El Líder Supremo de Irán dirigió el miércoles en Teherán las oraciones del funeral del presidente Ebrahim Raisí en un momento clave: el clero se plantea ya la elección de un sucesor para el ayatolá Jameneí, de 85 años.
El fallecimiento de Raisí en un accidente de helicóptero de la región de Azerbaiyán Oriental tampoco llegó en un momento oportuno para la política iraní. Las tensiones son cada vez mayores entre la cúpula clerical y la sociedad en general. Por otro lado, el endurecimiento de los controles políticos y el declive de la economía son solo agravantes.
Por ello, la República Islámica ha querido convertir los dos funerales de Estado de este viernes —además del presidente, en el helicóptero viajaba el ministro de Exteriores— en una muestra de fuerza y continuidad ante las amenazas tanto internas como externas de un régimen con 45 años de antigüedad.