La escalada de violencia entre Israel y Palestina de las últimas semanas ha vuelto a colocar en primer plano uno de los conflictos más longevos de la historia reciente. Esta espiral, que ha dejado ya decenas de muertos de un lado y del otro, hace temer el estallido de una nueva, la cuarta, intifada.
Husni Abdel Wahed (1960) es embajador de la Autoridad Nacional Palestina en España desde la primavera de 2022. Periodista y político de profesión, evita la palabra "conflicto" para describir lo que sucede en la tierra en la que nació. "Es una ocupación", reitera.
Recibe a EL ESPAÑOL en la sede de la embajada, una gran mansión de piedra donde, con tono sosegado y firme, devuelve las preguntas con una sonrisa que contrasta con la rotundidad de sus palabras.
¿Cómo describiría la situación actual en la región?
Lo que está pasando ahora es lo mismo que lleva sucediendo años. El problema es que la gente tiene la memoria muy corta y olvida que Palestina está bajo ocupación y que Israel trata de consagrar eso, seguir anexionando más territorio palestino e ir judaizándolo con la complicidad de la comunidad internacional. Esa es la situación: hay una ofensiva de la potencia de ocupación israelí y, lógicamente, hay una reacción del pueblo palestino. El problema es que la ofensiva pasa desapercibida y la reacción preocupa.
Entiendo que con ofensiva se refiere a las llamadas redadas del ejército israelí en varios territorios, como en el campo de refugiados de Yenín, en Cisjordania, y con reacción, a los ataques armados, como el de la sinagoga de Jerusalén, que han sido calificados de atentados terroristas.
¿Por qué cuando es un acto israelí es una redada y cuando es un acto del lado palestino es terrorismo? Es curiosa esta doble moral que no vimos, por ejemplo, en Vietnam. Cuando fue ocupado por Estados Unidos, la resistencia del pueblo vietnamita se calificó de heroica y nunca de terrorista. En este preciso momento, ¿por qué la resistencia del pueblo ucraniano es heroica, pero la resistencia del pueblo palestino es terrorismo? Es ilógico. Yo no puedo favorecer ni estar de acuerdo con la muerte de cualquier ser humano, sea palestino o de cualquier otra nacionalidad, pero ¿acaso la actuación de los colonos israelíes que matan a los palestinos no es violencia, no es terrorismo?
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Dijo usted durante una conferencia en la Universidad Complutense de Madrid que lo que ocurre entre palestinos e israelíes no es un conflicto. ¿Por qué?
Un conflicto es siempre entre dos iguales. En Ucrania hablamos de agresión, de invasión, y no de conflicto. Si Israel ocupa Palestina, también debemos tratarlo como una ocupación. Se empezó a utilizar el concepto de conflicto para evitar hablar de colonialismo israelí.
Sugiere entonces que lo que se impone es la narrativa israelí, que niega que haya una ocupación. ¿Cómo cree que se ha llegado a ese punto?
Lo que dice Israel hoy es ley y nadie se atreve a oponerse. Israel dice que Palestina fue un territorio sin pueblo para un pueblo sin tierra. Si eso es verdad, significa que yo, como palestino, no existo. Además, defiende su ocupación diciendo que es el retorno del pueblo elegido a la tierra prometida. Usan una narrativa religiosa que no es la mía. Y yo pregunto, ¿por qué no se adopta la narrativa de mi religión que dice que esta tierra es del Islam? ¿Por qué tengo que aceptar la narrativa de una religión y no de otra? Es incoherente.
¿La creación de Israel es una cuestión religiosa?
No es un conflicto religioso, es un proyecto político. Y eso queda demostrado en 1897, cuando se funda el movimiento sionista y se barajan tres alternativas para crear el Estado de Israel: la Patagonia, Uganda y Palestina.
¿Qué papel juega la comunidad internacional?
La comunidad internacional es responsable de la creación de este mal llamado conflicto. Los fieles judíos fueron perseguidos en Europa durante siglos y encontraron refugio en el mundo árabe, que los acogió como hermanos. El problema es que la represión y la persecución en contra de los judíos se incrementa hasta culminar en el Holocausto. Es entonces cuando Occidente quiere aliviar su conciencia dolida y tratar de compensar el sufrimiento de los judíos. La solución que encuentra es crearles un Estado a costa de otro pueblo, el palestino.
¿No cree que el Estado de Israel tenga derecho a existir?
