La embajadora israelí, en su regreso a España: 'Lo que dicen ahora Sánchez y Albares se ha equilibrado'
"Las declaraciones del presidente del Gobierno español y del ministro de Asuntos Exteriores han mejorado"/ "Israel no se quiere quedar en la Franja; tendrá que haber un mando palestino" / "Nadie dice que 9.000 de los muertos en Gaza son de Hamás"
21 enero, 2024 02:47Durante más de 40 días Rodica Radian-Gordon (Bucarest, 1957) no ha pisado su lugar de trabajo habitual. A finales de noviembre, la embajadora de Israel en España tuvo que abandonar temporalmente la securizada sede de Madrid después de que el entonces ministro de Exteriores israelí, Eli Cohen, la llamase a consultas.
Un movimiento dimanado de la crisis diplomática que abrieron las palabras del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, con las que acusaba a Israel de "no cumplir con el derecho internacional" y de cometer "una matanza indiscriminada de inocentes en Gaza". El malestar del Ejecutivo de Benjamin Netanyahu, que ahora cuenta con un nuevo titular de Exteriores –Israel Katz–, parece haberse diluido. "Valoramos que haya una mirada más equilibrada", sostiene Radian-Gordon.
Sin embargo, en este casi mes y medio en el que Sánchez ha transferido la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea a su homólogo belga, la guerra no ha desescalado. Más bien al contrario: con los rehenes israelíes aún cautivos de Hamás y un número cada vez mayor de muertos en Gaza, la región se ve sacudidad por nuevos ataques de fuego cruzado que van desde Yemen hasta Pakistán o Irak.
La preocupación internacional por la situación humanitaria que se vive en el enclave palestino a causa de la prolongada ofensiva israelí sigue creciendo. Y con ella parece endurecerse el tono de voces como la del alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell. "Hamás fue financiado por Israel en un intento de debilitar a la Autoridad Palestina liderada por Al Fatah", señaló el viernes en una vehemente defensa de la solución de los dos Estados. Por el momento, no hay respuesta de Israel.
Un día antes de esas declaraciones, Radian-Gordon recibe a EL ESPAÑOL en su oficina, desde donde ya ha retomado las actividades de una misión diplomática, cuando menos, compleja.
¿Por qué regresa ahora?
Porque creemos que es muy importante mantener un diálogo abierto y cercano con España, un país amigo, como todos los de la Unión Europea, con el que compartimos valores, aunque no siempre estemos de acuerdo.
¿En qué ha cambiado la retórica del Gobierno español?
El Gobierno ha tenido más en cuenta el punto de vista israelí; valoramos que haya una mirada más equilibrada.
O sea, que considera que ha mejorado respecto a finales del año pasado.
Las declaraciones del presidente del Gobierno [Pedro Sánchez] y del ministro de Asuntos Exteriores [José Manuel Albares] sí han mejorado.
¿Y las del resto del Ejecutivo?
Mire, lo que esperamos, y esa va a ser mi labor, es que cada vez haya un mayor entendimiento por parte de España sobre el hecho de que Israel ha sido atacado y que tiene todo el derecho de actuar.
¿Estuvieron las relaciones diplomáticas entre España e Israel al borde de la ruptura?
No. Pero fue un momento muy incómodo y así lo comunicamos. Eso no quita que debamos seguir cuidando las relaciones. Desde fuera es muy difícil comprender qué significa para los israelíes vivir tan cerca de una entidad como Hamás. Y mi deber es tratar de transmitirlo al Gobierno español, a los españoles, para que se valore y evalúe la situación desde nuestra perspectiva, que se entienda que no estamos hablando de algo simétrico. Porque no se puede comparar a un país democrático con una entidad terrorista que utiliza a su propia población para alcanzar objetivos militares.
[Miles de israelíes piden a Netanyahu en Tel Aviv la liberación de los rehenes de Hamás en Gaza]
¿Cree que falta empatía por parte de Occidente sobre el sufrimiento de los israelíes?
No es sólo falta de empatía, sino una ola de hostilidad y odio. Es algo que me preocupa, pero no puedo entender de dónde viene, porque no es un odio a un Gobierno o a una ideología, es un odio casi personal en contra de una colectividad, de judíos y de israelíes, a los que se les ve a todos como malos. Esto tiene raíces antisemitas. Cada gobierno tiene la responsabilidad de velar por el bienestar de sus ciudadanos. Y cuando tus ciudadanos han sido masacrados y secuestrados, el deber de cualquier gobierno es actuar para garantizar su seguridad. En Israel nadie duda de la actuación del Gobierno, de la necesidad de actuar. Fuera no se entiende tan bien y da lugar a ese odio. Muchos países tienen que hacer una introspección para entender cómo combatirlo.
¿También España?
España también forma parte de esta atmósfera que hay en Europa y en Estados Unidos. Pero no es el único.
