D. B.
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El canciller alemán Olaf Scholz y el principal candidato a su sucesión, el conservador Friedrich Merz, han prometido este martes en sendos discursos parlmentarios en el Bundestag que no van a colaborar con la extrema derecha. Un compromiso que se registra a menos de dos semanas de las elecciones anticipadas del 23 de febrero y después de que la CDU/CSU de Merz intentase sacar adelante un proyecto de ley para endurecer las leyes migratorias con el apoyo de la formación ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).

"Nunca, realmente nunca, haremos causa común con la extrema derecha", dijo el socialdemócrata Scholz, acusando a Merz de romper su palabra y recordándole haber roto el cordón sanitario a la extrema derecha. "De ningún modo contemplamos colaborar con la AfD. Está fuera de toda duda", respondió tajante el líder de la CDU/CSU.

Merz agregó que "la hipoteca más pesada" que se lleva el país de la actual legislatura es el posible hecho de que el grupo parlamentario ultraderechista duplique su tamaño con las próximas elecciones, del 10,4% de apoyos obtenidos en los anteriores comicios a alrededor del 20% que le dan los diversos sondeos de cara al 23 de febrero. Las encuestas dan ganadora a la coalición de la CDU y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) con el 30% de los votos mientras que el SPD quedaría en tercera posición con el 15%.

Carteles electorales en Colonia, Alemania. Jana Rodenbusch Reuters

El líder conservador afirmó que esta fortaleza de la ultraderecha no es culpa de la oposición, sino resultado de la política del Gobierno de socialdemócratas, verdes y liberales que llevó las riendas del país hasta el pasado mes de noviembre, cuando se rompió el tripartito, al que acusó de perseguir "una política de izquierda contra la voluntad discernible de la población".

Merz apeló a la responsabilidad de "todos los partidos democráticos" a dialogar después de los comicios, porque en la próxima legislatura hará falta un Ejecutivo y una mayoría parlamentaria que permitan abordar realmente los grandes retos a los que se enfrenta el país en materia de política migratoria, económica e interior.

De lo contrario, ya no se tratará de lidiar sólo con un 20% de populismo de derechas, con una minoría que bloquea enmiendas, sino con una ultraderecha que "posiblemente se acercará a una mayoría", advirtió. "A partir del 24 de febrero, el amplio centro político del Parlamento alemán debería ser capaz de resolver los problemas del país de tal manera que el populismo, ya sea de izquierda o de derecha, no se haga aún más fuerte", subrayó.