Dos edificios minados y un 'error de cálculo' de Israel: la explosión prematura que mató a 24 soldados
Los miembros del Ejército israelí fallecidos la noche del lunes estaban demoliendo un barrio próximo a la frontera para convertirlo en una zona tapón.
24 enero, 2024 03:15Veinticuatro soldados israelíes fallecieron el lunes en Gaza, con diferencia la mayor cifra de víctimas mortales israelíes en un solo día en los tres meses de guerra contra Hamás. De ellos, tres murieron en el sur de la Franja. Los 21 restantes fueron abatidos por dos edificios que habían minado para demolerlos y crear sobre los solares una zona tapón entre la Franja de Gaza e Israel.
A lo largo del martes, nuevas claves sobre los hechos fueron dilucidando qué pasó la noche anterior en el campo de refugiados de Maghazi. Los medios israelíes informaron en un principio de que los explosivos detonaron antes de tiempo, por lo que habría habido un error de cálculo previo a la activación de las municiones. El Ejército confirmó que las explosiones fueron una reacción a unas granadas propulsadas por cohetes (RPG) palestinas que se dirigían a un tanque próximo y que cayeron cerca de los edificios en los que se encontraban los soldados.
"El primer cohete alcanzó uno de los edificios [...] Al parecer, el impacto provocó la explosión que causó el derrumbe del edificio y del edificio contiguo", declaró el contralmirante Daniel Hagari. Las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) siguen estudiando el incidente. Según Hagari, dos de los soldados que estaban asegurando la zona en un tanque cercano murieron por un segundo cohete.
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Los soldados israelíes colocaban explosivos en edificios del barrio de Maghazi, a poco más de medio kilómetro de la frontera israelí, como parte de una operación para despejar la zona. En ella, Israel había proyectado un plan para crear una zona de seguridad entre el Estado y la Franja de Gaza. Mientras Israel investiga, la cifra de soldados muertos en la ofensiva ha ascendido a 221. Sin duda, los 24 fallecidos de esta semana ejercen presión sobre Netanyahu, que desde el domingo se enfrenta a protestas en Tel Aviv y Jerusalén donde sus ciudadanos le piden el retorno de los rehenes y, en ocasiones, el alto el fuego permanente.
En esta demanda coincide el secretario general de las Naciones Unidas, el portugués António Guterres, que insistió la noche del martes a Israel en la necesidad de un cese de hostilidades. Guterres también afirmó que el "claro y reiterado rechazo a la solución de los dos Estados en los más altos niveles del gobierno israelí es inaceptable", e hizo un llamamiento para que se facilite el acceso de la ayuda a toda la Franja de Gaza.
"Toda la población de Gaza está sufriendo una destrucción a una escala y velocidad sin parangón en la historia reciente", dijo Guterres ante el Consejo de Seguridad de la ONU. "Nada puede justificar el castigo colectivo del pueblo palestino", apostilló. Denunció también que la situación humanitaria en el enclave palestino era "espantosa" y que "la población de Gaza no sólo corre el riesgo de morir o resultar herida por los incesantes bombardeos, sino que también tiene cada vez más posibilidades de contraer enfermedades infecciosas como la hepatitis A, la disentería o el cólera".
El plan israelí de una zona tapón
Los 24 soldados fallecidos el lunes murieron mientras demolían varios edificios palestinos cercanos a la frontera con Israel para crear lo que describen como una "zona de seguridad", según tres funcionarios anónimos que han hablado con el New York Times. Dos de ellos indicaron que el objetivo de Tel Aviv es que esta zona tapón sea de un kilómetro de ancho y se extienda por los 36 kilómetros de la frontera con Gaza.
Con este plan, además de evitar ataques desde la Franja como los del pasado 7 de octubre, Israel pretende convencer a los habitantes de los kibutz que fueron arrasados de que es seguro repoblar estas pequeñas comunidades cercanas a la frontera con Gaza. Hagari, portavoz principal de las FDI, dio peso a esta tesis en su rueda de prensa del martes. Los 24 soldados participaban en una operación para "crear las condiciones de seguridad para el regreso de los residentes del sur a sus hogares", dijo Hagari, que se negó a dar mas detalles.
Pero, de ser cierto, el plan israelí sería polémico por reducir significativamente el territorio de la Franja. Incluso entre sus aliados. El Departamento de Estado de EEUU se opuso a la idea de una zona tapón en diciembre, alegando que reduciría el tamaño de Gaza, un enclave ya minúsculo para los dos millones de personas que albergaba el 7 de octubre. "No queremos ver que el territorio de Gaza se reduzca de ninguna manera", dijo John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, en unas declaraciones el martes. "No apoyaremos eso", sentenció.
Balakrishnan Rajagopal, el relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a una vivienda adecuada, afirmó que la demolición sistemática de las viviendas fronterizas palestinas podría constituir un crimen de guerra, ya que no representan una amenaza inmediata para Israel. "Las Convenciones de Ginebra simplemente no contemplan lo que Israel está haciendo a lo largo de la frontera, que es una especie de limpieza preventiva de propiedades", dijo al diario neoyorquino en una entrevista telefónica el martes.