El Centro Islámico de Hamburgo (IZH, por sus siglas alemanas) pasa por ser una de las más antiguas instituciones islámicas de Alemania y Europa. Forma parte de la comunidad chií de Alemania y está presidido por una mezquita que en las guías turísticas de la ciudad portuaria aparece como un "trozo de Oriente en el corazón de Hamburgo".



La "mezquita azul", la llaman por el color que domina en la edificación, levantada en los años cincuenta. Tiene capacidad para unas 1.500 personas en su sala de rezo. Pero el IZH es más que un monumento que visitar en la ciudad portuaria del norte de Alemania. De hecho, en vista de los reproches que se le hacen de un tiempo a esta parte, quien quiera visitarla debería darse prisa en hacerlo. Porque no sorprendería que las autoridades germanas cerraran próximamente a cal y canto este complejo islámico. La presión política para que eso ocurra difícilmente podría ser mayor. Los claros vínculos del IZH con Irán se han hecho insoportables en Alemania.



En Hamburgo, la Oficina para la Protección de la Constitución – los servicios secretos del Ministerio del Interior de la ciudad-estado del norte teutón – tiene en su punto de mira a la "mezquita azul" desde principios de los años noventa. Lo considera "un instrumento del Estado iraní".

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Ya desde tiempos los tiempos en los que estaba Angela Merkel en el poder se decía que el IZH se dedicaba a la "exportación de la revolución islámica" iraní en calidad de uno de "los más importantes centros de propaganda" del régimen de los ayatolas en Occidente. El Gobierno del canciller Olaf Scholz, quien debe conocer bien al IZH porque el ahora jefe del Ejecutivo germano fue años atrás alcalde de Hamburgo, ha tomado pasos decisivos contra el IZH. Pero el centro islámico sigue abierto.



Casi medio siglo después de la revolución islámica en Irán, al IZH le ha dado tiempo para tener importantes ramificaciones por toda la geografía alemana. Lo demuestra que en la gran operación policial contra el IZH que lanzaba a finales del año pasado la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA, por sus siglas alemanas) se movilizaran 800 policías en siete Länder alemanes en los que se realizaron 54 registros.

Había otras asociaciones investigadas que sufrieron registros, pero de eI IZH ya decían entonces en el Ministerio del Interior que era una institución sospechosa de "actuar contra el orden constitucional y contra los acuerdos internacionales".



Se sospecha en Berlín que el IZH tenga vínculos con la organización terrorista libanesa Hezbolá, un aliado estratégico en Oriente Próximo del régimen de Teherán, y otras organizaciones terroristas, según indican en el Ministerio del Interior alemán. En concreto, según la Oficina para la Protección de la Constitución de Hamburgo, se tiene constancia de que el IZH habría estado apoyando asociaciones que terminarían siendo prohibidas por dedicarse, entre otras cosas, a "la recaudación de fondos para familiares de terroristas de Hezbolá muertos en combate".

"Relaciones personales e ideológicas con Hezbolá"

"Relaciones personales e ideológicas entre el IZH y Hezbolá", el "antisemitismo" o la "deslegitimación de la democracia" son sólo algunos puntos por los que la Oficina para la Protección de la Constitución ya había dejado claro por qué era, como mínimo, problemático tener una institución como el IZH abierta en Hamburgo. Esta ciudad-estado es la segunda urbe más poblada de Alemania, con casi 1,9 millones de habitantes.



En el IZH dicen "confiar en el Estado constitucional alemán" y en que las actuales pesquisas que pesan contra la organización no corroboren las sospechas. En cualquier caso, el pogromo terrorista de Hamás contra Israel perpetrado el pasado 7 de octubre no ha hecho más que acentuar la atención que ponen las autoridades teutonas en la "escena islamista" alemana que la ministra del Interior de Scholz, la también socialdemócrata Nancy Faeser, dice tener en "el punto de mira". Hay que tener en cuenta que, en Alemania, la seguridad de Israel se considera una "razón de Estado".



Así, tras los últimos días de ataques y represalias protagonizados por Israel e Iran, en Hamburgo los hay que piden ya abiertamente el cierre del IZH. "El actual ataque sin precedentes de Irán contra Israel muestra una vez más la naturaleza criminal del régimen islamista radical de Teherán.

También, por esta razón, el IZH ya no tiene cabida en nuestra ciudad. Espero que el procedimiento de prohibición del Ministerio federal del Interior concluya rápida y satisfactoriamente", afirmaba el ministro del Interior del Land que es Hamburgo, el socialdemócrata Andy Grote, en unas declaraciones recogidas hace unos días por el diario muniqués Süddeutsche Zeitung.

En el Bundestag esperan llevar al IZH ante la justicia

En el Bundestag, los hay que piden ya el cierre del IZH. Los hay en la mayoría gubernamental, compuesta por socialdemócratas, ecologistas y liberales que se expresan muy claramente al respecto. Por ejemplo, Konstantin von Notz, uno de los vicepresidentes del Grupo Parlamentario de Los Verdes en la Cámara Baja alemana.



Von Notz ha dicho recientemente al diario Die Welt que él "espera que se utilicen todos los medios legales par llevar finalmente al IZH ante la Justicia e impedirle cualquier actividad".



En el principal partido de la oposición en el Bundestag, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), ven bien que el Ministerio del Interior de Scholz esté moviendo ficha hacia una eventual prohibición del IZH, aunque lamentan que lo esté haciendo a un ritmo que los conservadores juzgan demasiado lento. Jürgen Hardt, portavoz para asuntos internacionales de la CDU, ha manifestado que debe haber urgencia a la hora cerrar el IZH.



"No podemos, como Estado, mirar cómo los enemigos de la libertad abren una plataforma para sus actividades. Hay que acabar con esta ingenuidad", ha lamentado Hardt en declaraciones al Die Welt. Su partido ha promovido sin éxito iniciativas parlamentarias para prohibir ya el IZH.

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Según Hardt, "hace falta una Zeitwende en la lucha contra el terrorismo, la injusticia y las autocracias que ocupe a la política de Interior". Alude a la expresión Zeitwende – o "era de cambio" – en la que Scholz dijo había entrado Alemania después de que Rusia lanzara su ilegal guerra de agresión contra Ucrania hace algo más de dos años.



Para Alemania, esa Zeitwende ha supuesto, frente a Rusia, cambios en materia de política energética, independizándose a la fuerza del gas natural ruso del que se hizo dependiente hasta 2023, y a nivel de seguridad y defensa, dando pasos hacia su rearme. Frente a Irán, Alemania ya ha demostrado iniciativa para que haya una nueva ronda de sanciones internacionales contra el régimen de Teherán tras el que era este mes el primer ataque directo iraní contra Israel. La democracia de Oriente Próximo repelió con éxito con ayuda de Jordania, Arabia Saudí, Estados Unidos, Reino Unido y Francia.