Mientras sigue aún el recuento de heridos y muertos tras el barbárico ataque de Hamás sobre los territorios israelíes al oeste de la frontera con Gaza, es inevitable pensar en cuáles serán los siguientes movimientos. Oriente Medio ha sido un polvorín desde principios del siglo XX, coincidiendo con los compases finales de la colonización inglesa, y nadie ha sido capaz aún de encontrar soluciones que convenzan a todos los implicados.
Como era de esperar, Israel ha reaccionado a la agresión con bombardeos sobre territorio palestino sin acabar de detallar los objetivos específicos y se habla de que la operación por tierra puede empezar en cualquier momento. La guerra total queda a un paso y los interrogantes son múltiples. Repasamos estos 10 puntos críticos para hacer más fácil la comprensión de lo que pueda suceder.
¿Intentará Israel una ocupación por tierra?
Como decíamos, Israel parece estar preparando una operación terrestre en la franja de Gaza. Se habla de más de 100.000 movilizados dispuestos a cruzar la frontera y ocupar territorio palestino. Ahora bien, ¿cuál es el objetivo israelí? Eso es lo que aún no sabemos. En principio, lo lógico sería limitar la intervención terrestre a la liquidación de los miembros de Hamás que controlan el terreno a su antojo. El problema es que eso no es fácil: los militantes de Hamás tienen un amplio apoyo entre la población civil y no dudarán en usar a esa población civil como escudo humano para protegerse.
En ese sentido, Israel tendría que ocupar la totalidad de la franja de Gaza y quedarse ahí suficiente tiempo como para garantizar que no tiene que volver a entrar en muchos años. Eso supondría una importante pérdida de efectivos… y una de las doctrinas militares de Israel es cuidar el número de bajas. Desde luego, lo que no tendría demasiado sentido es mantener esa ocupación en el tiempo y arriesgarse no sólo a la condena de la comunidad internacional sino a la resistencia interna. Más muertos y más odio. No compensa. Entrar, cumplir la tarea y salir. Esa debería ser la idea principal. Otra cosa es que pueda cumplirse.
¿Puede Hamás resistir o huirán sus líderes?
Pese a vivir en un entorno de extrema pobreza, Hamás es una milicia con suficientes medios bélicos como para aguantar parcialmente una acometida israelí. Cuenta con el apoyo de Turquía, Qatar e Irán, lo que a su vez implica que cuenta con el apoyo de Siria y de Rusia. No es poca cosa. Si todo ese dinero se dedicara a políticas sociales en beneficio de sus ciudadanos, en Gaza se viviría mucho mejor, pero no parece el objetivo de los terroristas.
Dicho esto, esa resistencia sólo puede ser temporal. Tarde o temprano, los líderes de Hamás tendrán que huir a alguno de esos países aliados (lo normal sería utilizar Qatar como refugio, tal y como ha hecho su líder Ismail Haniyeh y varios de sus ayudantes). Hay que recordar que Qatar ya acogió a los líderes talibanes en su momento mientras esperaban a que sus soldados les hicieran el trabajo sucio. Acabar con Hamás, en el sentido de acabar con su estructura de mando al completo, parece tarea imposible. Sí se puede limitar su capacidad de ataque.
¿Abrirá Egipto su frontera para la salida de refugiados?
Cuando se habla del “aislamiento” de Gaza y de su altísima densidad de población y de las pésimas condiciones de vida en las que viven sus habitantes siempre se habla de Israel y del llamado muro de la vergüenza que separa sus territorios de los de sus vecinos. Ahora bien, aunque quisiera, Israel no podría nunca bloquear Gaza por completo porque no controla toda su frontera. Hay un paso al sur que lleva a Egipto… aunque está continuamente cerrado.
¿Por qué Egipto, aliado tradicional de Palestina desde el mismo 1948, niega ahora a los palestinos la posibilidad de salir de sus territorios? La razón, de nuevo, es Hamás. En El Cairo temen que, junto a los refugiados que salgan en busca de un futuro mejor, se les cuelen miembros de la banda terrorista. Una banda terrorista que puede agitarles la política interior llevando ahí su yihad… y que, en este caso concreto, puede arrastrar la guerra a sus fronteras si Israel decide ir allí a buscar a sus enemigos.
