El grupo islamista palestino Hamás liberó este lunes a dos mujeres rehenes israelíes, ancianas de 85 y 80 años, tras las exigencias de varios líderes occidentales y la mediación de Egipto, Qatar y Cruz Roja. Las liberadas, Yochved Lifshitz y Nurit Yitzhak, residentes en una localidad cercana a la Franja de Gaza, fueron devueltas por "razones humanitarias imperiosas y satisfactorias", según anunció Hamás.
Lifschitz, de 85 años, ha relatado ante los medios de comunicación lo que ha vivido como rehén de Hamás. "He pasado por un infierno", ha lamentado. Cuando la secuestraron, miembros de Hamás la golpearon con palos y la obligaron a andar varios kilómetros hasta que llegaron a un túnel en el que la retuvieron más de dos semanas, según ha relatado su hija, quien ha traducido lo que decía su madre desde el hospital en Tel Aviv, donde fue trasladada tras ser liberada este lunes por el paso de Rafah, frontera de Gaza con Egipto.
El grupo de secuestrados del que formaba parte Lifschitz dormía en colchones, en un entorno limpio. Además, un médico venía a verles cada tres días. La alimentación se limitaba a pepinos y queso, según ha contado. Aunque la golpearon con palos el primer día, los milicianos palestinos le aseguraron que no la harían daño porque "creen en el Corán". La Cruz Roja confirmó este lunes tras la liberación que fueron devueltas en "buen estado". En general, ha contado Lifschitz, los miembros de Hamás fueron "simpáticos".
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Con estas dos liberaciones, al menos cuatro de los 222 secuestrados por Hamás, según Israel, ya han salido de la Franja de Gaza. Entre los rehenes hay mujeres y niños de varias nacionalidades.
Tanto Lifshitz y Yitzhak son residentes del kibutz Nir Oz, una comunidad pegada a Gaza y de las más afectadas por la ofensiva de Hamás del 7 de octubre, el día en el que fueron secuestradas. En total han estado 17 días retenidas en los túneles de Hamás en Gaza. Los dos maridos de las mujeres siguen siendo rehenes de Hamás.
En un vídeo de la liberación, un miembro de Hamás que portaba una ametralladora grande con un chaleco antibalas escolta a Lifshitz hasta la furgoneta blanca de la Cruz Roja. Antes de entrar en la furgoneta, la mujer le da la mano al miliciano y le dice "salam" (paz en árabe), que se utiliza habitualmente como un saludo.
La mediación de Egipto y la Cruz Roja para la liberación de las dos ancianas ha sido agradecida por Israel, que ha destacado el "importante papel" que han tenido ambos. Hamás, por su parte, ha criticado la poca colaboración israelí para conseguir las liberaciones. El Gobierno de Netanyahu, sin embargo, ha asegurado haber "trabajado duro los últimos días en todos los canales para lograr su liberación y superar las numerosas dificultades que pone Hamás".
Ayudaba a palestinos
Yochved Lifshitz, una de las liberadas, es una abuela israelí que junto a su marido, aún secuestrado, ayudaba a los palestinos que estaban enfermos en Gaza a llegar a hospitales, según relató su nieto a la agencia Reuters.
"Son activistas de los derechos humanos, activistas por la paz toda su vida", afirmó Daniel Lifshitz a Reuters tras la liberación de su abuela. Daniel asegura que hacía más de una década que sus abuelos ayudaban a muchos palestinos de la Franja de Gaza a llegar a hospitales israelíes para recibir tratamiento.
"No tengo palabras para expresar el alivio que siento al saber que ahora está a salvo, aunque me centraré en conseguir la liberación de mi padre y todos aquellos que siguen siendo rehenes de Hamás", escribió en un mensaje la hija de Lifshitz al que tuvo acceso Reuters.