La fama de Hammad Safi trasciende las fronteras de su país, Pakistán, este niño de 12 años tiene prevista una visita a Turquía, donde se reunirá con el presidente, Recep Tayyip Erdoğan. Aspira a ser un líder nacional y mundial y ha dicho de sí mismo: "Inspiro a todo el universo".
Safi empezó a dar charlas motivadoras a los ocho años. Fue admitido en la University of Spoken English en Peshawar, de la que es alumno y también profesor de otros jóvenes que le doblan en edad. Está encargado del Super Kids Program, un internado para niños diferente de la escuela convencional. Allí, la educación se centra en habilidades de comunicación y tecnología, además de los estudios generales.
Le llaman el "pequeño profesor" y a sus 12 años ya ha impartido conferencias y discursos motivadores en más de 100 universidades en Pakistán. Además ha mantenido reuniones con embajadores, personalidades de la polítca y el Ejército; ha acudido a programas de televisión y a congresos en países vecinos.
Es toda una superestrella y los que tienen la oportunidad de conocerle no se van sin un selfi. Su popularidad en las redes ha hecho que este niño prodigio de la vuelta al mundo. Su página de Facebook cuenta con 2,6 millones de seguidores y su canal de YouTube tiene cerca de 600.000 suscriptores.
"La educación es el viaje de un ser humano a ser humano", reza una frase suya en su página web oficial. Su compromiso es conseguir que Pakistán sea uno, fuerte e instruido. También aspira a que su país crezca, entienda las nuevas tecnologías y los cambios globales. En sus charlas anima a utilizar Google y YouTube para aprender, para acceder a universidades en todo el mundo.
Allama Iqbal, poeta y político pakistaní considerado uno de los padres espirituales de esta nación, es uno de los líderes en los que se inspira el pequeño Hammad. Por eso, sus discursos tienen un marcado acento patriótico. "No somos terroristas, soy la prueba de ello", dice Safi, "tenemos talento en nuestro país, solo necesitamos trabajar duro". Es cierto: la imagen que proyecta este joven contribuye a mejorar la de Pakistán.
El padre del muchacho, un rico comerciante de Peshawar, considera que su hijo "tiene un don de Dios". Sus profesores lo consideran un "diamante en bruto", aunque le falta "profundidad intelectual" y todavía le queda mucho camino por recorrer. "Esperemos que toda está atención no le vuelva loco", dijo un profesor universitario que asistió a una de sus charlas, "sólo podremos juzgarle dentro de 20 años, cuando sea adulto".
Mientras, Hammad Safi continúa con sus estudios, sus conferencias y, además, su implicación social con los húerfanos pakistaníes. Sobre todo, quiere ser la voz que clame por la educación en un país de 200 millones de habitantes que tiene más de un 40% de analfabetismo y donde 20 millones de niños no van al colegio.