Más de 23.000 palestinos muertos, 50.000 heridos y más de 1,9 millones de desplazados internos. ¿Le importa a Israel el pueblo palestino?
Por supuesto que importa. En la parte palestina hay víctimas y claro que es una tragedia, pero no es nada intencionado. Israel no tiene el objetivo de matar a civiles, sino de acabar con las infraestructuras de Hamás. El problema también es que hay mucha desinformación. Por ejemplo, es verdad que hay muchos muertos en la Franja de Gaza, pero lo que no dicen es que más de 9.000 son miembros de Hamás.
¿Más de 9.000?
Más de 9.000. Sí. Tampoco se habla de que entre el 15 y el 20% de los cohetes y misiles que Hamás ha lanzado a Israel, que son muchos, han caído dentro de la Franja, por lo que un número de muertos son de Hamás, que utiliza a la población como escudo humano. Repito, hay mucha desinformación sobre ello.
"Las declaraciones del presidente del Gobierno español y del ministro de Asuntos Exteriores sí han mejorado"
Sin embargo, Israel no permite la entrada de observadores internacionales ni de periodistas extranjeros para que contrasten la información.
Porque estamos en una zona de guerra muy densa, muy difícil. Nosotros matamos a tres de nuestros secuestrados. Es una tragedia que ya se está investigando y estamos viendo que es muy difícil no darle la razón a los soldados porque la situación era y es muy complicada. Mucha gente que parece inocente de repente te saca una granada de mano o un arma. Por eso no dejan entrar a periodistas, por una cuestión de seguridad.
Tras más de 100 días de ofensiva, el Ejército de Israel no ha conseguido aún acabar con Hamás ni rescatar a los cientos de rehenes que todavía permanecen en Gaza. ¿Está siendo efectiva la estrategia del Gobierno?
Nosotros pensamos que sí. Desmantelar la infraestructura de Hamás no se puede hacer ni en un día ni, aparentemente, en un mes. Cada día descubrimos cosas que hacen el trabajo más difícil, como una red de túneles mucho más grande de lo que imaginábamos. Vemos cómo los líderes de Hamás siguen escondiéndose en Jan Yunis, donde estamos concentrando los esfuerzos. Los soldados que regresan de combate hablan de casas con varias entradas a los túneles o de habitaciones de niños donde hay armamento escondido en las cunas. Hamás es una entidad terrorista que está muy arraigada en la población civil. Y es verdad que el Gobierno se enfrenta a muchos dilemas, como el de negociar para liberar a rehenes o permitir la entrada de los medicamentos que no sabemos a dónde van a ir a parar. Estamos esforzándonos mucho para liberar a los secuestrados y al mismo tiempo llegar a los líderes terroristas.
¿Cree que es posible acabar con Hamás no sólo como infraestructura, sino como idea?
Esa es la parte más difícil y depende de la educación. En la Franja hemos encontrado todos esos materiales llenos de odio a Israel y luchamos constantemente por cambiar esta percepción. Pero en negociaciones anteriores con los palestinos, obviamente no con Hamás, sino con la Autoridad Palestina, uno de los más grandes obstáculos para llegar a un entendimiento ha sido el reconocimiento de Israel como entidad, como Estado nación judío. Hamás no reconoce a Israel. En su constitución tiene la idea de destruir a esta entidad judía. Por eso después de la guerra Hamás no puede gobernar.
¿Cuánto va a durar la guerra?
No sé decirlo. Pero va a continuar de otra forma. Ahora tenemos menos soldados en la Franja y hemos cambiado el modo de lucha. Vamos a aumentar las operaciones muy enfocadas en ciertas zonas. Ahora bien, el primer ministro israelí ya lo ha dicho: no tenemos ninguna intención de quedarnos en la Franja. Nosotros ya salimos del territorio en 2005. Entendemos que la Franja tiene que ser administrada y manejada por los palestinos. Pero nuestras operaciones van a durar bastante tiempo, el tiempo que el ejército considere necesario para derrotar a Hamás.
Cuanto más dure la ofensiva mayor va a ser el número de muertos civiles en Gaza. ¿Teme que una guerra larga reduzca el apoyo internacional?
No es solo una cuestión internacional. El Gobierno y el Ejército también tienen que tener legitimidad dentro de Israel. Por el momento creo que no hay duda de que es necesario hacer lo que estamos haciendo. Mientras haya una convicción muy fuerte en Israel la comunidad internacional nos va a apoyar. Además, no se trata sólo de muertos en el lado palestino; nuestra sociedad pasa por un trauma muy profundo. Hay cientos de miles de personas desplazadas del sur desde el 7 de octubre y otros cientos de miles desplazados del norte por los ataques de Hezbolá desde Líbano. Todos sufrimos la tensión regional que viene de Yemen, Siria, Irak y por supuesto de Irán, que es quien maneja todo esto. Además, han muerto ya más de 500 soldados israelíes y cada día hay más muertos. En Israel el servicio militar es obligatorio, nos toca a todos, y creo que no hay quien no conozca a alguien que haya sido tocado directamente por la guerra.
