Agencias

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha despedido a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, justo un día después de que éste solicitara la detención de la reforma judicial promulgado desde el Gobierno. La crisis dentro del Ejecutivo saltó cuando el ministro se manifestó en su cuenta de Twitter declarando que "la seguridad del Estado de Israel es la misión de su vida" y por ello "no voy a dar mi brazo a torcer. Necesitamos un cambio en el sistema de justicia".

El funcionario asegura en sus declaraciones que había intentado "durante días y semanas" presentar y razonar la situación de seguridad en el país, con la finalidad de proteger a Israel y "a nuestros hijos e hijas" siendo obligatorio "detener las manifestaciones y protestas, y buscar el diálogo". Netanyahu ha tomado esta postura como un ataque contra su autoridad y ha decidido quitárselo de en medio destituyéndolo de su cargo

El pasado jueves 23 de marzo el Parlamento israelí (Knesset) ratificó la ley que limita las circunstancias en las que un primer ministro puede ser destituido. Más concretamente, mediante esta reforma Netanyahu quedaría libre de ser juzgado de todas los cargos de corrupción de los que está acusado. Esta jugada para librarse de los tribunales es el motivo por el que millones de ciudadanos israelitas llevan meses.

La ley anterior carecía de detalles sobre las circunstancias específicas que podían dar lugar a cese por incapacidad. Según el Instituto para la Democracia de Israel (IDI), una organización ajena a los partidos políticos, esa norma dejaba a Netanyahu vulnerable a una posible declaración de incapacidad por parte de la fiscal general Gali Baharav-Miara, en caso de que esta percibiera un intento por su parte de detener sus tres causas judiciales.

"Lo que tenemos ante nuestros ojos es un conjunto de elementos legislativos que son muy preocupantes y que están avanzando a gran velocidad", dijo Gil Limon, adjunto de la fiscal general Baharav-Miara. "Tienen el potencial de servir a los intereses personales de un hombre en relación con los resultados de los procedimientos legales a los que se enfrenta", sentencia.

La revolución popular estalló el pasado jueves después de ser aprobada la ley en el Parlamento con 61 votos a favor y 47 en contra. La furia popular ha batido el récord de manifestantes con unas 630.000 personas, la mayoría de ellas concentradas en la capital, Tel Aviv.

Destitución por traición

La destitución de Yoav Gallant ha roto además el gobierno de coalición que lidera el país, algo que el ahora exministro incluyó en unas declaraciones para una cadena de televisión. "La brecha dentro de nuestra sociedad se está ampliando y está penetrando en las Fuerzas de Defensa de Israel". Los cismas, dijo, han causado "un peligro claro, inmediato y tangible para la seguridad del estado; no seré parte de esto". 

[El Parlamento israelí aprueba la reforma que impide que Netanyahu sea cesado por corrupción]

Su destitución por orden de Netanyahu es una muestra más de la intención de proceder a la votación final del proyecto judicial a principios de esta semana.

Menos de tres meses es lo que ha durado en el cargo Gallant, quien venció a su rival de extrema derecha en el proceso de selección para ocupar el puesto al frente del Ejército. Su selección fue aplaudida desde los Estados Unidos, quienes temían una figura extremista liderando las tropas judías.

Gallant había recibido mensajes y llamadas de excompañeros militares al haber expuesto su contrariedad a la decisión tomada por Netanyahu. 

Se expande la rebeldía 

Un alto legislador del partido Likud del primer ministro se ha hecho eco del llamamiento de Gallant para detener la reforma judicial y ha planteado la posibilidad de que la mayoría parlamentaria del gobierno se vea erosionada.

La disidencia del propio partido y gabinete del primer ministro ha agravado meses de protestas masivas sin precedentes por parte de Israel, quienes temen que el paquete de reformas pueda poner en peligro la independencia de la corte.

Manifestantes asaltan las calles en protesta por la reforma judicial y baten un récord de asistencia. Reuters

A pesar de la mayoría parlamentaria del partido de Netanyahu en el Knesset, con 64 de los 120 escaños, los disidentes del Likud han cuestionado cómo, o incluso si, procederá esa votación aún no programada.

Yuli Edelstein, un legislador del Likud que encabeza el Comité de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knesset, también ha pedido una pausa en la revisión para permitir la discusión y las revisiones. Cuando se le preguntó en una entrevista si se abstendría o votaría en contra del proyecto de ley que se avecinaba, no respondió directamente, pero citó su ausencia en las sesiones de la Knesset a principios de este mes. "Debo recordarles que cuando no me escucharon en el Likud e ignoraron mi llamado al diálogo, no estuve en la primera lectura de estos proyectos de ley", dijo Edelstein a la Radio del Ejército de Israel. "No queremos enterrar las reformas", añadió, pero "llevarlo a votación antes de que quede claro que hay apoyo sería un aventurerismo que es mejor evitar".

La declaración de Gallant fue bien recibida por el legislador sénior del Likud, David Bitan. Un joven legislador del Likud, Eli Dalal, se pronunció la semana pasada a favor de suspender la legislación. Pero no estaba claro si ellos u otros en el Likud podrían abstenerse en una votación de ratificación.