En 1988, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en su condición de legítimo y único representante de Palestina, reconoció el Estado de Israel en las fronteras del año 67. Nosotros ya hemos admitido su existencia, ahora falta que alguien le pregunte a los israelíes si el pueblo palestino tiene derecho a existir y a tener su Estado independiente. Siempre es la parte débil la que tiene que reconocer la existencia de lo que ya existe. Sin embargo, no importa si aquellos que luchamos para sobrevivir, logramos sobrevivir o no.
"Los asentamientos israelíes no son obstáculos para la paz, son un crimen de guerra"
Este año se cumplen 30 años de los Acuerdos de Oslo, unas disposiciones firmadas entre el Gobierno de Israel y la Organización para la Liberación de Palestina para ofrecer una solución de paz "justa, duradera e integral" que todavía no se ha alcanzado. ¿Qué significan los Acuerdos de Oslo para usted?
Los Acuerdos de Oslo ya no existen. Se rompieron en 1995, después del asesinato del primer ministro israelí, Isaac Rabin, a manos de la derecha fundamentalista israelí, que empezó a retroceder en las negociaciones. Sólo una parte, la Palestina, todavía trata de mantener sus compromisos. En su momento ese acuerdo fue una declaración de principios, un acuerdo marco, que prometía una paz que se suponía era favorable para todos los pueblos de la región. Lamentablemente, el tiempo ha demostrado que para Israel fue sólo una maniobra que posteriormente aprovechó para perpetuar la ocupación.
¿Cuáles cree que son hoy por hoy los principales obstáculos para un acuerdo de paz definitivo entre Israel y Palestina?
No habrá solución mientras haya ocupación. Y hay que ser realista: Israel ha hecho todo lo imposible para hacer inviable la solución de dos estados. Hoy vivimos en prácticamente un único Estado en el que Israel ha impuesto dos regímenes: una democracia para los ciudadanos que profesan la religión judía y uno de segregación racial para aquellos que no son judíos. Varias oenegés, como la israelí B'Tselem, Human Rights Watch o Amnistía Internacional han denunciado, por separado, que Israel implementa un régimen de apartheid. Lamentablemente, nuestros amigos europeos y norteamericanos se niegan a aceptarlo.
Hace apenas unos días, el Consejo de Seguridad de la ONU advirtió de que los asentamientos israelíes "impiden la paz" con los palestinos. ¿No ve ahí una denuncia?
Los asentamientos israelíes no son obstáculos para la paz, son un crimen de guerra, según el derecho internacional y las Convenciones de Ginebra. Naciones Unidas, que se supone que debe ser guardián de la estabilidad y de la paz mundial, no puede considerarlos de otra manera. Así que esto que llaman asentamientos son en realidad colonias y son ilegales.
Los palestinos no han realizado elecciones desde hace casi dos décadas, lo que significa que más de la mitad de potenciales electores palestinos (entre 18 y 35 años) no han tenido la oportunidad de votar. ¿A qué se debe tanta dificultad para elegir un nuevo Gobierno?
Parece que Israel es la única democracia de Medio Oriente, pero hay muchos países árabes que tienen elecciones. En Palestina, cada vez que ha sido posible se han celebrado elecciones limpias y transparentes, pero cuando los resultados no gustan o no convienen a Israel entonces se sabotean.
Se refiere usted a las elecciones de 2006 en las que Hamás logró la mayoría absoluta.
Efectivamente. Ese año, cuando salió elegida una formación política determinada, todos los palestinos fuimos castigados. La comunidad internacional nos impuso un bloqueo porque el voto mayoritario fue a favor de una fuerza política que no les parece bien. A mí tampoco me gusta, pero es la voluntad del pueblo y hay que respetarla.
No obstante, Hamás, esta fuerza política de la que habla, está considerado un grupo terrorista por gran parte de los países occidentales.
El señor Itamar Ben-Gvir, actual ministro de Defensa de Seguridad Nacional israelí, también ha sido considerado terrorista por EEUU y nadie le boicotea. El Gobierno de Israel ahora está compuesto por la extrema derecha fundamentalista y fascista, y sigue considerándose una democracia. Nosotros somos demócratas de vocación, por elección y por convicción. Cada vez que podemos hacer elecciones, las hacemos.
"Hamás es mi adversario, no me representa, pero es parte del tejido social y nacional del pueblo palestino"
El último intento de celebrar elecciones fue en 2021, pero el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, aplazó indefinidamente los comicios. ¿Qué sucedió?
Que Israel no permitió la realización de las elecciones en la ciudad ocupada de Jerusalén. Nosotros insistimos en que los comicios debían celebrarse en todo el territorio palestino ocupado, lo contrario sería aceptar la anexión de un territorio palestino a Israel.
