.](https://s1.elespanol.com/2025/01/31/mundo/europa/920668822_252772969_1024x576.jpg)
Veinte naciones, 50 barcos, más de 45 aviones y 6.000 personas participaron en el ejercicio Baltic Operations (BALTOPS) 2023, un ejercicio marítimo anual de la OTAN en el mar Báltico.
Del sabotaje a la guerra: cómo el mar Báltico se ha convertido en el nuevo campo de batalla de Rusia contra la OTAN
En plena invasión de Ucrania, la concentración de incidentes en la estratégica región indica que Europa está ya inmersa en un guerra híbrida que, según varios expertos consultados por EL ESPAÑOL, podría escalar si los aliados no consiguen defender mejor sus infraestructuras submarinas.
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Más allá del frente, en los últimos tres años Rusia ha dirigido sus ataques con drones y misiles contra la infraestructura vital de Ucrania. Plantas eléctricas, cables de comunicación y presas han sido reducidos a escombros, dejando a millones de personas en la penumbra. Los ucranianos han enfrentado interminables días y noches sin electricidad, internet o calefacción, mientras el frío se infiltraba como un enemigo más.
Y aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, insiste en que estos ataques forman parte de su "operación militar especial", nadie duda de que son en realidad actos de guerra. Entonces, ¿por qué cuando Rusia golpea las infraestructuras de sus vecinos europeos solo unos pocos se atreven a hablar abiertamente de guerra?
Más allá de la voladura de los gasoductos Nord Stream 1 y 2 en octubre de 2022 —un ataque aún bajo investigación, aunque algunos informes señalan a un grupo proucraniano como posible responsable—, en octubre de 2023 se registró el que sería el primero de una serie de incidentes en el mar Báltico, cuando se interrumpió el único gasoducto que conecta Finlandia y Estonia.
Un barco con bandera de Hong Kong, el Newnew Polar Bear, había dañado la infraestructura con el ancla cuando se dirigía hacia Rusia. Más tarde, el Gobierno chino reconoció la autoría, pero indicaron que se trataba de "un accidente" por el mal tiempo y no de "un sabotaje", como sospechaban los países occidentales.
Un año después, en noviembre de 2024, las autoridades de Alemania, Finlandia y Dinamarca abordaron en el estrecho sueco de Kattegat al carguero chino Yi Peng 3 para investigar su posible implicación en el corte de dos cables de fibra óptica que conectaban Alemania y Finlandia, y Lituania y Suecia.
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El pasado 25 de diciembre, el mismo día de Navidad, el cable submarino Estlink 2, que transporta electricidad entre Finlandia y Estonia a través del mar Báltico, fue cortado. Además, sufrieron daños otros cuatro cables, pero de fibra óptica: tres entre Finlandia y Estonia, y otro entre Finlandia y Alemania. En cuestión de horas, la armada finlandesa, en una macrooperación con helicópteros y barcos, detuvo al petrolero Eagle S., registrado en las Islas Cook, bajo la sospecha de haber cortado los cables arrastrando el ancla a lo largo de 100 kilómetros.
Este es sólo uno más de los incidentes relacionados con la maraña de gasoductos y conductos de telecomunicaciones que se despliegan bajo el mar Báltico, que abarca 377.000 kilómetros cuadrados en el norte de Europa. No obstante, es la primera vez que un país de la OTAN, en este caso Finlandia, ha apuntado directamente a Rusia –y en concreto a su flota fantasma– de estar detrás de lo que considera "una campaña de sabotajes".
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Ataques híbridos
"El aumento de estos sabotajes submarinos, sumado a los ciberataques y a las interferencias en las señales GPS de embarcaciones y aviones, encaja en el patrón de una guerra híbrida, que combina tácticas militares convencionales con operaciones cibernéticas, económicas y psicológicas", sostiene Linas Kojala, director del think tank lituano Geopolitics and Security Studies Center (GSSC).
Para el experto, se trata de tácticas forman parte de la estrategia más amplia de Rusia para desestabilizar Europa sin provocar una confrontación militar directa. "Putin busca socavar la seguridad europea, generar incertidumbre, poner a prueba los mecanismos de respuesta de la OTAN y debilitar la unidad transatlántica, dado que una inseguridad prolongada puede derivar en desacuerdos políticos", sostiene.
Desde el inicio de la invasión de Ucrania, prácticamente toda Europa ha sido víctima de ataques híbridos. Según un estudio realizado por el diario alemán Die Zeit, en suelo europeo se han registrado cerca de 60 operaciones de guerra híbrida (como asesinatos, campañas de desinformación, incendios…) llevadas a cabo por los servicios secretos rusos entre 2022 y finales de 2024.
Rusia busca "golpear a sus enemigos con estrategias fáciles de negar", afirma Koajalas. Y en este sentido, el mar Báltico se presenta como el escenario ideal, entre otras cosas, por su relevancia estratégica. Sus costas abarcan nueve países europeos, y de los Estados ribereños, todos, excepto los accesos rusos (Kaliningrado y San Petersburgo), forman parte de la OTAN.
Un 'gran lago' comercial
Andrey Makarychev, profesor de Estudios Políticos Regionales en la Universidad de Tartu, Estonia, e investigador asociado del CIDOB, sostiene que los actos de sabotaje por parte de Moscú son en parte "una respuesta" a la reciente adhesión a la Alianza Atlántica de Finlandia y Suecia, países que tras el inicio de la invasión rusa a Ucrania en 2022, decidieron abandonar su histórica postura de neutralidad militar. "Busca los puntos vulnerables; poner a prueba la capacidad de respuesta de los aliados de la OTAN", sostiene el experto.
