Los aviones de combate han vuelto a bombardear este jueves Ghuta Oriental, el último enclave rebelde situado en los alrededores de Damasco, por quinto día consecutivo, mientras la ONU está tratando de forzar una tregua que evite una "masacre".
Más de 300 personas han muerto en Ghuta Oriental, en las proximidades de Damasco, desde el domingo por la noche y muchos cientos más han resultado heridas por los bombardeos, tanto aéreos como de artillería, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos y las agencias humanitarias, que denuncian que los aviones rusos y sirios han alcanzado hospitales y otros objetivos civiles.
Los equipos de rescate han informado de que al menos 40 personas murieron durante los bombardeos del miércoles en Kafr Batna, Saqba, Zamalka y Arbin y otras localidades en el enclave opositor. En la localidad de Haza, los bombardeos alcanzaron un hospital de campaña y una panadería, han precisado.
Como consecuencia de ello, la atención internacional se ha centrado en el sufrimiento de las alrededor de 400.000 personas que permanecen bajo el asedio en Ghuta, rodeada por las fuerzas gubernamentales desde 2013.
"Es necesario evitar la masacre, porque seremos juzgados por la historia", ha sostenido el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, que ha confiado en que el Consejo de Seguridad acceda a aprobar una resolución que llama a un alto el fuego en Ghuta Oriental.
No obstante, De Mistura ha reconocido en declaraciones a Reuters en Ginebra que será difícil: "Espero que ocurra, pero es un camino cuesta arriba, aunque espero que ocurra (porque) es muy urgente".
Rusia, país con derecho a veto y principal aliado del presidente sirio Bashar al Assad, ha dicho que es difícil que se acuerde un alto el fuego. Moscú y Damasco esgrimen que el asalto sobre Ghuta Oriental es necesario para derrotar a los combatientes que han estado disparando morteros contra la capital, bajo control gubernamental.
"Por la situación en Ghuta Oriental deben responder quienes apoyan a los terroristas que todavía siguen allí", ha sostenido este jueves el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. "Como saben ni Rusia, ni Siria, ni Irán pertenecen a esta categoría de estados, porque son justamente ellos quienes libran una lucha irreconciliable contra los terroristas en Siria", ha añadido.
Continúan los bombardeos
Residentes de Duma, la mayor localidad del distrito, han informado de columnas de humo negro emergiendo de las zonas residenciales después de que los aviones lanzaran bombas desde gran altura. Los equipos de rescate han indicado que se está buscando supervivientes entre los escombros en la localidad de Saqba y en otros puntos.
Trabajadores humanitarios y residentes han denunciado que los helicópteros militares sirios han lanzado 'barriles bomba' sobre mercados y centros médicos. Por otra parte, residentes y rebeldes han denunciado que los aviones que han bombardeado este jueves la zona eran rusos, puesto que volaban más algo de lo que lo suelen hacer los sirios.
Los residentes de Ghuta y dirigentes opositores han acusado al Gobierno y sus aliados de estar atacando deliberadamente a los civiles en el marco de una "política de tierra quemada" que busca forzar a los rebeldes a rendirse. "Quieren romper nuestra voluntad y convertir Ghuta en otro Alepo pero eso es un sueño", ha asegurado Yusef Dughmi, residente en la localidad de Arbin.
Uno de los principales grupos rebeldes en Ghuta Oriental ha sostenido que Moscú, que acordó una 'zona de desescalada' en el enclave, solo aceptará la capitulación de los rebeldes. "El concepto ruso es la rendición completa al régimen autoritario de Al Assad y no necesitan una excusa para irrumpir en Ghuta", ha denunciado Wael Alwan, portavoz del grupo Failaq al Rahman.
"¿Por qué el régimen nos está atacando? Somos civiles y el régimen y Rusia solo están atacando a civiles", ha denunciado por su parte Jaled Shadid, un residente de Duma, en declaraciones por teléfono a Reuters mientras de lejos se podían escuchar las explosiones.
Basema Abdulá, una viuda que ha buscado refugio en un sótano con sus cuatro hijos en Duma, ha contado que están en un situación desesperada. "Necesitamos vuestras oraciones", ha afirmado antes de que la conexión se interrumpiera.
"Apenas hemos comido desde el martes. Comí comida en mal estado. No queda nada en las tiendas. Compramos dos pequeñas latas de queso y hemos conseguido siete trozos de pan hoy", ha contado Bilal Issa, de 25 años, que comparte la comida con su madre, su mujer y sus tres hermanos.
Cuando los cohetes comenzaron a caer justo fuera de su casa, Issa y sus vecinos se pusieron a cavar en el sótano de su edificio para crear un refugio. "Quien quiera que abandona su casa o abandona el refugio puede darse por muerto", subraya.