El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha cedido al chantaje. Ayer domingo, dio luz verde a que su ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, diseñe una 'guardia nacional' para prevenir el terrorismo. A cambio, Ben-Gvir aceptará frenar la polémica reforma judicial.
La idea de esta 'guardia nacional' es reforzar las fuerzas policiales fronterizas y acrecentar las incursiones en la Cisjordania ocupada. Para su financiación, "Bibi" se ha comprometido a recortar un 1,5% el presupuesto de cada otro ministerio del Estado.
Esta medida detonó protestas masivas en Tel Aviv la noche del domingo, y preocupa a los cuerpos policiales existentes, la Justicia y a los árabes israelíes.
La decisión también ha sido criticada por quienes temen que la creación de una 'guardia nacional' disponga bajo el mando del ministro una suerte de milicia sectaria. Ben-Gvir, que representa una derecha aún más extrema que la de Netanyahu, propugna una agenda persecutoria con la minoría árabe.
Es líder de Otzmá Yehudit —en español, Poder Judío—, un partido de ultraderecha y religioso que sigue la doctrina del partido ortodoxo Kach, prohibido en Israel y calificado como organización terrorista por los Estados Unidos. Ha sido acusado más de 50 veces y condenado en ocho ocasiones por disturbios, vandalismo, incitación al racismo y enaltecimiento del terrorismo.
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Sin embargo, es precisamente "el terrorismo y crímenes nacionalistas" lo que Ben-Gvir pretende combatir con su nueva 'guardia nacional', que "alcanzará aquellos sitios que en los últimos años se han convertido en el patio trasero de Israel. Este es un proyecto sionista que busca fortalecer la seguridad y la gobernanza de Israel", explicó el ministro.
La autorización para crear la nueva fuerza es aún preliminar, y el proyecto necesita pasar a un comité de miembros del aparato de seguridad antes de ser aprobado definitivamente. Según las declaraciones a Efe de Alon Levavi, un expolicía israelí, la idea de Ben-Gvir "es una pérdida de tiempo y de dinero" que no sólo pondría a dos fuerzas a operar sobre un mismo territorio, sino que también favorecería la intromisión de la política en cuestiones operativas.
La 'guardia nacional' que propugna el ministro ultraderechista reclutaría, junto a dos mil agentes, a voluntarios. Thabet Abu Rass, activista por la igualdad de los árabes israelíes, pronostica que estos últimos vendrán "de organizaciones de extrema derecha, de las colonias y asentamientos en la Cisjordania ocupada y de grupos racistas antiárabes", pronostica.
También existe preocupación por que el cuerpo de seguridad de Ben-Gvir ponga en el punto de mira a los ciudadanos israelíes de izquierdas. En una entrevista con HaAretz, el ministro de Asuntos Jerosolimitas Amijai Eliyahu —también del partido Poder Judío— defendía la creación de esta 'guardia nacional' para ocuparse "de los ciudadanos del país que se identifican con el enemigo".
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