Siete meses ha tardado Vladímir Putin en pisar la región occidental rusa de Kursk desde que las tropas ucranianas lanzaran por sorpresa una incursión el pasado verano. Vestido con ropa militar, el presidente de Rusia ha visitado un puesto de mando ruso en dicha región, curiosamente el mismo día que han trascendido diversas informaciones que apuntan a un repliegue del Ejército de Ucrania.
En un vídeo difundido por las agencias rusas se ve al mandatario escuchando atentamente a Valeri Guerásimov, jefe del Estado Mayor ruso, informándole de que sus tropas ya habían recuperado el control sobre el 86% del territorio de Kursk y que las fuerzas ucranianas estaban rodeadas. "Su destrucción sistemática está en marcha", afirmó Gerasimov.
Putin, por su parte, contestó que ahora las fuerzas rusas deben liberar completamente la región lo antes posible. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, detalló ya el jueves que la operación para expulsar a las tropas ucranianas de Kursk ha entrado en su "última fase", según recoge la agencia TASS.
Además, el presidente ruso anunció que los soldados ucranianos capturados como prisioneros de guerra en Kursk serán tratados como terroristas y que en el futuro habrá que pensar en la creación de una "zona de seguridad a lo largo de la frontera" ruso-ucraniana.
"Las personas que se encuentran en la región de Kursk, que cometen crímenes contra civiles aquí, que se oponen a nuestras fuerzas armadas, organismos policiales y servicios especiales, ... son personas que sin duda debemos tratar como terroristas", aseguró Putin, añadiendo que Rusia no tiene intención de extender los Convenios de Ginebra a los extranjeros que luchan del lado de Ucrania.
Guerásimov afirmó que durante la operación de Kursk, el enemigo "perdió más de 67.000 militares", de sus unidades "más entrenadas y motivadas", así como mercenarios extranjeros.
El repliegue ucraniano
Las tropas del Kremlin han tomado casi por completo Sudzha, la principal localidad bajo control ucraniano en Kursk. Sin embargo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aclaró que los combates todavía prosiguen en las afueras de esta ciudad, pero que se está tratando de minimizar bajas, apuntando indirectamente a que el Ejército ucraniano estaría a punto de poner punto y final a su ofensiva en esta región fronteriza.
"Nuestros militares en el territorio de la región de Kursk llevan a cabo su misión. Los rusos intentan presionar al máximo a nuestras tropas. Los mandos militares hacen lo que tienen que hacer para proteger al máximo la vida de nuestros soldados", afirmó Zelenski en una rueda de prensa celebrada en Kiev.
Oleksander Sirski, jefe del Estado Mayor de Ucrania, añadió que sus tropas "maniobrarán hacia posiciones más ventajosas" porque el objetivo es preservar "el mayor número de vidas", aunque dijo que combatirían en territorio ruso "mientras sea necesario".
Rusia ha recuperado en apenas unos días buena parte del territorio que controlaba Kiev en Kursk y las tropas ucranianas podrían verse obligadas a abandonarla por completo ante la presión rusa.
La acelerada retirada ucraniana de la región de Kursk aboca al final del único éxito de Kiev en los últimos 18 meses de guerra, la primera invasión de territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial. Un botín que Ucrania pensaba utilizar como moneda de cambio en las futuras negociaciones de paz con Rusia.
Las miradas se tornan hacia el Donbás
Si finalmente Ucrania entierra la incursión en Kursk, la batalla por el control del Donbás volverá a acaparar el protagonismo de la guerra.
El Kremlin no ha respondido aún a la propuesta de tregua de 30 días pactada entre Kiev y Washington, pero en todo caso Putin no olvida que el Ejército ucraniano aún controla entre una tercera y una quinta parte de las regiones ucranianas de Donetsk, Jersón y Zaporiyia, cuya anexión está plasmada en la Constitución rusa.
Las fuerzas rusas lograron grandes avances en 2024 en el sur y el centro del Donbás, pero este año las ganancias territoriales han sido prácticamente escasas. El gran objetivo de la ofensiva rusa, la conquista de la ciudad de Pokrovsk, con 60.000 habitantes antes de la guerra, y sus yacimientos de coque, se retrasa.
Militares de la 14ª Brigada de Asalto Chervona Kalyna de la Guardia Nacional de Ucrania disparan un obús OTO Melara hacia las tropas rusas cerca de la ciudad de Pokrovsk en la región de Donetsk.
Los ucranianos han perdido numerosas localidades al sur y este de la ciudad, pero se han aliado con el invierno para frenar el empuje enemigo.
Los rusos se apuntaron un tanto con la toma del bastión de Toretsk, pero los ucranianos han contraatacado con éxito y frustrado los planes de Moscú de avanzar hacia Kostiantínivka. Esa localidad es un importante nudo de comunicaciones, cuya carretera conduce a Kramatorsk, la principal plaza fuerte ucraniana en toda la región.
Los rusos intentaron también avanzar desde la región de Járkov hacia Kramatorsk y Sloviansk, la cuna de la sublevación prorrusa de 2014, pero no han podido doblegar la resistencia local. Además de estratégico, la toma del Donbás tiene un claro componente económico, ya que alberga grandes riquezas en litio, titanio, uranio y, según Kiev, un 5 % de las tierras raras más importantes del mundo.