¿Por qué no interviene militarmente Occidente para evitar la masacre en Siria?
La ONU denuncia probables crímenes de guerra mientras el mundo observa la ejecución de civiles.
18 diciembre, 2016 01:33Noticias relacionadas
Estados Unidos se sumó el viernes a Francia y pidió que personal de Naciones Unidas supervise las evacuaciones de civiles de la ciudad siria de Alepo, para lo que apostó por un voto urgente en el Consejo de Seguridad. La iniciativa podría votarse ya este fin de semana.
Ginebra lleva tiempo siendo el punto de encuentro para las negociaciones entre Damasco y los rebeldes, con la lenta y poco fructífera mediación de Washington y Moscú. Incluso un funcionario ruso dijo esta semana que era mucho más fácil negociar con Ankara, con quien cerraron el frágil acuerdo de alto el fuego y evacuación de la zona rebelde de Alepo. Duró 24 horas y, como todas las treguas anteriores en la guerra siria, se reanudaron los ataques y las desconfianzas.
Desde Naciones Unidas no dudan en calificar lo que está sucediendo en el otrora bastión rebelde como “masacre” y vuelven a hablar de probables “crímenes de guerra”, consideración que ni mucho menos es la primera vez que viene del organismo internacional. ¿Cuál es entonces el motivo de que la Unión Europea y Estados Unidos no intervengan militarmente en el conflicto civil? Rusia hace tiempo que apoya con bombas a las fuerzas leales a Bashar al Asad e Irán también aporta a sus fuerzas.
En primer lugar, conviene recordar que los países occidentales sí prestan ayuda en forma de armamento o formación, incluso con alguna participación en algunas intervenciones, señala Félix Arteaga, investigador principal en Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano. “La comunidad internacional está interviniendo allí desde el principio de la guerra, no sólo contra el Estado Islámico (EI)”, explica. El rol de EEUU apoyando a los kurdos en su lucha contra ese grupo terrorista en Siria es un secreto a voces. Pero EI al margen, la intervención militar sobre el terreno es prácticamente nula por parte de Occidente, que sin embargo mostró desde el principio su apoyo a la oposición a Asad.
Hay múltiples factores a tener en cuenta: desde la fragmentación de los grupos rebeldes con intereses muy distintos y donde a veces la línea divisoria entre ellos y otras organizaciones yihadistas se difumina… hasta la falta de una fuerza militar unificada en Europa. La intervención militar sobre el terreno podría tener dos naturalezas: de ataque o de paz, como la que plantea Francia al estilo de los cascos azules. En esa dirección camina ahora la OTAN.
“La situación en Alepo y Siria es muy inestable, y lo que vemos ahora es una horrenda catástrofe humanitaria (…). Así que el foco de toda la comunidad internacional debe ser ver cómo podemos garantizar el respeto total para un alto el fuego sostenible (y) una evacuación segura (en Alepo)”, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ante los medios a la entrada al Consejo Europeo de esta semana en Bruselas. Mostró el completo apoyo de la Organización Trasatlántica al “alto el fuego, la entrega de ayuda humanitaria y, por supuesto, la evacuación de civiles”, como “primer paso para una solución política más duradera en el conflicto en Siria”.
Una intervención militar a favor de los opositores a Asad tampoco es factible, porque tampoco ellos están libres de culpa. Han sitiado y sometido a hambruna a población civil durante la guerra y Naciones Unidas señaló hace algún tiempo que también los rebeldes podrían estar cometiendo crímenes de guerra. “Expulsan del territorio para crear zonas seguras, disparan contra civiles para acelerar la salida… esa limpieza se ha visto desde el principio en ambos bandos”, detalla Arteaga.
Aún así, la ayuda a los opositores -aunque no sea en el campo de batalla- es un hecho. “Hemos estado alimentando a uno de los dos bandos con la finalidad de derribar a Bashar al Asad”, recuerda. Pero desde que entró en el tablero del conflicto el grupo terrorista Estado Islámico y visto el caso generado en Libia tras la caída de Gadafi con ayuda directa de EEUU y Francia entre otros (suena lejano, pero en la misma época se fraguó la guerra civil siria), los Estados se cuidan mucho de realizar nuevas intervenciones militares directas que les han reportado más quebraderos de cabeza que beneficios sin solucionar el problema. Véase también Irak y Afganistán.
Londres y París ya lo plantearon
En el caso de la Unión Europea, David Cameron planteó a la Cámara de los Comunes intervenir militarmente en la guerra civil Siria en 2013. Habían llegado noticias veraces sobre ataques químicos de Asad sobre la población, como tanto otros de la misma índole que llegaron después. Los diputados ingleses hicieron que renunciara a la idea. Lo mismo le pasó al presidente francés François Hollande cuando lo propuso poco después en su país, pero tampoco obtuvo el apoyo del Parlamento. Y Bruselas, no se lo puede plantear como una acción militar común. Para ello haría falta una fuerza de seguridad y defensa europea unificada, que no tenemos, admitió el eurodiputado socialista Ramón Jáuregui en un encuentro reducido con periodistas este viernes en Madrid.
“La solución de Rusia e Irán de ir a tirar más bombas, seguramente traería más dolor, más refugiados y más destrucción”, opina el experto en estrategias militares del Real Instituto Elcano. Sobre los países europeos, opina que “no han intervenido, porque no están muy seguros de eficacia y porque los mismos que ahora piden que hagan algo, dijeron que no hiciera nada a Cameron. Quieren que se arregle, pero no quieren pagar los costes”.
La posibilidad de una intervención militar de pacificación como se hizo en los Balcanes en los 90 no está sobre la mesa, porque hace falta que primero haya un alto el fuego duradero acordado por ambas partes para que los Cascos Azules puedan proporcionar un ayuda humanitaria sin verse envueltos en un conflicto armado que al final les obligaría a disparar.
“Hay mucha preocupación [de Occidente] por los civiles allí [en Alepo y Siria en general], pero cuando vienen aquí, no. Eso es algo que se tendría que hacer mirar la comunidad internacional y ver si quieren invertir en la defensa de sus valores”, zanja Arteaga.