Bart De Wever, el secesionista flamenco amigo de Puigdemont que ha llegado a primer ministro belga a su pesar
El líder de derecha radical encabezará un Gobierno de cinco partidos (denominado coalición Arizona) después de 236 días de negociación agónica.
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"Carles Puigdemont es un amigo y los amigos son siempre bienvenidos", declaró a la televisión pública flamenca Bart de Wever (Amberes, 54 años) el 1 de noviembre de 2017, horas después de que el expresidente catalán llegara a Bélgica huyendo de la justicia española tras la fallida declaración de independencia de Cataluña.
"Creo que el primer ministro Rajoy ha jugado un juego muy cínico empleando la violencia contra su propio pueblo. Ha acorralado al pueblo catalán y esa era su intención", alegaba De Wever, en referencia a las cargas policiales del referéndum del 1-O. En aquel entonces era ya alcalde de Amberes, cargo que ha ocupado en los últimos 12 años, y líder de la formación separatista flamenca de derecha radical N-VA, que contribuyó a fundar y preside desde 2004.
Republicano de convicción, De Wever promete este lunes ante el rey Felipe su cargo como primer ministro de Bélgica. Un político que ha dedicado la mayor parte de su carrera a lograr la independencia de Flandes se convierte ahora en el máximo representante del país que siempre había querido destruir.
Avui l’alcalde d’Anvers, Bart de Wever @Bart_DeWever presenta ‘La crisi catalana’ del President Puigdemont @KRLS a la Fira Internacional del Llibre d’Anvers pic.twitter.com/ScYruJimUI
— Josep Lluís Alay (@josepalay) November 11, 2018
De Wever se niega a proclamar un "viva Bélgica" cuando se lo han pedido en entrevistas tras su acuerdo de Gobierno y él mismo reconoce la ironía de haberse convertido en primer ministro a su pesar, cerrando una ardua negociación que ha durado 236 días, desde las elecciones de junio de 2024 en las que su partido fue el ganador. En todo caso, muy lejos todavía del récord mundial de días sin Gobierno que ostenta la propia Bélgica, con 541.
La N-VA -partido que está adscrito a los Conservadores y Reformistas Europeos, el grupo de Giorgia Meloni en la Eurocámara- ha prestado a Puigdemont apoyo logístico y político constante desde que llegó a Bélgica. El propio De Wever apareció públicamente con el líder de Junts en noviembre de 2018, cuando ejerció de maestro de ceremonias en la presentación de su libro La crisis catalana en la feria del libro de Amberes.
"Una Constitucion sirve para proteger a los ciudadanos del poder del Estado y no al revés", declaró entonces. "Cabe preguntarse quién exactamente ha violado la Constitución allí: los catalanes que están en prisión o quienes los han metido allí. Se supone que una Constitución protege el derecho a la libertad de expresion, de reunión y de protesta pacífica, ¿verdad?", dijo el ahora primer ministro belga en este acto junto a Puigdemont.
El líder de Junts le ha correspondido felicitándole a través de la red social X. "Bélgica tendrá un primer ministro de gran nivel. Es un político que ha sabido derrotar al populismo de ultraderecha afrontando los problemas sin complejos, asumiendo riesgos y aportando un liderazgo que todo el mundo le reconoce. Su voz es muy necesaria en el Consejo Europeo. Felicidades N-VA, muy buenas noticias para Flandes, pero también para Bélgica", ha escrito Puigdemont.
Al igual que ocurre con el expresidente catalán y España, uno de los principales argumentos de De Wever para reclamar la independencia de Flandes es el económico: la a su juicio excesiva solidaridad en beneficio de Valonia. En 2005, el ahora primer ministro de Bélgica condujo un convoy de 12 furgonetas con 226 millones de billetes falsos de 50 euros desde Flandes a Valonia, como acto de protesta contra las transferencias financieras entre las dos regiones.
Es cierto que De Wever ha logrado frenar el ascenso del grupo Vlaams Belang, todavía más extremista y adscrito a los Patriotas por Europa de Viktor Orbán, que estuvo a punto de hacerle el sorpaso en Flandes. Pero la dirección y los miembros del Vlaams Belang también han apoyado a Puigdemont durante todos sus años en Bélgica.
Casado con una holandesa y con cuatro hijos, el nuevo primer ministro belga encabezará una heterogénea coalición de cinco partidos que se ha denominado Arizona porque los colores que identifican a cada formación son los mismos que los de la bandera de este estado de EEUU: amarillo por la N-VA (24 asientos), naranja por los democristianos flamencos de la CD&V (11) y valones de Les Engagés (14), azul por los liberales valones Mouvement Réformateur (19), y rojo por los socialistas flamencos Vooruit (13). Juntos suman 81 de los 150 escaños del parlamento federal belga. Suceden a la coalición Vivaldi que lideraba hasta ahora el liberal Alexander De Croo.
Bélgica se suma así al número creciente de Gobiernos europeos encabezados por fuerzas de derecha radical. El programa de Arizona contiene un endurecimiento de la política migratoria, con una reducción progresiva de las plazas de acogida y condiciones más estrictas para lograr el permiso de residencia; así como recortes en las prestaciones por desempleo, que se limitan a un máximo de dos años. Los socialistas flamencos han logrado limitar los ajustes en pensiones y mantener la indexación salarial automática, así como un impuesto a las grandes fortunas.
Historiador de formación y apasionado por la antigua Roma (utilizó la locución latina alea iacta est -la suerte está echada- para anunciar su acuerdo de Gobierno), De Wever estuvo inmerso en el nacionalismo y el conservadurismo flamenco desde la infancia. Su padre, Rik De Wever, ya fue miembro de diferentes grupos nacionalistas flamencos. Su abuelo era miembro del VNV, un partido que colaboró con los nazis ocupantes alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
La gran hazaña de De Wever ha sido convertir a los secesionistas flamencos de grupo marginal a la principal fuerza política de Bélgica. Su popularidad se disparó tras participar en el concurso La persona más lista del mundo en la televisión pública flamenca en 2008 y 2009. Allí conquistó a la audiencia por sus amplios conocimientos, sus respuestas rápidas y su humor seco, aunque al final quedó en segunda posición.
En 2011-2012, el nuevo primer ministro belga volvió a convertirse en protagonista por razones ajenas a la política. Se sometió a una dieta muy estricta con la que perdió casi 60 kilos y cambió radicalmente su silueta, que tendía a la obesidad. Después escribió un libro con su experiencia.
"En aquel momento estaba un poco gordo. Y también me decía que no era posible, que no podía vivir de otro modo. Pero he seguido una dieta. Estoy mucho más sano que hace 10 años y estoy contento de haberlo hecho. Pero el proceso mismo del régimen nunca es agradable", ha dicho De Wever, estableciendo un paralelismo entre su experiencia y el ajuste al que pretende someter su Gobierno al Estado belga.
En los últimos años, De Wever ha efectuado un progresivo viraje ideológico que le ha llevado a aparcar su reivindicación de independencia para Flandes en favor de un confederalismo extremo, un vaciamiento progresivo de las competencias del Estado federal belga en favor de las regiones. En paralelo, ha acentuado su giro a la derecha en cuestiones identitarias, con una cruzada contra todo lo que considera woke, un concepto al que ha consagrado un ensayo.
Su objetivo último es que el Gobierno central se quede únicamente política exterior, seguridad y defensa. Es decir, la última paradoja es que el nuevo primer ministro de Bélgica aspira a que su cargo pierda casi todos sus poderes.