¿Puede permitirse económicamente Israel una guerra larga?
Ya estamos empezando a ver las consecuencias en la economía y habrá que tomar medidas muy fuertes para sanear a la economía. Pero la seguridad que un Gobierno ofrece a la población es algo aún más básico.
Dice que hay una férrea convicción sobre lo que se está haciendo, pero en las últimas semanas se han incrementado las protestas de los familiares de los secuestrados el 7 de octubre que exigen un cese de las hostilidades y el retorno de los rehenes.
Hay mucha autocrítica sobre los jefes del Ejército y las organizaciones de seguridad. Y estoy segura de que habrá un cambio muy grande y profundo. Ya hemos empezado a investigar cómo pudo haber sido posible un fallo de seguridad de esas dimensiones. Y habrá consecuencias, pero por ahora no podemos saber. Solamente podemos pensar en lo que está ocurriendo tras el 7 de octubre.
Hace unos días la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de Naciones Unidas comenzó las audiencias preliminares por la denuncia de Sudáfrica contra Israel por, cito textualmente, "actos de genocidio contra el pueblo palestino en Gaza". Una de las medidas preliminares que ha pedido Sudáfrica es un alto el fuego en Gaza. ¿Cree que es posible que el Tribunal ordene una tregua?
Vamos a ver lo que pasa, pero esta acusación vergonzosa es también un modo de banalizar el concepto de genocidio. Israel no está realizando un genocidio. El término genocidio fue inventado tras el Holocausto. Son acusaciones sin base y estamos seguros de que la Corte no va a hablar de genocidio. Quien ha cometido crímenes contra la humanidad es Hamás.
"No podemos volver al statu quo. La situación tendrá que ser otra: sin Hamás"
¿Por qué Israel se niega a cesar las operaciones militares en el enclave palestino?
Todavía hay rehenes y todavía tenemos a los líderes de Hamás en la Franja. No nos podemos permitir esta situación.
Pero eso aliviaría el sufrimiento de la población gazatí, que se enfrenta a una situación humanitaria crítica.
La evaluación del Gobierno israelí es que hay que continuar.
¿Y por qué no se permite la salida o la huida de civiles de Gaza?
Sobre esto también hay cierta manipulación. Por un lado, se está acusando a Israel de querer expulsar a los palestinos de la Franja e Israel no tiene ninguna intención de ello. Y es verdad que hay voces dentro del país, algunas de ellas políticas, que dicen muchas cosas terribles, pero es un país muy plural y no todo lo que se dice representa a la política del Ejército o del Gobierno. Esto es como en España: el Ejecutivo israelí tiene un jefe que tiene una voz y es la voz del pueblo. Gaza es una población vulnerable, pero Israel no tiene toda la responsabilidad. Israel no es el único vecino de la Franja; hay otros países árabes.
Primero fue Hezbolá en Líbano, luego los hutíes de Yemen en el mar Rojo que con sus ataques han provocado la intervención de EEUU y Reino Unido. Ahora Irán dice haber atacado objetivos vinculados al Mosad israelí en Irak. ¿Teme que el conflicto escale aún más?
El peligro de que la guerra se convierta en algo regional todavía existe y creo que todos hacemos lo máximo para que no escale.
Los atentados del 7-O supusieron un punto de inflexión para el pueblo israelí. ¿Es posible volver al statu quo?
No. Rotundamente no. La situación tendrá que ser otra: sin Hamás, con una opción que acepte a Israel como parte de la región.
Igual que para Israel los salvajes atentados de Hamás han provocado un fuerte y doloroso trauma en la sociedad israelí, en Gaza la muerte y la destrucción también están dejando una profunda huella en el pueblo palestino, también en Cisjordania. ¿Ve factible la convivencia entre palestinos e israelíes?
Lo que está sucediendo es una tragedia que vivimos todos. Y personalmente yo creo que sí, porque ni los israelíes ni los palestinos vamos a desaparecer. Vamos a seguir viviendo allí y vamos a tener que llegar a un modus vivendi. Además, es posible; ya tenemos acuerdos de paz con parte del mundo árabe.
Parece que la vieja idea de los dos Estados ha regresado como solución política…
Por el momento es demasiado pronto para hablar de eso. Habrá que ver cómo termina primero la guerra.
¿Pero está esta fórmula siquiera sobre la mesa? Netanyahu parece haberla desechado.
Creo que no es el momento de planteárselo. Lo que está claro es que Israel no se quiere quedar en la Franja de Gaza y que tendrá que haber un mando palestino. Pero ya habrá tiempo para pensar en la solución.