¿Atacará Hezbollah desde el norte?
Si Qatar y Turquía son los aliados tradicionales de Hamás, Hezbollah es una milicia iraní instalada en el sur del Líbano con el fin de desestabilizar el norte de Israel y, a ser posible, Cisjordania. Desde el mismo sábado 7 de octubre, Hezbollah ha amenazado públicamente con atacar al estado judío si éste penetraba en Gaza y recientemente las alertas israelíes saltaron ante lo que resultó ser un error de detección de una falsa ofensiva en la zona.
Hezbollah está más y mejor armada que Hamás y ya resistió los envites de Israel en la guerra de 2006, cuando Ehud Olmert quiso crear una especie de zona de exclusión que rebajara los ataques con cohetes sobre los poblados israelíes. De ahí la preocupación por el doble frente. A lo largo de su historia, Israel ha estado acostumbrado a lidiar con dobles, triples y hasta cuádruples amenazas, pero el precedente citado inquieta y mucho. No es probable que Israel dé el primer paso. De hecho, si se ve obligado a defenderse, la operación de Gaza se hará más dificultosa. La guerrilla libanesa pidió este jueves a sus “compañeros de Cisjordania” un ataque sobre Jerusalén para este viernes. Veremos en qué queda.
¿Tendrá que rendir cuentas Netanyahu?
La carrera política de Benjamin Netanyahu va de sobresalto en sobresalto en su recta final. Tras varios intentos infructuosos de formar gobierno (el Likud ganó cuatro de las cinco elecciones generales que se celebraron en apenas tres años, entre 2019 y 2022), Bibi tuvo que unirse a la extrema derecha y pronto se enfrentó directamente a la judicatura, con el intento de someter al Tribunal Supremo. El rechazo popular y las advertencias de Biden al respecto calmaron sus ánimos totalitarios.
Ahora bien, esto es otra cosa. Avisara o no Egipto del ataque días antes, que aún está por aclarar, lo que es indudable es que el gobierno ha fallado en su obligación de proteger a su pueblo. Es inadmisible que la inteligencia israelí naufragara de esta manera y que las fuerzas de seguridad tardaran tantísimo en reaccionar, dejando a las víctimas durante largas horas en manos de sus verdugos. Un error imperdonable que tal vez no haya de pagar en medio de una guerra… pero que muy probablemente le acabe costando el puesto en cuanto esta acabe.
¿Será Israel un nuevo motivo de división en EEUU?
Netanyahu y Biden fueron amigos durante muchísimos años, luego se enemistaron por la cuestión del Tribunal Supremo y ahora vuelven a hablar a diario. Tanto republicanos como, sobre todo, demócratas, han hecho de la defensa del estado de Israel una de las bases de sus agendas internacionales a lo largo de los años. Por convicción -se trata del único país mínimamente democrático en la región- y por interés electoral -en Estados Unidos viven cinco millones de judíos, casi los mismos que en Israel-.
El factor inesperado en esta ecuación es, de nuevo, Donald Trump. Trump, que había dicho el mes pasado que Biden “había traicionado a Israel” por negociar con Irán la liberación de cinco ciudadanos estadounidenses a cambio de 6.000 millones de dólares retenidos en bancos norteamericanos, salió este miércoles con unas declaraciones sorprendentes en las que acusaba a Netanyahu de traicionarle a él. ¿Cuándo? Cuando Trump decidió unilateralmente asesinar al general iraní Qasem Soleimani en enero de 2020. Es imposible saber con cuál de los dos Trumps nos tenemos que quedar ni si eso afectará a la unidad del bloque proisraelí en EEUU.
¿Los enemigos de Irán socavarán su influencia?
Desde la revolución de los ayatolas en 1979, Irán ha pretendido liderar en solitario la batalla del islamismo yihadista frente a Occidente. Aunque ha tenido fases de mayor y menor agresividad, lo cierto es que el régimen de Alí Jamenéi sigue en la actualidad moviendo los hilos del terrorismo internacional, especialmente desde la caída en desgracia de Al Qaeda y la derrota del Estado Islámico frente a las tropas de Rusia y Siria, los dos grandes aliados de Irán en la zona.
