Israel se prepara frente "al mayor peligro en Oriente Próximo desde 1973": el ataque inminente de Irán
Joe Biden lleva desde el miércoles alertando de la preparación de un ataque iraní en represalia por el asesinato de siete miembros de la Guardia Islámica Revolucionaria en Damasco.
13 abril, 2024 02:38"Irán quiere lanzar un ataque a gran escala desde su territorio contra Israel. Israel responderá de inmediato con un contraataque aún más contundente. Lo que pueda pasar después constituirá el momento de mayor peligro en Oriente Medio desde 1973". Son palabras de Marco Rubio, senador por Florida y vicepresidente del comité de inteligencia del Senado estadounidense, quien insistió en su siguiente post de Twitter este viernes por la tarde: "Salvo cambios de última hora, Irán va a atacar Israel. La respuesta y el riesgo de escalada dependerá de qué y cómo ataquen".
El mensaje está claro y ha permeado toda la comunicación política y mediática en Estados Unidos (EEUU). El miércoles, fue el presidente Joe Biden el que alertó de la preparación de un ataque iraní en represalia por el asesinato de siete miembros de la Guardia Islámica Revolucionaria en Damasco. Este viernes, le tocó el turno a John Kirby, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, quien aseguró en rueda de prensa que las amenazas de Irán eran "reales y viables", aunque no quiso discutir su inminencia.
Incluso el diario The Wall Street Journal, citando fuentes de la inteligencia estadounidense, hablaba de este fin de semana como fecha probable del ataque, aunque nadie sepa con certeza cuáles van a ser los objetivos ni desde dónde se va a producir la respuesta iraní. Desde Teherán, se apunta a "objetivos militares", pero ese es un término muy amplio en un país volcado en su seguridad como Israel. También podría tratarse de intereses israelíes fuera de su territorio, o incluso de embajadas establecidas en países árabes, lo que supondría un doble castigo: para Israel y para quien lo reconoce como Estado.
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La implicación de EEUU
Nadie parece dudar ahora mismo de que estamos en las horas previas a una gran tragedia para Israel. El asunto, a la hora de calibrar la respuesta, no será solo que ataque Irán ni cuántas víctimas provoque, sino desde dónde salgan los misiles. Si Teherán elige utilizar a alguna de sus milicias 'proxy' -los hutíes en Yemen, la propia Guardia Islámica en Irak y Siria, Hezbolá en Líbano o Hamás en Gaza-, lo normal es que la respuesta sea contra esas propias milicias. Es el escenario más optimista con el que podemos contar ahora mismo.
Dicho esto, la insistencia desde EEUU en que el ataque partirá de Irán es alarmante. Puede que sea una manera de disuadir a Jamenéi y los suyos, pero tiene que haber algo más. David Cameron, ex primer ministro de Reino Unido y actual ministro de asuntos exteriores, avisó a su homólogo iraní de las consecuencias de un posible ataque directo. También lo hicieron otros ministros europeos. Obviamente, ellos cuentan con la misma información de la que dispone la inteligencia estadounidense.
Dichas consecuencias son incalculables, pero no invitan a pensar en nada bueno. Desde luego, no limitarían el conflicto a Oriente Próximo y llevarían la tensión en todo el mundo a unos niveles anteriores incluso a la crisis de 1973. Aunque Kirby no quiso confirmar si EEUU ayudaría a Israel en su respuesta contra el posible ataque iraní, fuentes de la Casa Blanca y del Pentágono lo dan por hecho. Irán no sólo entraría en guerra con Israel, sino que EEUU se uniría al conflicto contra un país cuyo desarrollo nuclear desconocemos con precisión.
En ese sentido, Oriente Próximo se convertiría en una especie de "todos contra todos". Hay bases estadounidenses en Siria, en Irak, en los emiratos... y pueden servir como elementos de defensa o de ataque. En otras palabras, EEUU podría responder a las milicias iraníes o al propio Irán desde esas bases o desde los numerosos buques de guerra movilizados en la zona desde hace meses... pero a la vez podría ser objeto fácil de ataque, incluyendo como decíamos sus embajadas y consulados en toda la zona.