![Despliegue neerlandés para vigilar el mar Báltico contra sabotajes de cables submarinos](https://s1.elespanol.com/2025/01/28/omicrono/defensa-y-espacio/919918869_252674260_1024x576.png)
Despliegue neerlandés para vigilar el mar Báltico contra sabotajes de cables submarinos
Además, con un intercambio anual cercano a los 800.000 millones de euros y una densa red de puertos, el mar Báltico, bautizado por numerosos analistas como el "gran lago de la OTAN", es una de las regiones comerciales más dinámicas de Europa. Este intenso tráfico lo convierte en un motor económico clave, pero también en un escenario propicio para operaciones encubiertas. De hecho, en los incidentes registrados en la región, las sospechas recaen frecuentemente sobre barcos mercantes que transitan por rutas muy utilizadas.
Y aunque estos buques no están directamente vinculados a Rusia, ya que ninguno está registrado en el país ni es propiedad de empresas rusas, hay algunas coincidencias, como que todos zarparon desde puertos rusos y algunos contaban con tripulantes de esa nacionalidad. Son precisamente estas conexiones las que, en plena invasión rusa de Ucrania, las sospechas de los países aliados recaen sobre la flota en la sombra rusa.
Los barcos fantasmas de Putin
Fue a finales de 2022 cuando la Unión Europea advirtió la presencia de una flota de embarcaciones no registradas, vinculadas a Rusia, que operaban bajo identidades falsas y banderas de países terceros. En un principio, se sospechaba que el Kremlin empleaba estos barcos como una estrategia para eludir las sanciones impuestas por Occidente sobre el petróleo ruso, así como para transportar material militar o grano ucraniano robado.
Sin embargo, el aumento de incidentes vinculados a barcos que apagaban sus transmisores ha hecho sospechar a que estas naves también están involucradas en actividades de espionaje y sabotaje. Se trata, además, de embarcaciones viejas y en mal estado, a punto de ser jubiladas. Eso, junto a su origen difícil de rastrear, hace que para Rusia sea más fácil negar cualquier responsabilidad, calificando de "accidente" si un ancla cae en medio del mar. Sobre todo porque las aguas del Báltico son poco profundas, con aproximadamente unos 55 metros, lo que facilita el sabotaje de cables submarinos y oleoductos sin que las autoridades puedan reaccionar a tiempo.
Así, el ataque sea relativamente sencillo y rápido de ejecutar, pero sus repercusiones pueden ser de gran magnitud. En un mundo sumamente dependiente de las tecnologías, un ataque híbrido en forma de voladura de un cable submarino de telecomunicaciones puede llegar a paralizar ciudades enteras. De hecho, más del 95% de nuestro internet lo hace a través de los cables bajo el mar. Y eso no es todo. Según detalló el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, "cerca de 1,3 millones de kilómetros de cables garantizan cada día transacciones financieras por valor de unos 10 billones (millones de millones o trillions en inglés) de dólares".
![El petrolero Eagle S anclado cerca del puerto de Kilpilahti en Porvoo.](https://s1.elespanol.com/2025/02/02/actualidad/921167894_252790802_1024x576.jpg)
El petrolero Eagle S anclado cerca del puerto de Kilpilahti en Porvoo.
Cómo evitar una escalada
Así, la protección de las infraestructuras del mar Báltico plantea un reto importante para los aliados. En los últimos dos años la Alianza Atlántica ha intensificado tanto las operaciones de patrullaje como las maniobras militares. En este sentido, explica Makarychev, "lo que ocurre en el Báltico es una combinación entre la guerra híbrida y la presencia de fuerzas de protección, tanto directas como indirectas". Se refiere, entre otras cosas, al incremento de las operaciones de la OTAN como respuesta directa a las amenazas de Rusia.
Esta estrategia llevó a la Alianza a crear en mayo un nuevo Centro Marítimo para la Seguridad de Infraestructuras Submarinas Críticas dentro del Mando Marítimo de la OTAN en el Reino Unido. También a anunciar recientemente el lanzamiento de la misión Baltic Sentry (Centinela Báltico), que incluirá el despliegue de fragatas, aviones de patrullaje marítimo y drones navales de los países miembros. "Permitirá una mayor vigilancia y disuasión", afirmó Rutte en una rueda de prensa tras la reunión de los países europeos del Báltico celebrada este enero en Helsinki.
En este sentido, el presidente el presidente letón, Edgars Rinkēvičs, dijo que el control es difícil en la práctica, ya que alrededor de 2.000 barcos pasan por el Báltico cada día. "Seamos realistas, no podemos garantizar una protección del 100%", pero confió en que "si enviamos una señal contundente, creo que este tipo de incidentes disminuirán o incluso se detendrán".
No obstánte, los expertos consultados por este periódico coinciden que Rusia podría seguir extendiendo la guerra en Ucrania más allá de sus fronteras con ataques híbridos en esta región. "La potencialidad de la escalada es enorme", asegura Makarychev. "Si la OTAN no responde con decisión, Rusia podría intensificar las operaciones híbridas, aumentando el riesgo de un conflicto más grave en la región del Báltico", sostiene Linas Kojala, experto del GSSC.
Además, Kojala recuerda que, en su retórica belicista, Rusia ha dejado claro que está en guerra con Occidente, por lo que estos actos de sabotaje encajan con su visión de la realidad geopolítica. "Cuanto más lo neguemos, más vulnerables seremos", advierte. En este contexto, Phillips Payson O'Brien, profesor de Estudios Estratégicos en la Universidad de St Andrews, en Escocia, propone reforzar la seguridad europea comenzando por algo tan simple como reconocer lo que ya está ocurriendo: "llamar guerra a una guerra".