¿Cree que Hamás perjudica a la causa palestina?
Hamás es mi adversario. No me representa ni su ideología ni su política, pero es parte del tejido social y nacional del pueblo palestino. Creo que los amigos occidentales tienen que aceptar el veredicto democrático. Yo personalmente me esforzaré para que Hamás no gane, pero si los palestinos dictaminan otra cosa, es la voluntad popular. Si en Francia, en España o en Brasil gana una opción que no es del gusto de algunos, se respeta. ¿Acaso somos menos que los demás?
¿Cómo cree que el nuevo Gobierno de Benjamin Netanyahu va a influir en las relaciones entre el pueblo palestino y el israelí?
Aunque nos preocupan las políticas del actual Gobierno del Estado de Israel, la ocupación es la misma, sea la extrema derecha fundamentalista y fascista, la derecha moderada o cualquier otra formación política la que gobierne. La relación entre el pueblo palestino e Israel es una relación de una potencia de ocupación con un pueblo ocupado.
¿Cómo considera que es la percepción de la sociedad española en cuanto a la cuestión palestina?
Creo que la gente en España simpatiza con la causa del pueblo palestino y que la mayoría favorece una solución pacífica y una relación entre pares. La relación entre Palestina y España es una historia de miles de años entre las dos orillas del Mediterráneo y específicamente de nuestros antepasados. Con el paso del tiempo evolucionó y llegó a un nivel satisfactorio de relaciones que siempre tratamos de desarrollar y llevar a mejor. Creo que el pueblo español, que por naturaleza es solidario, es sensible y se solidariza con las causas justas; entre ellas la de Palestina.
Sin embargo, hoy el Gobierno de España todavía tiene sobre la mesa reconocer a Palestina como Estado. ¿A qué cree que se debe esa demora?
Yo no soy portavoz del Gobierno español, pero creo que es vital que nuestros amigos españoles y europeos sean ecuánimes: si hablan de la solución de dos estados, deben ser consecuentes con esto. Si reconocen uno, el Estado de Israel, deben reconocer al otro. Nosotros esperamos que implementen sus buenas intenciones en hechos concretos con respecto al reconocimiento al Estado de Palestina, que más que un anhelo es una necesidad.
En 2018, Donald Trump traspasó la embajada estadounidense desde Tel Aviv a Jerusalén. En la actualidad, Joe Biden, que ha agotado ya medio mandato, no ha revertido esa situación. ¿Cómo son las relaciones con la Administración actual?
Queremos tener una relación de amistad con todos los países, pero Estados Unidos ha actuado de forma totalmente parcial desde la creación del Estado de Israel. Ahora, además, lo protege y lo blinda ante cualquier crítica usando el pretexto del antisemitismo. Creo que así no le hacen ningún favor. Estados Unidos trata a Israel como un ente por encima del derecho internacional.
"Estados Unidos trata a Israel como un ente que está por encima del derecho internacional"
Si considera que en el caso de Europa es una cuestión de remordimiento tras el Holocausto, ¿a qué cree que se debe esta tendencia en el caso de EEUU a favorecer el Estado israelí?
En el caso de Estados Unidos son sus intereses. El actual presidente, Joe Biden, ha afirmado ser sionista en más de una ocasión, igual que muchos millones en Estados Unidos que se identifican con el sionismo. Cuando Biden era presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado dijo que no se podía ni imaginar lo que habría que invertir para mantener los intereses estadounidenses en la región sin Israel. Y luego afirma: “Si no existiera Israel, habría que inventarlo”.
En 2020, se firmaron, bajo el impulso de Trump, los Acuerdos de Abrahams entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. También Marruecos ha formalizado desde entonces la normalización de las relaciones con Israel. ¿Qué significa para Palestina este acercamiento entre estos países árabes e Israel?
Israel ha intentado convencer al mundo de que el problema es la falta de paz con los países árabes y no con Palestina. El problema es que los israelíes no ocupan ningún otro país árabe, aunque sí, trozos de territorios como los Altos del Golán, que son sirios. Si realmente pretenden llegar a un pacto con todos los árabes, primero tienen que hacerlo con los palestinos. Para eso están dentro de la Iniciativa de Paz Árabe aprobada en el año 2002 en la Cumbre de Beirut, que afirma que para normalizar las relaciones primero hay que poner fin a la ocupación. Lamentablemente, Israel quiere hacerlo al revés.