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Rusia como aliado de Irán
La escalada que supondría un ataque conjunto de Israel y EEUU sobre Irán es imposible que quede ahí. Los países árabes tendrían que decidir qué bando tomar. Por un lado, tanto Arabia Saudí como los emiratos tienen una relación muy complicada con Irán, tanto por cuestiones religiosas -sunitas frente a chiítas- como puramente geopolíticas. Ahora bien, por otro lado, les sería complicado apoyar una coalición que incluya a Israel frente a un país musulmán. Si Arabia y Qatar se ponen del lado de Jamenei y rompen lazos con EEUU, Occidente habrá perdido a sus grandes aliados en la zona. Lo mismo se puede aplicar a Jordania o Egipto.
No serían los únicos en enfrentarse a este serio dilema. Rusia es uno de los grandes aliados políticos y militares de Irán. Cuando Putin necesitó drones y munición para resistir a la contraofensiva ucraniana de verano de 2022, ahí estuvieron Jamenéi y Raisi para enviarle todo lo que necesitara. Desde entonces, la conexión es absoluta y las maniobras militares conjuntas, habituales, en ocasiones, compartidas con China o con Corea del Norte.
Si EEUU entra activamente en el conflicto atacando territorio iraní, es impensable que los líderes chiítas no reclamen a Putin una ayuda equivalente. Es cierto que el líder ruso tiene un largo historial de traiciones a sus espaldas y que nunca ha parecido interesarse por nada que no sea en su estricto beneficio, pero no hay que descartar que, de una manera u otra, Rusia entre también en guerra del lado iraní, algo que colocaría al mundo muy cerca de una confrontación a escala global.
¿La oportunidad de China?
Lo único que puede evitarlo es que la agenda rusa, con una guerra abierta en Ucrania, no coincida con la iraní y decida esperar. Putin lleva mucho tiempo esperando a ver a Trump al frente de la Casa Blanca y tal vez no quiera adelantar acontecimientos. Piensa que, en pocos meses, puede conseguir mucho a muy poco precio y es difícil ver qué puede ganar ahora Rusia en todo esto, más allá de satisfacer a un aliado. Tampoco sabemos qué pensará China al respecto. Hasta ahora, se ha limitado a observar y repetir que sus principios sagrados son la integridad territorial y la resolución pacífica de los conflictos.
Lo que pasa es que sabemos que China quiere Taiwán y que la quiere ya. Puede que Xi Jinping sienta la tentación de aprovechar el momento: Europa y la OTAN están volcadas en Ucrania, si EEUU se enreda con Irán y Rusia... ¿quién defenderá a la República de China de un ataque masivo de su vecino continental? Probablemente, de eso hablara Biden con sus homólogos japonés y filipino en la reunión que mantuvieron este martes en la Casa Blanca. Es una preocupación constante en otro punto caliente del planeta.
Sea como fuere, Israel prepara sus defensas con urgencia. El ataque puede venir del norte (Líbano), puede venir del oeste (Gaza) o puede venir del este (Irán). Puede afectar grandes ciudades o complejos militares en medio del desierto. Puede llegar en forma de atentado o de misil que cruza los cielos. Todas las posibilidades están abiertas; incluso, como decía el propio Rubio, que al final haya un cambio de última hora y Jamenéi decida no meterse en más líos.
Los rumores electromagnéticos
Y es que hay que tener en cuenta que podría darse el caso de que Israel lograra detener los misiles iraníes, pero aun así considerara el ataque como una declaración de guerra y respondiera en consecuencia. Los medios hebreos hablaban este viernes del uso de una bomba electromagnética contra Teherán, pero eso es algo que no se ha hecho jamás. La bomba electromagnética no causa en principio daños humanos, pero destroza todos los sistemas de comunicación. En palabras de los expertos, "devolvería a Irán a la Edad Media".
Es muy improbable, en cualquier caso, que Israel se arriesgue a tanto. Quedaría arrinconado como un paria entre la comunidad internacional e incluso EEUU se vería obligado a tomar medidas. Sólo un ataque realmente devastador justificaría una respuesta de ese tipo. Si llega el lunes y todo sigue en su sitio, podremos respirar con un poco más de alivio.