Con todo, Irán tiene algo de bicho raro en el entramado musulmán de Oriente Medio. Su origen no es árabe, sino persa… y su visión del Islam no es la suní (como el 90% de la población de la zona), sino chií, rasgo que comparte con Hezbollah. Muchos están esperando un gran fracaso en su política exterior que les sirva como cura de humildad; en especial, Arabia Saudí, que estaba ultimando un acuerdo con EEUU para la normalización de sus relaciones diplomáticas con Israel cuando se produjo el salvaje ataque de Hamás. Una coincidencia de lo más sospechosa.
¿Se ha equivocado Putin al jugar la baza palestina?
Los vínculos de Rusia con los países musulmanes vienen de los tiempos de la URSS, cuando le servían para hacer frente a Estados Unidos durante la guerra fría. Rusia es aliado preferencial de Irán y tiene en Siria algo muy parecido a una colonia, administrada desde hace años por el Grupo Wagner. Todo eso justificaría el frío mensaje del ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, el pasado sábado, cuando evitó ponerse del lado de Israel a las pocas horas de la masacre.
El problema aquí es que Israel, tradicional aliado de Occidente, llevaba 20 meses rechazando todas las peticiones de ayuda militar por parte de Ucrania y Estados Unidos. Su intención era no molestar a Putin… y Putin se la ha devuelto jugando a la ambigüedad, cuando no directamente a la hostilidad. A Rusia le puede salir bien lo de agitar el cotarro, pero lo que está claro es que sale de aquí con un enemigo más. Un enemigo poderoso, para más señas.
¿Turquía será fiel a la OTAN?
Recep Tayyip Erdogan. Si hubiera que empezar una crónica de la actualidad internacional habría que empezar por él. Turquía es un país musulmán en territorio europeo, que forma parte de la OTAN y pretende (a veces) ingresar en la Unión Europea. A la vez, es socio comercial preferente de Rusia y sus fronteras dan al Mar Negro, al Estrecho del Bósforo y al Mediterráneo. En resumen, está en el medio de todos los conflictos mundiales y no pierde oportunidad para hacer valer su independencia.
Por ello, en la guerra de Ucrania, ha jugado en contra de Rusia (envió sin previo aviso a varios prisioneros del Batallón del Azov de vuelta a Kiev) sin dejar de negociar con Moscú la salida del grano ucraniano por el Mar Negro o albergar negociaciones de paz al inicio del conflicto. Del mismo modo, pese a que la primera reacción de Erdogan fue claramente hostil a Israel, en la actualidad está negociando junto a Estados Unidos la liberación de rehenes. Al fin y al cabo, para cuadrar el círculo, Turquía es un país aliado de Hamás, adonde suelen huir sus miembros cuando vienen mal dadas.
¿Resurgirá Fatah de sus cenizas?
Cuando se habla de los dos estados independientes como solución al conflicto entre israelíes y palestinos, se obvia que ya hay algo muy parecido a un estado palestino sólo que con otro nombre: Autoridad Nacional Palestina. El problema es que la ANP y Fatah, el partido que gobierna desde 2005 (fecha de las últimas elecciones) no pintan demasiado entre la población local, aunque sigan manteniendo a Mahmud Abbas como líder testimonial de los territorios de Gaza y Cisjordania. Los enemigos de Arafat buscaron en su momento el enfrentamiento interno de Hamas con Fatah y se equivocaron de pleno.
Ahora que está claro que Hamás es mucho más peligrosa que Fatah y además es incontrolable, puede que el proceso se revierta, es decir, puede que Israel y Occidente se vuelquen en apoyar a Abbas y a la ANP… siempre que estos consigan mantener la paz en Cisjordania y en su parte de Jerusalén, algo que, de momento, están logrando, aunque entre enormes presiones. La sola idea de dos estados independientes cuando uno está liderado por Hamás y sólo busca la extinción del vecino es inviable. Con Fatah, ya lo sabemos, sería otra cosa. Para ello, eso sí, Fatah habría de tener algún tipo de poder en la zona. Algo que, ahora mismo, no tiene.