Irán ha asegurado que el ataque israelí contra su embajada en Siria "no quedará sin respuesta" y el grupo chíi libanés Hezbolá ha amenazado con un "castigo y una venganza", elevando así la tensión en Oriente Próximo a uno de sus mayores puntos desde que explotó el conflicto entre Israel y Hamás el pasado 7 de octubre.
Primero ha sido el presidente iraní, Ebrahim Raisí, que ha calificado el ataque de Israel como un "crimen terrorista" y una "flagrante violación de las normas internacionales". "Este cobarde crimen no quedará sin respuesta", ha prometido el mandatario.
Por su parte, Hezbolá, el grupo libanés apoyado por Irán, ha asegurado este martes que "el crimen" israelí "no pasará sin que el enemigo reciba un castigo y una venganza".
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El bombardeo de Israel contra la residencia del embajador iraní en Damasco mató a siete miembros de la Guardia Revolucionaria, entre ellos el máximo responsable de la Fuerza Quds en Siria y Líbano, el general de brigada Mohamed Reza Zahedi, y su segundo, el general de brigada Mohamed Hadi Haj Rahimi.
"Una vez más, en un crimen terrorista y en flagrante violación de las normas internacionales, las sucias manos del régimen usurpador sionista (Israel) quedaron manchadas con la sangre de varios generales y oficiales de nuestro país", ha afirmado el presidente iraní este martes.
El mandatario presidió anoche una reunión del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán en la que se tomaron "decisiones oportunas" acerca de las respuestas al ataque, de las que no se han dado detalles.
"Creemos firmemente que su sangre pura derivará en una determinación aún mayor para resistir y enfrentar al arrogante enemigo, que tiene sed de sangre y no se ha quedado satisfecho con la matanza de decenas de miles de niños y mujeres en Gaza", ha asegurado el grupo Hezbolá en un comunicado.