El Ejército israelí ha intensificado este viernes sus ataques e incursiones en el corazón de la ciudad de Rafah, sur de Gaza, como en su costado occidental, lo que llevó a la destrucción de barrios residenciales y a combates cuerpo a cuerpo con milicianos de Hamás.
Según confirmaron a Efe fuentes palestinas, los ataques se concentran ahora en Al Auda, en el centro de la ciudad de Rafah, y en Tal al Sultan, un barrio en el noroeste. La zonas sur y este llevan bajo ataque desde que los tanques israelíes iniciaran su incursión en la urbe el pasado 6 de mayo.
"Toda la ciudad de Rafah es un área de operaciones militares israelíes", ha dicho este viernes Ahmed al Sofi, alcalde de Rafah, en un comunicado difundido por Hamás en Telegram. "La ciudad vive una catástrofe humanitaria y la gente está muriendo dentro de sus tiendas debido a los bombardeos israelíes", añade.
Sofi añadió que no queda ningún centro médico funcionando en la ciudad y que los residentes y desplazados -según UNRWA unas 65.000 personas, si bien antes de la incursión militar eran 1,4 millones de gazatíes los refugiados en Rafah- no pueden cubrir sus necesidades diarias de comida y agua.
El tercer punto de intensa actividad militar, según informaron fuentes locales a Efe, sigue siendo el denominado corredor de Filadelfia, la línea fronteriza con Egipto que Israel aspira a controlar, según fuentes castrenses, a fin de cortar la red de túneles que abastece a Hamás le ayuda tanto a rearmarse como a atacar.
En este área la destrucción de infraestructura está siendo absoluta, creando una especie de franja de amortiguamiento, al igual que en el barrio saudí de Rafah (oeste), donde tropas de ingeniería están volando por los aires edificios residenciales.
Falta de comida
En total, y de acuerdo a cifras del jueves difundidas por Sanidad, ya son más de 37.400 los gazatíes muertos y 85.600 los heridos en una guerra que muchas voces temen podría enquistarse, si bien fuentes castrenses aseguran que aspiran a derrotar a los batallones de Hamás en Rafah en las próximas semanas.
Desde esta mañana, al menos 22 personas han muerto en la Franja, de acuerdo con fuentes médicas, entre ellos cinco trabajadores municipales, incluido el jefe del servicio de urgencias, denunció al ayuntamiento de Rafah.
También se dieron ataques mortales en Zeitun, en la norteña ciudad de Gaza, que causaron al menos ocho muertos, y en las áreas centrales de Nuseirat y Deir el Balah, según la agencia palestina Wafa.
"Durante la actividad operativa en el centro de la Franja de Gaza, varios terroristas fueron identificados cerca de las tropas y eliminados en un ataque con aviones no tripulados" (drones), informa este viernes un comunicado castrense sin dar más detalles.
En el norte, la falta de comida y de alimento sigue siendo una cuestión crítica. Según datos de la ONU del 1 al 18 de julio, de las 61 misiones coordinadas de asistencia humanitaria al norte de Gaza solo 28 -el 46% - fueron facilitadas por las autoridades israelíes, detalla la Agencia de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
"La ausencia de alimentos saludables y agua potable acelera la propagación de enfermedades", alertó en un comunicado Hosam Abu Sfiya, el director del Hospital Kamal Adwan, en el norte de la Franja. "No hemos recibido ningún suministro esencial en el norte de la Franja de Gaza, especialmente alimentos para niños".
Vuelve a hepatitis
La realidad en el enclave es que solo una ínfima minoría puede comer de forma regular, ante la ausencia de alimento o precios inasequibles. Muchos lo hacen una vez al día y faltan leche y papillas, denuncian organizaciones sobre el terreno. Además, la escasez de combustible obliga a quemar plástico o leña para cocinar.
Algunas enfermedades están resurgiendo, como la hepatitis y la gastroenteritis.
"Todo lo que podemos ofrecer son algunas soluciones médicas para niños desnutridos", continuó Hosam Abu Sfiya. "Exigimos la entrada de combustible, alimentos y suministros médicos".
Por su parte, la ONG Médicos Sin Fronteras advirtió hoy del trauma psicológico que la guerra está causando a los niños gazatíes, con algunos sin ganas de seguir viviendo rodeados de tanta muerte.
"Lo que estamos viendo en los niños pequeños, especialmente, son síntomas de depresión porque lo han perdido todo. Han perdido a sus padres, a sus hermanos, su casa, sus juguetes, todo lo que hacía que su vida diaria fuera normal", dijo la organización en un comunicado.