Qatar, la base operativa de Hamás donde Israel, Irán y EEUU se sientan a negociar
El profesor Ignacio Gutiérrez de Terán explica a EL ESPAÑOL cómo este emirato ha conseguido mediar hasta abrir parcialmente el paso de Rafah.
2 noviembre, 2023 02:46El miércoles, después de 25 días de guerra, los primeros palestinos con pasaporte extranjero salieron hacia Egipto por el paso de Rafah. Una semana antes, Hamás había liberado a cuatro de los 220 rehenes secuestrados en Gaza desde el 7 de octubre. La guerrá está siendo cruda, pero una pequeña ventana para el diálogo sigue siempre abierta. Aunque este sea rígido y sus frutos escasos.
En un conflicto con tan pocos grises, donde las principales potencias se han aferrado a un lado u otro, hay pocos escenarios posibles para albergar las negociaciones, auspiciadas por Estados Unidos. Hasta ahora, la terra nullius más fiable la ofrece Qatar, un país en la otra orilla de la península arábiga, lejos de Gaza, Ramala o Tel Aviv, aunque también de Washington y de Teherán. Allí es también donde Hamás tiene su base de operaciones oficiosa, y donde residen desde hace años los capitanes de su facción política.
Pero, ¿por qué ese emirato, del tamaño de la Región de Murcia, resulta el intermediario perfecto en esta guerra? En realidad, Qatar ya ha arbitrado en otras disputas. Hace apenas unas semanas, Rusia y Ucrania acordaron en este país árabe devolver a Kiev un grupo de niños tomados por la fuerza tras la invasión rusa de febrero de 2022. El secreto está en el equilibrio riguroso que Doha demuestra en su política exterior, que utiliza para estrechar lazos con enemigos irreconciliables y reafirmarse así como un óptimo tercero.
Los éxitos de la alternativa catarí, aunque modestos, son ya manifiestos. Hamás afirmó el martes que liberará a más rehenes con pasaporte extranjero gracias a la intermediación de Qatar ―y de Egipto, cuya región del Sinaí es limítrofe con la ciudad gazatí de Rafah―. Demás países, como Tailandia, han recurrido en los últimos días a Doha para incluir a sus ciudadanos retenidos en Gaza en los planes de negociación. Mientras tanto, "Hamás guarda el máximo mutismo en torno a esto. Pero sí es muy probable que Qatar esté negociando ya un mayor número de deliberaciones", afirma a EL ESPAÑOL el profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid, Ignacio Gutiérrez de Terán.
Para el investigador, coautor del libro Qatar: La perla del Golfo (2022), las negociaciones están suponiendo "un quebradero de cabeza para Tel Aviv, puesto que muchas veces ponen en compromiso las posturas militares belicosas de un sector del Gobierno israelí. Es evidente que, si hubiese una tregua o por lo menos se relajasen los cruentos bombarderos sobre Gaza, estas negociaciones tendrían más posibilidades de prosperar. Imagino también que Qatar irá en esa línea en sus negociaciones", apunta.
¿Qué condiciones reúne Qatar para ser, de entre todos los actores posibles, el sitio que concentra las negociaciones?
En un mediador se busca la fiabilidad con respecto a las dos partes, y Qatar tiene esa ambivalencia: es un Estado musulmán tradicional apegado en principio a la región de Oriente Medio, pero que mantiene muy buenas relaciones con Occidente. El primer ejemplo es la presencia de bases estadounidenses allí y las grandes relaciones comerciales que mantiene con EEUU y Europa. Al mismo tiempo, esa identidad islámica lo acerca a los países musulmanes del entorno, en concreto con los círculos del islam político en un principio moderado. Ahí se inscribe la buena relación que ha tenido siempre con los Hermanos Musulmanes, tanto en Siria y en Egipto, como en Hamás, que en un principio pertenecía a toda esta constelación.
Requiere equilibrio mantener esta ambivalencia: es difícil de explicar cómo un país es capaz de condenar el ataque de Israel a Gaza desde el primer momento, pero al mismo tiempo mantener esos vínculos y estos lazos con estadounidenses e incluso israelíes. Israel sabe y reconoce que Qatar desempeña una función muy importante para la liberación de los presos que sigue manteniendo Hamás.
Esta pequeña península ha sido escenario, con horas de diferencia, de la visita de Blinken, el ministro de Exteriores de Irán, y jefes de la diplomacia rusa. En este país del Golfo Pérsico también tiene su sede Hamás y, pese a ello, Israel ha loado el rol "crucial" de la mediación de Doha. Más allá de eso, ¿Qatar tiene el poder de avanzar alguna agenda política?
El objetivo principal de la política exterior catarí es reafirmarse como el país con mayor capacidad de interlocución en la región del Golfo, por encima de rivales como Arabia Saudí. Qatar ya ha conseguido una relevancia que excede su importancia geográfica y de población, gracias precisamente a su política de mediación entre dos polos que necesitan una suerte de lugar común donde poder negociar. Esto se consigue incluyéndose, hasta cierto punto, bajo estas dos esferas de influencia. Doha mantiene una buena relación ―sobre todo económica y comercial― con Teherán, y al mismo depende en lo estratégico de Washington.
Recordemos también que dos dirigentes políticos de Hamás ―Ismail Haniya y Jaled Meshal― viven en Qatar. Las relaciones entre el país del Golfo y los mandatarios de Gaza se han cimentado durante años: los lazos diplomáticos ―e incluso de amistad― entre el emir y algunos líderes de Hamás son notorios, y los vínculos económicos también. A día de hoy y desde hace años, Qatar libera una cantidad de dinero mensual para pagar a los funcionarios de la Franja de Gaza y distribuir ayudas humanitarias.
Pero Doha no tiene peso político en las conversaciones más allá de negociar la liberación de los rehenes civiles israelíes que tiene Hamás. Las condiciones de la negociación han sido esas: que Qatar sea un facilitador del encuentro entre las partes, y que traslade las peticiones del uno al otro. No creo que quiera ―ni le dejen― llegar más allá de eso. Por el momento, tampoco se contempla que el país esté preparando una solución política de largo alcance que trascienda la liberación de los prisioneros.
Arabia Saudí tendría un margen amplio para intentar llevar a cabo una iniciativa de paz que pasaría primero por un alto el fuego. Riad estaba a punto de firmar un acuerdo de paz con Israel justo antes del ataque de Hamás. Ahora mismo, las expectativas son muy negativas. Puede ser que los saudíes, que son conocidos por tener una diplomacia lenta y reactiva, lo estén pensando. Pero aún no se ha dado ningún paso en esta dirección.