Hamás planeó su ataque 2 años, entrenó tropas en Irán y despistó al Mossad con medios analógicos
Hamás habría dividido a sus hombres en dos equipos: uno habría actuado bajo tierra, en los túneles de Gaza planificando cada detalle en secreto y el otro estaba conformado por los terroristas que cometieron la masacre.
27 octubre, 2023 02:13No hubo nada espontáneo en la masacre del sábado 7 de octubre, ninguna gota que colmó el vaso ni ningún espasmo revolucionario. Los líderes de Hamás planearon el ataque cuidadosamente durante dos años, movilizaron a más de 1.500 de sus hombres, los entrenaron y armaron hasta los dientes y les dieron órdenes de asesinar a civiles y militares israelíes en puntos muy determinados del lado judío de la frontera con Gaza.
Según fuentes de la inteligencia estadounidense, Hamás habría dividido a sus hombres en dos equipos: uno habría actuado continuamente a lo largo de estos dos años bajo tierra, en los interminables túneles que recorren la ciudad de Gaza. Mediante el uso de teléfonos fijos conectados entre sí por un cableado kilométrico, este equipo se dedicó a planear cada detalle del ataque, sin dar instrucción concreta alguna hasta el ultimísimo momento a los numerosos terroristas que iban a pasar a la acción.
De esta manera, Hamás evitó durante todo ese tiempo que el Mossad y la CIA intervinieran sus comunicaciones, lo que contesta una de las grandes preguntas que todo el mundo se hizo el mismo día de la matanza: ¿cómo era posible que una agencia de espionaje de tanto calibre no hubiera advertido alerta alguna de la invasión y no hubiera podido, en consecuencia, evitarla? Simplemente, estaban mirando donde no era.
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Aunque es cierto que se rumoreó en un primer momento que Egipto habría avisado a Tel-Aviv de "movimientos inhabituales" dentro del aparato militar de Hamás, Israel siempre lo ha negado. Lo que sí aseguran varios medios estadounidenses es que agentes del propio Mossad informaron de maniobras de entrenamiento de determinados grupos al aire libre, aunque sus superiores no les dieron demasiada importancia porque, a su parecer, "los de Hamás siempre están de maniobras".
El entrenamiento con la Fuerza Quds
Esto nos lleva al segundo grupo, es decir, al encargado de ejecutar la barbarie. Parte de su entrenamiento, como ha quedado dicho, se llevó a cabo en Gaza... pero sólo como última fase de una formación previa que se había desarrollado en Irán. Unos 500 hombres de Hamás y de la Yihad Islámica se pasaron varias semanas del mes de septiembre a las órdenes de los oficiales de la Fuerza Quds, una rama de la Guardia Revolucionaria Islámica, aún desconocedores de cuál sería su verdadera misión.
La Fuerza Quds depende exclusivamente del ayatolá Alí Jamenei y es el brazo armado de Irán en los conflictos internacionales. De hecho, se formó durante la guerra entre Irán e Irak en los años ochenta y, a lo largo de estos más de 40 años, ha participado de forma activa o pasiva en la guerra civil de Líbano, la guerra de Bosnia, la insurrección siria y la lucha contra el Estado Islámico en Irak. Se da la curiosidad de que el líder de la Fuerza Quds durante años fue el general Qasem Soleimani, asesinado por Estados Unidos en enero de 2020 en una operación especial encargada en primera persona por el presidente Donald Trump. Irán juró entonces venganza contra Washington.
Aparte de la formación militar, Irán habría ayudado a Hamás con la entrega de drones para atacar los puestos israelíes de vigilancia. Eso habría permitido la entrada por la frontera de los terroristas en parapentes y motocicletas, métodos algo rudimentarios, comúnmente utilizados por la Fuerza Quds, pero hasta ahora no por Hamás, lo que terminó de despistar a la inteligencia israelí. Irán no sólo respalda a Hamás en su intento de acabar con el estado israelí, sino que mantiene económica y militarmente a decenas de grupúsculos desde Yemen hasta Líbano, entre ellos, por supuesto, Hezbolá, que directamente es una milicia capaz de combatir contra cualquier ejército.
Reunión Rusia-Hamás en Moscú
La amenaza de Irán está, por lo tanto, detrás de cada movimiento de Israel en territorio palestino, pero, de momento, parece que Jamenei está midiendo hasta dónde puede involucrarse sin dañar a su propio país. En un primer impulso, tanto Irán como Hezbolá aseguraron que entrarían en guerra con Israel si el país gobernado por Benjamin Netanyahu ponía un solo pie en Gaza, algo que ya ha hecho sin consecuencia relevante alguna. En la madrugada del martes al miércoles, un grupo de tanques entró en el norte de Gaza para atacar objetivos vinculados a Hamás, en lo que el ejército israelí calificó de "preparativo para la invasión terrestre".
Asimismo, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron la muerte de Shadi Barud en un bombardeo sobre Gaza. Barud estaba considerado el segundo jefe de inteligencia de Hamás y, siempre según fuentes israelíes, habría sido el cerebro detrás de los ataques del 7 de octubre junto a Yahya Sinwar, líder político de Hamás y gobernador de facto de la Franja. Su muerte sería una más entre los "miles de terroristas" que el primer ministro Netanyahu aseguró en la televisión israelí que habían sido asesinados en las pasadas dos semanas. El ministerio de salud de Gaza, controlado por Hamás, insiste en que, en su gran mayoría, los asesinados son civiles.
Netanyahu insistió también en su alocución pública en que la incursión terrestre en Gaza era cuestión de poco tiempo. Ahora bien, el trabajo diplomático sigue para evitar que dicha incursión cause aún más daño entre los civiles. Estados Unidos intenta calmar las ansias de su aliado -todo el tiempo que gane para poder evacuar sus bases en Oriente Próximo en caso de emergencia le viene de maravilla- y Rusia ha mostrado abiertamente su apoyo a Hamás al recibir a una delegación del grupo terrorista en Moscú.
Hay que recordar que Rusia e Irán son aliados y que el país de los ayatolás es de los pocos que ha colaborado militarmente con Putin en su guerra en Ucrania. De ahí, probablemente, que en el Kremlin se sientan obligados a inclinarse del lado palestino en este conflicto -algo que, por otro lado, la URSS hizo durante décadas-, un gesto que Israel ya ha dejado claro que no va a olvidar en el futuro a la hora de tomar partido por Ucrania, algo que no se había decidido a hacer en los 20 meses anteriores a la masacre del 7 de octubre.