La condena de este miércoles por homicidio al soldado israelí Elor Azaría, que mató de un tiro en la cabeza a un atacante palestino cuando estaba en el suelo inmovilizado, generó gran tensión en Israel, dividido entre los que le apoyan y quienes creen que debe ser castigado.
Durante las cerca de tres horas de lectura de la sentencia, cientos de defensores de Azaría protestaron fuera del tribunal militar en Tel Aviv contra su enjuiciamiento, entre gritos contra los árabes y los sectores de izquierda.
La corte emitió una dura decisión unánime en la que descartó uno a uno los argumentos de la defensa y consideró probado que el fallecido no suponía amenaza alguna y el soldado no tenía motivos para disparar y lo hizo sabiendo que mataría.
"Su motivo para disparar fue que sentía que el terrorista merecía morir", señaló la presidenta de la corte, Maya Heller.
El tribunal también tuvo en cuenta que Azaría declaró tras el suceso que Al Sharif "merecía morir" porque antes había atacado a su compañero.
Es la primera condena a un soldado por matar en acto de servicio desde 2004, señaló a Efe una portavoz militar, que explicó que "los soldados que actúan en contra de la ley y las normas se enfrentan a cargos criminales o procedimientos disciplinarios" y lo consideró un caso "aislado y excepcional".
En más de una década solo un soldado ha sido condenado por homicidio durante una operación, en 2004, el cabo Teysir Heib, que cumplió seis años de prisión de los ocho que le impusieron.
Nueve meses de juicio
El juicio al veinteañero Azaría ha sido seguido de cerca durante nueve meses por la población de Israel, que tiene un servicio militar obligatorio de entre dos y tres años y en la que el Ejército es una de las instituciones más valoradas.
Muchos defienden el perdón, creen que ha sido abandonado por el Ejército y justifican disparar a matar a un palestino que minutos antes había tratado de apuñalar.
Otros consideran que no se deben violar las normas militares y los sectores más de izquierda y antiocupación exigen justicia y denuncian como habitual la impunidad de la violencia de soldados contra los palestinos.
Los hechos sucedieron en Hebrón (Cisjordania) en marzo, en un periodo de tensión en el que se sucedían ataques de palestinos, y fueron grabados en vídeo por la ONG israelí Betselem.
Las imágenes, que corrieron como la pólvora en las redes sociales, muestran cómo Azaría dispara a corta distancia y con aparente frialdad al palestino Abdel Fatah Al Sharif, de 20 años, cuando yacía inmóvil y sangrando en el suelo, a unos metros del cuchillo que había utilizado.
"La respuesta pública al incidente revela una profunda fractura en la sociedad israelí. Una parte significativa no se identifica con el código ético del Ejército", explicó el presidente del Instituto de Democracia de Israel, Yohanan Plesner.
Una encuesta de este centro de septiembre muestra que un 70 por ciento de israelíes de entre 18 y 23 años apoya "matar a terroristas reducidos" incluso en contra de las normas militares, tras la oleada de ataques que comenzó en octubre de 2015.
La familia de Azaría, que le arropó durante todo el proceso y defendió que cualquier soldado actuaría como su hijo, recibió el veredicto gritando "¡nuestro héroe!".
Su madre espetó: "Deberíais estar avergonzados", mientras su hijo la abrazaba y otro familiar arrojaba con violencia una chaqueta a una periodista.
"No es un día feliz para nosotros. Los jueces han decidido que fue un disparo injustificado. Hubiéramos preferido que no ocurriese, pero ocurrió y el delito es grave", declaró el fiscal militar, Nadav Weisman.
Recurso al Supremo
La defensa recurrirá al Tribunal Militar de Apelaciones, tras lo que cabe otro recurso al Supremo.
El soldado también puede evitar su pena -que será fijada en las próximas semanas- con un indulto del presidente, Reuvén Rivlin.
El ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, que antes de acceder al cargo pidió exonerarle, reclamó "respeto y moderación" para un veredicto que "no le gusta".
Más allá fue el titular de Educación, Naftali Benet, que demandó el perdón "inmediato" y declaró: "Hoy un soldado fue condenado como un criminal por matar a un terrorista que trató de matar a soldados".
La ministra de Cultura, Miri Regev, cree que este juicio "manda un mensaje a los nuevos soldados de que están solos en el campo de batalla".
El portavoz de la familia, Sharon Gal, considera que la condena "es como si el tribunal hubiese cogido el cuchillo del suelo y hubiese apuñalado con él en la espalda a todos los soldados".