El Tribunal Supremo de Israel dictamina el fin de la exención militar para los judíos ultraortodoxos
Los ultraortodoxos amenazaron con abandonar Israel si se les obligaba a alistarse. Esto pondría en peligro la continuidad del Gobierno de Netanyahu
25 junio, 2024 10:46El Tribunal Supremo israelí ha dictaminado este martes por unanimidad el fin de la exención militar para jóvenes judíos ultraortodoxos, una medida muy polémica que históricamente ha dividido a la sociedad israelí, especialmente desde la guerra en la Franja de Gaza.
La Corte decidió que "no existe base legal para excluir a los hombres ultraortodoxos del reclutamiento" y que si no sirven en el Ejército tampoco deben recibir subvenciones educativas y de asistencia social financiadas con fondos públicos.
Hasta ahora pueden evitar el servicio militar obligatorio si estudian a tiempo completo en una escuela talmúdica -sin trabajar- mientras viven a costa de subsidios y ayudas del Estado.
Ya el pasado mes de marzo el jefe rabino sefardí, Yitzhak Yosef, advirtió de que los judíos ultraortodoxos abandonarán "en masa" el país si el Gobierno israelí acababa con las excepciones del alistamiento militar de las que esta comunidad disfrutaba hasta ahora. "Si nos obligan a ir al Ejército, todos nos mudaremos al extranjero", dijo en una de sus lecturas semanales.
Lo cierto es que no queda claro si este fallo del Supremo implica el envío inmediato de órdenes de reclutamiento a los casi 67.000 ultraortodoxos de entre 18 y 26 años elegibles para el servicio militar obligatorio en estos momentos o será un proceso gradual.
Este fallo pone en serio peligro la actual coalición de Gobierno de Benjamín Netanyahu ya que los dos partidos ultraortodoxos -Shas y Judaísmo Unido de la Torá- se oponen frontalmente al reclutamiento de los jóvenes jaredíes. De hecho, ya han amenazado con abandonarla si la medida entra en vigor, poniendo en peligro su supervivencia porque aportan 18 escaños vitales para la continuidad de Netanyahu.
Leen la Torá en vez de trabajar o alistarse
La exención militar para los judíos ultraortodoxos no es una ley, sino una disposición ejecutiva que se prolonga periódicamente y que existe desde el nacimiento del Estado de Israel en 1948, aunque hay varias sentencias judiciales que indican que viola el principio de igualdad que rige en la ley básica israelí.
A pesar de que este principio lleva años sin cumplirse, los partidos ultraortodoxos han empleado siempre esta cuestión como método de presión y de negociación para apoyar a un Gobierno, en este caso el de Netanyahu, a quien pueden hacer caer.
De hecho, el jefe rabino sefardí, Yitzhak Yosef, lleva varios meses amenazando con la salida del país de todos los ultraortodoxos si les obligaban a hacer el servicio militar e ir a la guerra.
"Si nos obligan a ir al Ejército, todos nos mudaremos al extranjero", llegó a decir. Con esta frase Yosef buscaba, sin éxito, rebajar las presiones que diferentes sectores de la sociedad israelí -entre ellos, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, familiares de soldados en activo y un nutrido grupo de exgenerales y altos cargos- llevaban ejerciendo durante meses para que los israelíes ultraortodoxos se sometan también al servicio militar, en plena guerra en Gaza, tras presentar una moción ante el Tribunal Supremo israelí.
"Toda esta gente secular no entiende que sin kollels o yeshivás (escuelas de judaísmo), el Ejército no tendría éxito", llegó a decir el rabino, refiriéndose a las instituciones donde los hombres religiosos estudian durante varias horas al día textos judíos en lugar de trabajar o alistarse. "Los soldados sólo tienen éxito gracias a quienes aprenden Torá", añadió.
Este rabino sefardí es una de las figuras religiosas más influyentes de Israel, hijo además del difunto fundador del partido ultraortodoxo sefardí Shas, que forma parte de la coalición del Gobierno de Netanyahu, por lo que su continuidad podría estar en peligro tras la decisión del Supremo.
Estas palabras del rabino encontraron la total oposición pública del por aquel entonces ministro del gabinete de guerra, Benny Gantz, -que dimitió el pasado 9 de junio- quien las calificó de "golpe moral al Estado y la sociedad israelíes".
"Todos deberían participar en el sagrado derecho de servir y luchar por nuestro país, especialmente en este momento difícil, incluidos nuestros hermanos ultraortodoxos", dijo.
En la misma línea se pronunció el líder de la oposición, Yair Lapid, quien tildó de "vergüenza" e "insulto" los comentarios del rabino Yosef hacia los soldados que "sacrifican sus vidas" por la defensa del país.
"Si los jaredíes van al extranjero, se encontrarán con que allí tendrán que trabajar para ganarse la vida, sin siquiera soñar que alguien los financiará su estilo de vida", afirmó Lapid sobre el hecho de que sólo el 55% de los hombres jaredíes israelíes tienen empleo.
Son el 13% de la población israelí
Durante décadas, los israelíes ultraortodoxos, que representan el 13% de la población -1,3 millones de personas-, han mantenido una exención casi general a cumplir con el servicio militar obligatorio si se dedican a los estudios religiosos. Incluso durante la guerra en Gaza y la movilización masiva de unos 300.000 reservistas y las peticiones casi constantes de que todos los jóvenes en Israel cumplan con su "deber" militar.
A pesar de esto, en 2017 el Tribunal Supremo determinó que estas exenciones eran "discriminatorias" e "inconstitucionales" y pidió al Estado que buscara una solución.
Pese a ello, los diferentes gobiernos israelíes han ido prolongando esta disposición ejecutiva, aprobada desde la creación del Estado israelí. La última vez fue en junio de 2023 durante nueve meses, mientras preparaba una nueva extensión.
A esa nueva extensión expiró a principios de abril de este año y numerosos grupos de la sociedad civil de Israel han reclamado acabar con los privilegios de los ultraortodoxos.
Por este motivo, el Supremo israelí comenzó a principios de junio a escuchar argumentos en el caso de la exención militar de los judíos ultraortodoxos. El Ejecutivo en este caso ha estado representado por un abogado privado, ya que la fiscal general, Gali Baharav-Miara, se ha declarado en contra de la exención militar, llegando a declarar que el Gobierno actúa "sin autoridad" al tratar de prevenir el reclutamiento.
Una cuestión de dinero
En una encuesta publicada por el Instituto para la Democracia israelí un 71% de los judíos israelíes apoya que se anule la exención militar para los jaredíes; un porcentaje que asciende al 86% en el caso de los seculares. Sólo un 19% de los ultraortodoxos comparte esa postura.
Más allá de ser un motivo de tensión social, esta excepción es también un problema económico, ya que eta comunidad vive de subvenciones del Estado.
El pasado mes de abril el Banco de Israel ya avisó al Gobierno en su informe anual sobre los daños que provocaría a la economía del país si los judíos ultraortodoxos no se unen al Ejército.
Entre otras cosas porque la guerra de Israel contra Hamás en Gaza supone una carga cada vez mayor para la economía israelí, ya que además del gasto militar, son muchos los han tenido que abandonar sus puestos de trabajo habituales para alistarse al Ejército.